Desde el piso 10 donde vivo el aire siempre sopla más fuerte. Pero este miércoles sopló más duro, las ventanas parecían chillar y los cristales lloraban por los vientos de Rafael, el huracán que mantuvo en vilo a todo el país, especialmente al occidente cubano, y terminó siendo lo que muchos sabíamos: un desastre natural en los lugares más cercanos por donde pasó su centro y otro golpe demoledor a los árboles, las casas, los techos, a la propia electricidad que nos volvió sombra pasadas las 2 de la tarde del miércoles a toda Cuba.
Sin embargo, de lo primero que recordé cuando empezaron las lluvias, el viento en rachas y ese sonido aterrador para algunos niños y adultos que no soportan el olor a peligro, fue el huracán Kate, vivido en 1985 desde un 5to piso en Centro Habana.
Entonces, como ahora, muchos reforzaron sus puertas y ventanas, acopiaron alimentos desde que se informó la fase informativa y finalmente se unió toda la familia en la sala o en el cuarto más resguardado para intentar, entre todos, paliar las horas más duras y tensas de un ciclón.
Hoy la compañía tuvo a la misma familia, pero también a las redes sociales mientras la conectividad lo permitió. Y podíamos leer a quién pedía información de por donde iba Rafael, a otros dar fuerza porque ya había pasado lo peor, y no faltaron quienes compartían imágenes, videos, noticias y esperanzas sobre el trayecto, aunque eso no alejaba al huracán de Artemisa, de playa Majana, por donde decidió entrar sin pedir permiso hasta salir por Bahía de Cabañas.
De 2:30 a 6:00 o 6:30 los vientos fueron los dueños de los minutos en el piso 10 donde vivo. Llovía copiosamente, pero lo más aterrador eran los vientos, que no abrazaba sino destruía, que no hechizaba sino hería de muerte a los árboles a mi alrededor, que no complacía a nadie con su música feroz sino que acababa con lo que tanto trabajo cuesta reunir, conservar y tener en Cuba, matizada por una crisis económica que a Rafael ni le interesaba ni era su problema.
Pasó lo más duro en esas cuatro o cinco horas. Luego vino la noche más oscura, porque el sistema eléctrico se había venido abajo con una desconexión provocada este vez por el propio fenómeno natural. Y al amanecer, poco a poco fuimos descubriendo más imágenes impactantes y dolorosas. Techos volando y familias enteras dentro de una casa de madera resguardada en el único lugar de mampostería (el baño); una torre de luces en el estadio de Artemisa que caía como en un juego de naipes; raíces de árboles antiquísimos que explotaron como si una bomba hubiera caído a su lado.
Y cada quien podrá ponerle lo que vio a su alrededor. Bajé del piso 10 ya en la mañana de este jueves y apenas pude andar por calles del Cerro, Plaza de la Revolución y Centro Habana. El verde de las hojas se había adueñado de casi todas las arterias y el verde de los militares también se veía detrás empezando a trabajar en la recuperación. Es impresionante la soledad y el despertar de cada barrio recogiendo los estragos físicos que nos dejó Rafael.
Pensé de nuevo en Guantánamo, días atrás, cuando Oscar, el primo-hermano de Rafael, había sacado casi sus mismas uñas y solo la solidaridad, las manos juntas y el pecho apretado para ayudar han podido devolver la vitalidad y la alegría a esas comunidades, como lo será también en La Habana, Artemisa y Mayabeque, las provincias más afectadas ahora.
No sigo la crónica porque los vientos de Rafael están en cada piel de quien lo vivió y cómo lo vivió. Vendrán días de sol, vendrán días de luces, vendrán días de recuperación, vendrán días de hablar en pasado sobre este 6 de noviembre del 2024. Por el momento, he podido escribir con la última carga del móvil, pero no con la última carga de mi optimismo y buena fe. Ya pasó lo peor. Que venga ahora el poeta, que venga la esperanza.
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.