El líder uruguayo José Pepe Mujica calificó al recién electo presidente Yamandú Orsi (Canelones, 1957) como “constructor de puentes políticos”, con “buen talante para soportar diferencias”.
El respaldo de quien a sus 89 años es uno de los referentes vivos de la izquierda latinoamericana, así como el 49.8 % de votantes que le dieron la victoria en balotaje al candidato del Frente Amplio (FA) auguran a este maestro de Historia de 57 años un gobierno fructífero, a pesar de los desafíos nacionales, regionales y mundiales que le tocará enfrentar.
Los vínculos de Orsi con FA se remontan a la década de los noventa, mucho antes de que se desempeñara como intendente de Canelones (2015-2024), departamento principalmente agrícola, con fuerte tradición sindical, donde dejó un legado de gobernante cercano a la gente, a los barrios, enfocado en resolver problemas cotidianos como el acceso al agua potable y el desarrollo de obras de infraestructura que mejoraran los caminos.
La vocación inicial de Orsi fue la docencia. Se hizo profesor en educación secundaria, estudios que le dieron los referentes necesarios para entender las desigualdades estructurales de aquella sociedad que había dejado atrás una oscura dictadura militar (1973-1985), pero no la pobreza.
Tras el triunfo recalcó que sus prioridades están en la recuperación económica, las demandas sociales y la creciente inseguridad. “Para responder a estas necesidades, deberá apostar por una mayor eficiencia del Estado a través del fortalecimiento de los servicios públicos y la mejora de la competitividad del país”, comentó uno de los periódicos locales.
Durante la campaña, Orsi habló de potenciar políticas que tomen en cuenta el desarrollo económico inclusivo, la digitalización y las urgencias que impone el cambio climático. Prometió gobernar desde una “izquierda renovada”, centrada en la redistribución de los ingresos y en la revitalización de los sectores agropecuario, industrial, turístico y los pequeños negocios.
A los comicios recién efectuados acudieron unos 2.7 millones de votantes, para un 90 % de participación en una nación donde el sufragio es obligatorio. Durante el proceso se escogieron además a los miembros de las Cámaras de Senadores y Diputados para el período 2025-2030.
Según los resultados, el FA contará con mayoría en los senadores, no así en los legisladores, entre los que las alianzas para gobernar están en proceso.
Traspaso de poderes en curso
Si bien Yamandú Orsi asumirá la presidencia el 1.º de marzo del 2025, el traspaso de poderes ha comenzado. Según ha trascendido a la prensa, el presidente saliente (Luis Lacalle Pou) ha prometido que no adoptará ninguna medida que pueda comprometer el futuro Gobierno sin antes consultarle.
Esa actitud, proveniente de una figura con distancia notable de la izquierda como es el actual presidente Lacalle Pou, parecería ser una de las fortalezas de las que se enorgullece la democracia uruguaya.
Como parte de ese tránsito tranquilo, el nuevo mandatario ha sido invitado a compartir el protocolo y las reuniones que tendrán lugar en Montevideo entre el 5 y el 6 de diciembre por la Cumbre de Mercosur (Mercado del Sur), ocasión en la que Uruguay traspasará la Presidencia Pro Tempore a Argentina.
Mercosur, fundado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, y al que luego se sumaron Venezuela y Bolivia, abarca unos 15 millones de km², una población de más de 295 millones de personas y un patrimonio invaluable de diversidad cultural, étnica, lingüística y religiosa, con notables recursos naturales.
En sus 30 años de existencia, el bloque ha conseguido acuerdos de libre circulación de personas y de comercio. No obstante, el amplio abanico de posturas políticas que cohabitan Mercosur hoy lo convierte en una vitrina de algunos de los retos regionales que deberá enfrentar Orsi en los años venideros, muy diferentes a los de sus predecesores del FA, Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020) y José Pepe Mujica (2010-2015).
Por lo pronto, Orsi ha comenzado a trabajar. El pasado viernes realizó una visita relámpago a Luiz Inácio Lula da Silva para reactivar el viejo anhelo de dragar el Canal San Gonzalo, que comunica las lagunas Merín y De los Patos; así como la construcción del puente internacional sobre el río Yaguarón, que unirá ambos países en un proyecto de más de 36 millones de dólares.