Es un privilegio conocer a tu país por muy distante que estés, vale lanzarse a la aventura de descubrir por tí mismo lo que otros te han contado.




La primera vez que visité a la ciudad de Baracoa lo primero que me conectó a ella fue el Viaducto La Farola que no alumbra pero se conecta a la Ciudad Paisaje con el resto del mundo y constituye una obra constructiva calificada como maravilla de la ingeniería cubana.
Aquí comienza la verdadera aventura, en la carretera escoltadas a por montañas donde por un lado se deslizan aguas provenientes de manantiales y al otro están precipicios que en en algún punto están a 450 metros sobre el nivel del mar, con un paisaje digno de admirar.
Este vial desafía alturas y constantes curvas, algunas tan cerradas que ponen los pelos de puntas,
La humedad de sus suelos es delatada por la variada vegetación y distintas especies con su verdor intenso.
A medidas que te acercas a la ciudad primada. los olores agradables se van mezclando entre sí, como el de chocolate , coco y miel que se combinan con el sonido de las corrientes de sus ríos y el vaivén de las olas del mar que chocan en el muro del malecón.
La ciudad fue fundada el 15 de agosto de 1511 con el nombre de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa por el conquistador español Diego Velázquez
Es el más antiguo asentamiento de la isla después de la llegada de los colonizadores españoles y a ello debe su nombre de Ciudad Primada. En 1518 recibió el nombramiento de ciudad, fue la primera capital cubana y el primer obispado de la Isla.





Baracoa (en taíno): El toponímico de Baracoa es de origen aruaco y significa “existencia de mar” (de bara, “mar y coa, sufijo de existencia).
El municipio de Baracoa está entre los 20°18′ y 74°30′ longitud oeste, siendo sus límites, por el norte, el Océano Atlántico, por el sur, Imías y Maisí y por y por el oeste Moa. Abarca una extensión de 97 600 hectáreas con una población de 78 214 habitantes (2023), con una densidad de 84,5 habitantes/km2.
Hoy muchos la llaman la Ciudad Paisaje, la Ciudad de las Lluvias, la Ciudad de las Montañas y la Ciudad de las Aguas. Estamos de acuerdo porque su naturaleza envuelta de macizos montañosos, adornados por una vigorosa vegetación, de bosques vírgenes, pletóricos de flora y fauna endémicas, con ríos cristalinos y playas rodeadas de uvas caletas, almendros y cocoteros la hace poseer un sello distintivo, si la comparamos con el resto del país.
(Tomado del libro ¨Baracoa un paraíso cubano¨ de su historiador Alejandro Hartmann)