Han sido días intensos. El 22 Congreso de la CTC ha llegado a un escalón imprescindible para los trabajadores que representa. Las Conferencias Provinciales son escenarios para la autocrítica, pensar juntos, sentirnos insatisfechos con la afiliación y con la creación de bienes y servicios; al tiempo que permiten apostar por cuánto más se puede hacer en estos tiempos complejos, a partir de quienes sí logran materializar esa prosperidad económica a la que aspiramos.

Han sido debates sinceros y sin complacencias. Experiencias para repartir utilidades con sentido racional; preocupación y ocupación por aumentar la producción de alimentos; incorporar al sector no estatal a las filas de cada sindicato con argumentos y no por cumplir con estadísticas; volver una y otra vez al ejemplo de los Héroes y Heroínas del Trabajo y su atención, pueden sintetizar lo vivido en Guantánamo, Santiago de Cuba y Holguín, con lo cual cinco provincias ya están listas para hacer maletas hacia el Congreso.
Han sido ideas renovadoras. Y la emoción desde la historia personal o colectiva ha arrancado aplausos. Las consignas se han desprendido sin barricadas, solo las que tocan para mover ese ambiente que únicamente se encuentra en esta organización de masas. Y Fidel, a punto de entrar en el año que celebraremos el centenario de su natalicio, parece más presente que nunca con su concepto de Revolución. Por cierto, dicho el 1.º de mayo del 2000, en el día del proletariado mundial.
Han sido motivaciones especiales. Nadie quiere perderse la oportunidad de disfrutar el Congreso más importante, el de su territorio. Y cuando se escucha La Internacional y los delegados se toman las manos y la bandera de la estrella solitaria luce más fresca que nunca, nuevos corazones se suman por más compromiso, por más fidelidad. Y ahí vamos todos. Ahí va Cuba.