Devolvernos nuestra Artemisa

Devolvernos nuestra Artemisa

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Artemisa, la tierra de coraje y de sonrisa, la próspera y combativa, la de los muchachos del Moncada, la del Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, quien ha estado junto a los artemiseños durante estos días —entre previ­siones, rachas de viento, daños pro­fundos y ahora recuperación—, esa Artemisa que no es la misma de días atrás, anda laboriosa e inquie­ta. ¡Aquí detrás de la tormenta no llegó la calma!

Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera

¡No llegará la calma!, pues para quienes la sabemos que no hay ve­cino o amigo, parque ni centro cul­tural, barrio, institución estatal, vivienda, árbol milenario ni palma real que no tengan la huella de las rachas de viento —superiores a los 200 kilómetros por hora—, pero sa­bemos también que estamos todos los que somos.

Ningún fallecido por el evento hidrometeorológico Rafael por es­tos llanos y montañas, es aliciente entre tanto. A pesar de la furia del huracán, solo hubo siete lesiona­dos, a salvo desde el minuto cero por quienes visten batas blancas.

Allí estaban, pienso que el mie­do también los abatía, pero estaban donde su profesión los llevó en esa tarde más larga que un día. Aten­dían a más de 100 embarazadas a término, evacuadas en los cen­tros de salud, o a los necesitados de atención médica hospitalaria, incluso a pacientes que, mientras no cesaban los remolinos de aires fuertes, se les transfundía sangre y aliento.

La tierra más fértil de Cuba, la líder en la producción de cultivos va­rios, tiene poco de verde en sus más de 240 mil hectáreas (ha) cultivables.

Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera

Perdimos en solo unas cinco horas más de 9 mil hectáreas de plátano, el 90 % con el cual contá­bamos, también yuca, frijol, soya, maíz…; las mil 41 ha de hortali­zas recién sembradas no llegarán a mesas artemiseñas ni habaneras, tampoco las mil 800 latas de café imprescindibles para evitar impor­taciones.

El huracán Rafael echó por tie­rra tanto sudor; máquinas de rie­go, casas de cultivo, y los techos de carfrisas…

Como en cámara lenta el esta­dio 26 de Julio perdió dos de sus torres, que se halla entre los videos más vistos en Facebook. Los vien­tos afectaron la pizarra y el techo de las gradas. Otros sitios de bolas y strikes de la provincia también sufren daños.

El emblemático cine-teatro Juárez, obra que ha costado mi­llones de pesos y horas de trabajo, quedó sin parte de su climatización central, su techo, su estructura; y en otros espacios vitrales, cubier­tas, puertas, ventanas, solo existen en la memoria de los artistas y es­critores del pueblo artemiseño.

¿Qué decir del fondo habitacio­nal, de localidades como Cabañas, en Mariel, por donde decidió salir, de Guanajay o Alquízar, de Silvio Caro, en Bahía Honda o de la propia ciu­dad cabecera?

Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera

Se suman estadísticas con nú­meros de seis cifras dañados to­tal o parcialmente; sin embargo, no vale la pena alarmar a Cuba entera, más que viviendas son ho­gares, son familias, muchas bien longevas, que confían en que na­die quedará desamparado, pero al mismo tiempo, habrá que espe­rar, y trabajar durísimo.

¿Se reanudará el curso escolar en breve? No es incierto que ese es el empeño del Consejo de Defensa Provincial y de sus homólogos en las 68 zonas de defensa, la verdad es que una cuarentena de institu­ciones escolares se afectaron, y el doble de ese número habrá que lo­grar con alternativas para que no sea utopía devolver la alegría del saber a los pioneros y estudiantes artemiseños.

Ante los estragos reconforta apreciar tanta gente joven, sobre todo los de verde olivo de las Fuer­zas Armadas Revolucionarias o de los tonos del Ministerio del Inte­rior, con motosierras, que no obs­tante las horas de trabajo, recono­cen que hay mucho más por hacer, y que se suman otras manos, sin importar la afiliación ni la profe­sión, algunos artemiseños, un gru­po inmenso de disímiles partes del país ayudan a esta joven provincia.

Artemisa y sus calles, sus par­ques, sus instituciones, sus campos, sus viviendas… no son los mismos de antes y después del huracán que con categoría 3 nos mantiene aún el corazón apretado, pero su gen­te sí es la misma, una generación que deviene ejemplo de aquella del Centenario, la del moncadista Ra­miro, quien en esta contienda nos inspira a trabajar, trabajar y tra­bajar, para devolvernos nuestra Artemisa, así sea con imposibles.

Acerca del autor

Desde 2005 el periodismo me abre las puertas en Radio Artemisa, con la posibilidad de reorientar mi carrera al cursar estudios en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Soy licenciada en Educación, en la especialidad de Defectología, y ya había cumplido varias tareas, incluso en la Unión de Jóvenes Comunistas.
Los resultados en el medio radial me condujeron a que, en 2011, al crearse la provincia de Artemisa, ocupara la responsabilidad de Corresponsal Jefa de la Agencia de Información Nacional, nombrada poco después Agencia Cubana de Noticias.
En ese mismo tiempo, alternaba como parte del ejecutivo de la Unión de Periodistas de Cuba, en el territorio, y posteriormente me desempeñé como su Presidenta; hasta que, en agosto de 2014 la dirección del Partido me designó directora del su Órgano Oficial, el periódico El Artemiseño, labor que continúo desempeñando.
Las funciones de dirección siguen aportando a la pasión por el periodismo, de ahí que mantenga publicaciones del acontecer de mi provincia en mi órgano de prensa Artemiseño, y en medios nacionales de comunicación, con mayor estabilidad, y representando tanto de compromiso como de orgullo, en el periódico Trabajadores.

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