Diana, ahora sobre dos ruedas

Diana, ahora sobre dos ruedas

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Aliviar la situación del transporte popular, en medio de carencias y obs­táculos de todo tipo, ha distin­guido la Empresa Productora de Ómnibus Evelio Prieto Guillama (Caisa), ubicada en el municipio artemiseño de Guanajay, pieza imprescindible en el panorama industrial del país en sus 52 años de historia, cumplidos el pasado 14 de noviembre.

Los operarios ensamblan partes y piezas de las primeras motos marca Diana. Foto: Yudaisis Moreno Benítez

Desde el 2012, Caisa rueda por toda Cuba con la marca Dia­na, y justo fue el diseño y la pro­ducción de 350 ómnibus de este tipo en tiempo récord, lo que en el 2016 atrajo la bandera de Proeza Laboral a este colectivo, entonces con más de 500 traba­jadores.

Sin embargo, desde los tiem­pos difíciles de la COVID-19, la creciente crisis económica in­ternacional, las dificultades con proveedores, las deudas y la fal­ta de financiamiento para nue­vas producciones, casi cesaron el ensamblaje de ómnibus.

Mientras, en la entidad se em­peñaban en no cerrar puertas, con el precedente de las 43 medidas adoptadas por el Estado cubano, en función de la empresa esta­tal socialista. Estas son más que oxígeno, les aportan mayor auto­nomía y solución para tomarle el pulso a la inteligencia colectiva y poner manos a la obra en busca de nuevos resultados económicos.

Los operarios ensamblan partes y piezas de las primeras motos marca Diana. Foto: Yudaisis Moreno Benítez

Enero del 2025 llegó con nue­vos bríos: Diana seguirá rodan­do, pero ahora con solo dos rue­das, tras la incorporación de una línea para ensamblar motos.

Rosalina Ibáñez Hernández, jefa de taller, con 36 años de la­bor allí, tiene sobre sus hombros la nueva producción, y destacó durante nuestra visita que los operarios se familiarizaban con los procederes, para dar la arran­cada del proceso en este mes de febrero.

Conocimos que la venta se prevé a través de la Empresa Co­mercializadora Divet, con posi­bilidad de llegar a todas las pro­vincias.

 

Producción a tono con los tiempos

Ibáñez Hernández, entendida so­bre todo en materia de ómnibus, señaló que en esta nueva produc­ción trabajará con su colectivo de seis operarios, inactivos por falta de materias primas y provenien­tes del taller de plástico reforzado con fibras de vidrio.

Les corresponde desarmar cada brocal e iniciar el ensam­blaje que es mucho más fácil, pre­visto en tres etapas: el montaje de gomas, guardafangos y demás accesorios; el acople de parrillas, frenos y otros aditamentos…, y al finalizar, la prueba de rodaje.

Ya entre una y otra moto Dia­na —rojas, azules, negras y blan­cas— Yurizán Collazo Salgado coloca patas de freno, descansa pies y tubos de escape.

En siete años en este centro, su tarea ha sido fabricar piezas de ómnibus, arcos de ruedas, cula­tas, techos….

“Considero esta producción a tono con los tiempos, y económica, con muy buen rendimiento, unos 50 kilómetros por litro de com­bustible”, subrayó el joven que en Caisa le sigue los pasos a su ma­dre, también trabajadora de la en­tidad.

“A pesar de los bajos salarios —2 mil 600 al mes, salvo cuan­do hay producción continua que pagan a destajo— me motiva el crecimiento profesional dentro del colectivo. Entré sin estudios afines con esta labor”, planteó.

Cerca de él, otras manos más conocedoras de los altos y bajos de la productora de ómnibus, prensan otros tornillos.

Roberto Diversein Sánchez siempre ha sido carrocero, y con 32 años de experiencia ha vis­to en los talleres de su entidad guaguas Yutong, Diana, Paz, articulados y cuantos vehícu­los ruedan, ensamblados en este pedacito de la geografía artemi­seña.

Reconoció que este produc­to tiene un mercado seguro y le augura buena aceptación.

 

Más que ruedas

Es cierto que Caisa no cumplió su objeto social en el 2024, planifica­ron solo cinco ómnibus Diana y en­tregaron uno, tras dificultades con la importación de partes y piezas, explicó Iosvany Frías Álvarez, di­rector general.

“Mas nadie fue a su casa sin el sustento a la familia, aunque el co­lectivo es menor dada la competen­cia con entidades cercanas, sobre todo de la Zona Especial de Desa­rrollo Mariel (ZEDM).

“Crecimos en otros niveles de actividad, hasta cerrar las utilidades a un 87.4 % de lo previsto, con 435 servicios de reparación, además de los vinculados a la Terminal de Con­tenedores de la ZEDM, por lo cual ingresamos en moneda libremente convertible, necesaria para dinami­zar la economía.

Entre las labores que han sido ca­paces de diversificar se encuentran producciones de todo tipo: fogones para usar con carbón, hornos, baños portátiles, vagones, carretillas, va­llas y carteles, cercas perimetrales, y para centros de salud, bancadas, camas, mesitas… También ejecutan ventas de recursos ociosos y de lento movimiento, todo un aliciente para los bolsillos.

“No había conciencia de cuánto podíamos transformar las rutinas y encadenarnos con otros actores eco­nómicos, en pos de crecer en ingre­sos, gastar menos y generar más.

Crecen los contratos y los clientes, ahora reparan 100 ómnibus de la Empresa de Transporte de La Habana. Foto: Yudaisis Moreno Benítez

“Aunque nos lacere el no fa­bricar ómnibus Diana, es fuerte el vínculo con la Empresa de Trans­porte de La Habana para reparar un centenar de guaguas, de las cua­les ya están en nuestros talleres en diferentes etapas, 60 del tipo rígidas y 21 articuladas”, aseguró Elizabeth Márquez Méndez, directora de Ope­raciones.

“Intervenimos en el proceso de desarme mecánico, chapistería, en el resto hasta la pintura, y no sin antes certificar el ensamblaje de sus par­tes y piezas, conveniados con China”.

Aquí los vientos huracanados de Rafael, el 6 de noviembre de 2024, dejaron huellas estimables en cu­biertas, paredes y puertas de las na­ves de producción; sin embargo, no hubo tiempo para lamentos sino vo­luntad dirigida a recuperar al me­nos el local donde cobran forma las motos chinas y demás operaciones vitales.

Aunque en Guanajay, próximo a la intersección de Cuatro Cami­nos y la autopista Habana-Pinar, los ruidos son menos por estos días la marca Diana, un nombre fami­liar en Artemisa, le devuelve el or­gullo —ahora con dos ruedas— a un colecti­vo que en el año de los 15 de su provincia, vol­verá a rodar por toda Cuba.

Acerca del autor

Desde 2005 el periodismo me abre las puertas en Radio Artemisa, con la posibilidad de reorientar mi carrera al cursar estudios en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Soy licenciada en Educación, en la especialidad de Defectología, y ya había cumplido varias tareas, incluso en la Unión de Jóvenes Comunistas.
Los resultados en el medio radial me condujeron a que, en 2011, al crearse la provincia de Artemisa, ocupara la responsabilidad de Corresponsal Jefa de la Agencia de Información Nacional, nombrada poco después Agencia Cubana de Noticias.
En ese mismo tiempo, alternaba como parte del ejecutivo de la Unión de Periodistas de Cuba, en el territorio, y posteriormente me desempeñé como su Presidenta; hasta que, en agosto de 2014 la dirección del Partido me designó directora del su Órgano Oficial, el periódico El Artemiseño, labor que continúo desempeñando.
Las funciones de dirección siguen aportando a la pasión por el periodismo, de ahí que mantenga publicaciones del acontecer de mi provincia en mi órgano de prensa Artemiseño, y en medios nacionales de comunicación, con mayor estabilidad, y representando tanto de compromiso como de orgullo, en el periódico Trabajadores.

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