El principio marxista que sostiene la alianza obrero campesina como piedra angular en la construcción del socialismo adquiere más relevancia que nunca en la Cuba actual, porque sobre los hombros de estas clases sociales, sin disminuir el protagonismo de otros segmentos poblacionales, descansa el futuro de la nación.

Y entre los tantos desafíos del campesinado, hoy son prioridades diversificar las producciones y mejorar el entorno de las comunidades rurales, donde están enclavadas estas formas productivas que incluyen a las UBPC, las CPA y las CCS, tanto de la Agricultura como de Azcuba encargadas de entregar el 80 por ciento de los alimentos destinados a la población.
Sobre esas cuestiones llamó la atención el vice primer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca al intervenir el Asamblea Provincial 13 Congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap), celebrada en Las Tunas, e indicó “desempolvar” el Decreto Ley 76, de 2023, instrumento jurídico que respalda, entre otros temas, la autogestión de estas formas productivas y es una vía para lograr el cambio.

Resaltó la importancia de revisar en todas las cooperativas el cuerpo legal citado y ajustarlo a sus condiciones, elaborar los reglamentos, los estatutos y los demás documentos que permitan su inclusión en el Registro Mercantil para recibir la autorización de comercializar, que es un imperativo de estos tiempos.
Y señaló que en las valoraciones de las juntas directivas deben estar dirigidas a buscar respuestas a la interrogante: ¿Qué tengo que hacer en mi cooperativa para generar más ingresos y aumentar los anticipos que ahora no rebasan los tres mil pesos?, lo que motiva la fluctuación de la fuerza laboral hacia otras o las mismas labores mejor remunerada en otros lugares.
Tapia Fonseca llamó a darle una mirada integral a la lucha contra el delito, fundamentalmente, a los robos y al hurto y sacrificio de ganado mayor, y contrastó estas manifestaciones con otros problemas que impactan en la actividad como las muertes de ganado por el mal manejo de la masa: falta de comida y de agua, que duplican la cifra de en relación con el hurto.
También habló de indisciplinas que son delitos y detalló algunas: no declarar nacimientos, ocultar muertes, la subdeclaración y no cambiar de categoría a la masa, desvío de las producciones y otros asuntos que llamó a discutir con la objetividad y profundidad requeridas.
Tapia Fonseca enfatizó: “Si cada una de las cooperativas les compra directamente a los productores y comercializa, bajan los precios porque no hay intermediarios”, y ese es otro reto y un anhelo popular.

El éxodo hacia las ciudades es una amenaza real a la supervivencia del movimiento campesino y cooperativo, que ya es visible, también, en la desintegración de Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) por insolvencia económica, en la falta de contadores y de otros oficios porque sus titulares han emigrado hacia otros puestos laborales con ingresos superiores en mipymes, en cooperativas y en centros de trabajo de otras ramas.
“Hoy quedan 807 CPA en el país, y el 50 por ciento no rebasa los 50 miembros”, reflexionó Félix Duarte Ortega, miembro del Comité Central del Partido y presidente de la Anap, quien recordó la existencia en el pasado de más de dos mil de estas organizaciones, y convocó a defenderlas como símbolo de la posesión colectiva de la tierra. “Hay que visitarlas en composición multisectorial, y ver sus proyectos de desarrollo y acompañarlas en la solución de sus problemas.
Duarte Ortega insistió en que muchos de las dificultades que presentan son de carácter organizativo, de funcionamiento, y la solución está en diversificar la producción, en aumentar los anticipos con respaldo productivo, “no dependen de ninguna ley más, de ninguna resolución más, ni de esperar que desde arriba nos aprueben qué hacer. Depende de una gestión diferente…”, aseveró el dirigente campesino.
Dijo que las cooperativas son una empresa, y “tenemos que buscar maneras diferentes de hacer, y la economía es una de las máximas prioridades”, en alusión a su impacto en el bienestar de sus asociados y familiares, y del pueblo.
En comparación con el proceso orgánico anterior, en Las Tunas crece el número de asociados en 8,1 por ciento (mil 65 más), agrupados en 42 CPA y 118 Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) y la membresía supera los 20 mil.
Nuestros campos tienen buenos ejemplos que denotan la repercusión del quehacer colectivo y de la interpretación cabal de los imperativos de estos tiempos en algunas formas productivas, donde los anticipos superan los 18 mil pesos arrancados a las bondades de tierras bien atendidas y nacidos de la proactividad de hombres y mujeres que con alternativas vencen imponderables, carencias diversas, sequías…
Las evidencias fueron expuestas por delegados de las CPA Alianza Obrero Campesina (municipio de Amancio), Sabino Pupo (Manatí) y Asalto al Polvorín (Puerto Padre), y CCS, donde con la participación colectiva diversifican producciones que generan nuevos empleos, y transforman la vida en sus comunidades con la reparación de caminos, escuelas, consultorios médicos, bodegas y de otros servicios que la Revolución llevó a remotas comunidades como una conquista que sus moradores defienden con recursos locales.
Es loable y un compromiso, además, atender las necesidades comunitarias, a las personas vulnerables, las madres solteras con tres o más hijos y a las embarazadas.
Ahora bien, “si queremos cooperativas hay que atenderlas”, proclamaron Tapia Fonseca y Duarte Ortega, y argumentaron que es una tarea multisectorial porque forma parte del encargo de la organización anapista y de organismos e instituciones estatales que por ley tienen la obligación del acompañamiento, un asunto que todavía dista de lo jurídicamente dictado y necesario.
Los delegados eligieron al nuevo Comité Provincial, que su primera reunión ratificó como su presidente a Roberto Medrano Ledesma. También votaron por los delegados del XII Congreso, por celebrarse en La Habana el venidero mayo, un mes de significativa trascendencia para el campesinado cubano desde el primero de enero de 1959.
Acerca del autor
Licenciado en Periodismo (Universidad de Oriente, 1986), máster en Ciencias de la Comunicación (Facultad de Comunicación Universidad de La Habana, 2010). Inició como colaborador (1999) y desde el 2008 es corresponsal de Las Tunas. Profesor adjunto de la Universidad de Las Tunas con categoría de asistente. Cumplió misión en la República de Haití (2000) y en la República Bolivariana de Venezuela (2018-2021). Es colaborar del Periódico 26 y de la emisora provincial Radio Victoria.