A pesar del momento económicamente difícil que atraviesa Cuba, el Festival de la Salsa permanece como una propuesta válida y atractiva, aseguró en conferencia de prensa Maikel Blanco, presidente del Comité Organizador del evento que sesionará entre los días 19 y 23 de febrero en la capital.

Será la oportunidad de disfrutar en vivo agrupaciones como Los Van Van, Alexander Abreu y Havana D´Primera, Adalberto Álvarez y su son, Septeto Santiaguero, Manolito Simonet y su trabuco, Elio Revé y su charangón, Paulito FG y su élite, Eduardo Sandoval y su orquesta, Isaac Delgado, Haila Mompié, Manolín, el médico de la salsa, y la afitriona Maikel Blanco y su Salsamayor, entre otros.
En la lista de los invitados extranjeros figuran la salsera peruana Brunella Torpoco, el estadounidense Pedrito Martínez, el puertorriqueño Yan Collazo y la argentina Belén Gal. Se suman además, casi una decena de Dj´s que cotidianamente promueven la música popular bailable cubana por el mundo.
Las jornadas tendrán como sede principal el Club 500 (Calle 12, entre Calzada y Tercera, Vedado). También habrá actividades en el Hotel Memories Miramar, en la Casa de la Música Habana, en escuelas de arte, y en entornos comunitarios de los municipios San Miguel del Padrón y Playa.
El director de la unidad presupuestada del Carnaval, Reynaldo Méndez, informó que las entradas para cada uno de los conciertos previstos para el Club 500 comenzarán a comercializarse el 10 de febrero a un precio de 500 cup. Repetirán además, la experiencia de ofertar un paquete con acceso a todos los espectáculos por mil 500 cup.
Los interesados pueden dirigirse a la sede del Centro Provincial del Carnaval (calle 4 entre 23 y 21, Vedado), así como a los cines Yara, Astral, Ambassador y Acapulco. La venta online se hará a través del sitio web La papeleta.
El directivo precisó que el Club 500 abrirá sus puertas a las 5 de tarde y las entradas serán válidas hasta las 9 de la noche, después de esa hora se pierde el derecho.
Válido y rentable
Este es un evento que el pueblo espera y se hace necesario. Desde el punto de vista económico cubre los gastos y deja dividendos, enfatizó Eladio Marrero, presidente de Artex, una de las entidades auspiciadoras.

Más del 80 % de los artistas que participan pertenecen al catálogo de las empresas de Artex, recalcó Marrero e hizo énfasis en que los talleres, como ya es tradición, incluirán a estudiantes de las escuelas de arte de la capital.
Edith Massola, quien integra del Comité Organizador del evento desde su primera edición y es su directora artística, explicó que muchos músicos y agrupaciones quieren participar en el Festival de la Salsa, lo cual confirma su valía. Como en ocasiones anteriores, los invitados de este año se ganaron el espacio con los resultados de su quehacer.
Como parte de las novedades anunciaron que el sábado 22 habrá un wemilere (fiesta dedicada a los orishas), que comenzará en el hotel Memories Miramar con los alumnos de las escuelas de danza y música que participaron horas antes en los talleres de baile y percusión organizados como parte del Festival. Esa jornada terminará frente al mar, en 70 y 1era, con una danza dedicada a Yemaya, interpretada por Jennyselt Galata, otra de las perennes colaboradoras del evento.
La salsa joven de Cuba
Eduardo Sandoval (La Habana, 1985) es un talentoso trombonista que desde hace un año defiende una iniciativa mayor: su propia orquesta.
“El trombón es mi otra mitad, siempre estará conmigo, pero aprendí que la palabra vibra y llega más lejos”. Esas razones lo llevaron a crecer como músico hacia una agrupación, donde también compone y hace arreglos musicales.

“Nos definimos como la salsa joven de Cuba, aseguró, y defendemos la fusión con géneros más contemporáneos sin perder la esencia que nos legaron grandes maestros como Juan Formell, quien incorporó sonoridades diversas sin abandonar lo suyo, el songo”.
Con el aval de ser un reconocido instrumentista y haber compartido escena con músicos de prestigio, Sandoval ha llegado al Festival de la Salsa y sigue festejando el primer año de su agrupación: “Estuvimos como invitados en el recién finalizado Festival Internacional Jazz Plaza, y ahora en el de la Salsa”, precisó sonriente.
Su orquesta se mueve entre la salsa o son, el jazz y otros géneros populares. En escena, toca el trombón, canta y dirige. Durante el evento interpretarán temas propios como Bonito todo y El dolor te mata; además de participar en las presentaciones de Isaac Delgado y Alexander Abreu.
También tendrá la responsabilidad de acompañar con su orquesta a la peruana Brunella: “No la conozco personalmente, pero sí su música y me encanta”, comentó.
“Este Festival es un respiro para la salsa que hoy no está viviendo su mejor momento en el país. Es triste llegar al extranjero y ver que allí conocen nuestra música mejor que en Cuba”, reflexionó.
“Aprendí a mirar la música de abajo hacia arriba, por eso es siempre un reto. Me alegra que pensaran en mí para los talleres con los estudiantes de música. Con ellos siempre se aprende”.
Salseros de mañana
Desde el diseño inicial del Festival de la Salsa, Maikel Blanco, su fundador e impulsor principal, defendió la idea de compartir espacios con alumnos de las escuelas de arte, sin las cuales sería imposible soñar con el nivel profesional que exhiben muchos artistas cubanos hoy.

En ediciones anteriores, los centros docentes acogieron la celebración de esos talleres. Ahora el intercambio ocurrirá también en espacios del hotel Memories Miramar, según informó a Trabajadores el Comité Organizador.
El jueves 19, por ejemplo, alumnos de la Cátedra de Percusión, de la Universidad de las Artes (ISA), asistirán al taller de música organizado en uno de los salones del hotel; mientras que alumnos de la Escuela de Danza Alejo Carpentier (19 y L) participarán en el taller de baile que tendrá lugar en la “fiesta de la piscina”, prevista para el sábado 22.
En paralelo, Eduardo Sandoval y los músicos de su orquesta visitarán la Escuela de Música Amadeo Roldán; mientras que el estadounidense Pedrito Martínez y su agrupación compartirán con estudiantes y profesores de la Escuela Nacional de Arte.
Este tipo de vínculo es parte del resultado de nueve ediciones de un evento que se consolida en el panorama cultural cubano como una propuesta, además de “válida y atractiva”, como necesaria y fecunda.