Varadero.— A Luis Ángel Martínez y Lismay Osorio, mitad tenacidad y mitad corredores, les inunda el cansancio en la línea de meta. El triunfo con sus múltiples rostros les mira fijamente a los ojos. ¿Qué han hecho para imponerse en la VI edición de la Maratón Internacional de Varadero?

Por supuesto que correr mejor que los demás, ¿pero qué fuerza u objetivos los impulsaron? Entre un montón de felicitaciones y gritos de júbilo les enfocan las cámaras y mientras levantan las manos y regalan gestos de victoria dicen… Disculpen, ¿qué escribo? Esta historia no marcha del todo bien. Los relatos hay que comenzarlos por el principio.
La alarma del teléfono sonó casi a las cinco de la mañana. Desde el día anterior tenía decidido lanzarme al peligro. Era demasiado tarde para arrepentirme. Tenía el estómago algo revuelto, pero a mi manera había resuelto correr un tramo de la carrera…
Aproveché mi “privilegio” de periodista y a mi ritmo fui sacudiéndome de todas mis dudas en cada zancada. Tenía piernas, y corazón ¿qué más?, y fuerzas. Era mi día. Dejaría que los favoritos lanzaran su estrategia. Solo me dedicaría a palpar su experiencia y, por supuesto, la mía…
Todos los corredores al margen de su linaje competitivo leen el trayecto. Si es hora de adelantar, mantenerse en el grupo o “desangrar” al que tiene a su lado.
Sobre la marcha se ve mucho. Algunos se dan ánimos. Otros se rinden y lloran en el hombro de un espectador. Varios concluyen y se frenan lastimados muscularmente, pero más sabios y fuertes. El espíritu de superación grita alto y robustece…
Todavía me queda algo de “gasolina en el tanque”. Disminuyo el paso y en silencio agradezco el vasito de café, que me regaló mi compañera de trabajo Yamilé Pizaco. Su esposo participa en la competencia y ella ejerce a cabalidad su papel de escudera en apoyo espiritual y logístico. ¡Qué bueno contar con mujeres así!, digo y recuerdo a mi madre y a mi esposa…
Llega la parte mortal de la carrera. Pulsear contra la extenuación y los pensamientos negativos. Confieso que hace cerca de una hora que abandoné la brega, mas me muevo por distintos espacios del asfalto para apreciar cómo ciertos “locos” valientes cometen la temeridad de desafiar los códigos que dicta la persecución. ¡Aplausos para ellos! También temen y la sensatez les obliga a refugiarse en pequeños grupos que se asemejan a islas andantes. ¿Será otra forma de sobrevivir?…
Ya en la meta un muchacho de aspecto desaliñado y sudoroso se hace un último selfi para la posteridad. Dos muchachas hidratan sus labios fruncidos, un señor mayor como poseído asiente satisfecho y Ernesto Javier, un muchacho con una discapacidad, abraza a su padre hasta estrujarlo de emoción; definitivamente correr es para siempre… Disculpe si en algún momento de esta historia, tan dura como sincera, he perdido el hilo conductor, porque no es fácil correr y narrar, pero ¿qué dijeron los ganadores?
Luis Ángel Martínez (2:44:39), ganador de la maratón: “Fue una carrera dura, el clima no ayudó mucho. No salió la marca, sí el resultado. Ahora seguiré preparándome para las competencias que restan en el año como el Marabana”.
Lismay Osorio (3:52:50), triunfadora de la maratón, no pudo ofrecer declaraciones, concluyó muy extenuada y requirió de una mayor recuperación.
Alejandro Rodríguez (1:07:14), campeón de la media maratón: “Me preparé bien. Los rivales fueron competitivos. Vine para ganar. El circuito fue cómodo, es plano. Afecta el viento, si utilizas bien la estrategia se puede hacer. Solo he corrido esta distancia dos veces”.
Anisleidis Ochoa, ganadora de la media maratón: “Tuve buen ritmo, pero el aire frenaba algo. No estoy feliz con la marca, sí con la victoria. Ahora a entrenar para la Copa Cuba y el Memorial Barrientos”.