¿Quién duda que este Día Internacional de los Trabajadores amanezca la capital con el contagioso ritmo de improvisadas congas de quienes quieren ser de los primeros en la Plaza de la Revolución José Martí?
Ha sido una tradición de muchos que han acudido al escenario principal de nuestras batallas —al que regresamos en este 2025— no esperar las claridades del día para estar presentes en la cita. Es el lugar que ha conquistado la admiración del mundo por sus multitudinarios desfiles que expresan con imágenes —más elocuentes que las palabras— la decisión de esta pequeña nación de no dejarse avasallar por el imperio y de defender a toda costa su independencia y soberanía.
Es una fiesta no solo de los trabajadores sino de todo el pueblo, en todas las plazas y calles de la nación. Si bien las circunstancias reclaman mayor racionalidad y organización, no escatiman en entusiasmo. La celebración siempre ha juntado a hombres, mujeres, ancianos y niños de la mano de sus padres o erguidos sobre sus hombros, haciendo ondear con entusiasmo su banderita cubana. ¿Y cuántos de esos pequeños son ahora adultos y recuerdan con emoción esa experiencia? ¿Y cuántos de esos que marchan se sienten orgullosos de la cantidad de desfiles en los que han participado?
Dentro de ese mar de patriotas avanza decidida la juventud, protagonista del presente y garantía de la continuidad de la obra mezclada con jóvenes de otras latitudes que han acudido a apoyar a una sociedad que los prepara para trabajar en favor de los suyos.
Unidad es la palabra que puede resumir cada uno de los desfiles a lo largo de más de 60 años, una fortaleza que en vano sucesivos gobiernos de Estados Unidos han tratado de resquebrajar en su empeño por aniquilar el peligroso ejemplo universal de esta Antilla Mayor, liberada para siempre de su tutelaje neocolonial.
Quizás apostaron a que con el recrudecimiento del bloqueo y el redoblado acento por asfixiarnos se haya logrado su propósito declarado de causar desaliento y falta de fe en el proyecto social que construimos, y por tanto que fallara la movilización al Primero de Mayo. Pero se equivocan.
La más poderosa de las razones que nos convocan al desfile es la de proclamar que hemos resistido y que lejos de dejarnos vencer, estamos constantemente buscando fórmulas para seguir adelante y no abandonamos nuestros sueños.
El pueblo padece las penurias que nos han impuesto desde el Norte, sin embargo, la actitud de los cubanos dignos puede resumirse en una idea del Apóstol: “Cuando se tienen los ojos fijos en lo alto, ni zarzas ni guijarros distraen al viajero de su camino, los ideales enérgicos y consagraciones fervientes no se merman en un ánimo sincero por las contrariedades de la vida”.
Suman ya 25 años de aquel memorable Primero de Mayo en que el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz dio a conocer su concepto de Revolución, que contiene razones y motivaciones esenciales para acudir a esta convocatoria y reflexiones para estos tiempos.
Es así cuando llama a actuar con sentido del momento histórico, tal vez uno de los más difíciles de los vividos desde la victoria, que nos compulsa a emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos, lo que representa para cada trabajador el imperativo de ser cada vez más eficiente y creativo en su puesto de labor para satisfacer las necesidades de la sociedad.
Como Fidel apuntó, estamos permanentemente desafiando poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional, lo que nos compromete a mantener un análisis crítico del camino a recorrer para cambiar a tiempo lo que deba ser cambiado y estar preparados ante las maniobras del enemigo. Y en ese empeño no permitir que se dañen valores que nos han caracterizado como patriotas: modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo.
Es el momento para reiterar, con Fidel, la disposición de luchar con audacia, inteligencia y realismo y no abandonar jamás nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo.
Todo eso es el Primero de Mayo, una fecha de reafirmación de nuestra unidad, de lealtad a la patria y de apoyo a los que luchan en el mundo por la defensa de sus derechos y la paz. Y la invitación es a ser, en cada plaza, de los primeros, el Primero.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …