Como cada 14 de diciembre, Cuba celebró el Día del Trabajador de la Cultura, una jornada que honra a Raúl Gómez García, el Poeta de la Generación del Centenario y mártir del asalto al cuartel Moncada. Fue una ocasión para destacar el aporte invaluable del sector a la consolidación de la identidad nacional y al enriquecimiento del imaginario colectivo. Desde su quehacer en las artes, la educación, la promoción y el sostén del entramado de la cultura, estos trabajadores fortalecen los valores esenciales que definen el espíritu de la nación.
El rol de estos profesionales va más allá de la creación artística. Son responsables de salvaguardar el patrimonio cultural, fomentar la participación comunitaria y garantizar que el arte y la cultura lleguen a todos los rincones del país. En este sentido, contribuyen al caudal simbólico de Cuba, un acervo que abarca tanto las tradiciones populares como las expresiones contemporáneas, en un diálogo continuo entre pasado y presente, que se proyecta ante desafíos acuciantes, como la lucha contra esquemas de colonización cultural, la banalización de expresiones y el imperio de lógicas mercantilistas.
El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC) tiene que ser un actor clave en el respaldo a esta labor. Este año, en el que se realizaron las Conferencias Provinciales de la organización, se han abordado temas relacionados con las condiciones laborales, la política cultural y el impacto de la cultura en el desarrollo social. Son reuniones preparatorias para la Conferencia Nacional que tendrá lugar el próximo año, un espacio estratégico para trazar nuevas metas y fortalecer el trabajo en todas las instancias.