En la mañana del día 7, cuando ya Rafael estaba lejos de las costas cubanas, y el sol hizo posible ver los destrozos, la gente puso manos a la obra para la recuperación. Las brigadas de linieros, de motoserreros, y las labores de recogida de desechos sólidos, el abasto de agua, y la incorporación del pueblo en general, crecen en la geografía occidental afectada por los fuertes vientos de un huracán que apuró el paso y perdió intensidad en cuanto sintió cubanía. Postes, cables, árboles, techos y paredes fueron tumbados al suelo. No así la capacidad de echar pa´lante, de juntar fuerzas para levantarnos. Estos son días difíciles, pero convencidos estamos, todos, de que ni Rafael ni ningún otro podrá derrumbarnos. Fotos: Equipo de fotorreporteros de Trabajadores