Anaqueles llenos vs. derechos laborales

Anaqueles llenos vs. derechos laborales

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En unas semanas los mercados estadounidenses hubieran podido haber quedado desabastecidos de plátanos, cerezas, piñas, mariscos, café, chocolate, automóviles, juguetes, insumos médicos y otro centenar de productos que llegan al país por los puertos de la costa este.

Contenedores apilados en la terminal de Portsmouth, en Virginia, EE.UU. Foto: aporrea.org

El impacto se hubiera hecho sentir además en otras naciones, sobre todo en aquellas que sostienen sus economías con exportaciones al mayor mercado de América, las cuales se verían forzadas a explorar nuevas rutas comerciales con el presumible incremento de los costos de transportación.

Tales eran algunas de las presumibles consecuencias de la huelga organizada por la Asociación Internacional de Estibadores (ILA, por sus siglas en inglés) que el pasado jueves entró en pausa luego que la Alianza Marítima de Estados Unidos (USMX por sus siglas en inglés) accediera a acuerdo tentativo para mejorar los salarios.

El sindicato aseguró que también se acordó extender la vigencia del Contrato Maestro actual hasta el 15 de enero del 2025, cuando deberá estar listo uno nuevo.

La ILA agrupa a más de 45 mil trabajadores portuarios de las costas este y del Golfo de Estados Unidos, desde Maine hasta Texas. Esta es la primera huelga desde 1977.

¿Qué reclaman?

En las negociaciones con los empleadores los estibadores reclaman aumentos salariales de 5 dólares la hora cada año durante un contrato de seis años, así como mejoras en los beneficios y protecciones laborales frente al anuncio realizado por la USMX de que incrementarían la automatización en el proceso productivo, lo cual eliminaría miles de puestos de trabajo, algo a lo que se opone tajantemente el sindicato.

El paro fue oportuno. Por un lado, coincidió con la fecha de culminación del contrato negociado años atrás entre la ILA y la agencia que representa a los puertos y transportistas. Por otro, la cercanía a la temporada de mayor actividad portuaria de cara a las compras navideñas añadió presión a la USMX, apremiada por poner fin a protesta.

 

El 1 de octubre se activó una línea de piquete frente al puerto Virginia International Gateway en Portsmouth, Virginia, con carteles que decían “Obreros de la ILA [valen] más que las máquinas”, “Defendamos a nuestros empleos: la ILA exige seguridad laboral”, y “Es inaceptable poner las ganancias antes que el pueblo: apoye a los trabajadores de la ILA”.  Foto: AP
La ILA ha denunciado que los empleadores “no compensan adecuadamente a la fuerza laboral portuaria”. Citan como ejemplo a la empresa transportista Maersk, uno de las mayores, que “amasó más de 50 mil millones de dólares en ganancias en los últimos cuatro años”.

“Los transportistas están estafando a sus clientes, lo que resulta en un aumento de los costos para los consumidores estadounidenses. Ahora están cobrando 30 mil dólares por un contenedor completo, un aumento enorme de 6 mil dólares por contenedor en solo unas semanas. Mientras tanto, los comprometidos estibadores de la ILA siguen siendo perjudicados por la inflación debido a los injustos paquetes salariales de la USMX”, explicó el sindicato en un comunicado de prensa difundido el 30 de septiembre.

Según analistas, entre el 2020 y el 2023 los beneficios del sector superaron los 400 mil millones de dólares debido a que las tasas de transporte se dispararon durante y después de la pandemia. Tal cifra podría superar todas las ganancias reportadas por el transporte marítimo en contenedores anterior a esa fecha, estimó John McCown, experto estadounidense en transporte y logística citado por CNN.

¿Sector privilegiado?

El peligro de escasez en el país de los anaqueles llenos hizo saltar las voces de más de un “colega de clase” que considera a los estibadores como un sector privilegiado dentro de los trabajadores estadounidenses pues en general reciben salarios superiores a los de otras ocupaciones, con pago de horas extras y condiciones especiales.

Foto: EFE

 

Estibadores en huelga hacen piquete frente al puerto de la terminal marítima de Packer Avenue en Filadelfia en las primeras horas de la mañana del 1 de octubre. Foto: Ryan Collerd / AP

Tienen cobertura de salud que incluye atención médica, dental y oftalmológica; acceden a planes de pensiones y ahorro para la jubilación; y los sindicalizados reciben oportunidades de calificarse, protección ante despidos injustificados y representación para negociar colectivamente mejoras laborales.

Estas condiciones explican la alta estabilidad laboral del sector a pesar de los riesgos y demandantes condiciones de trabajo.

El presidente de la ILA Harold Dagget ha explicado que las reclamaciones de sus afiliados son “más que justas”, pues los “mejor pagados trabajan hasta 100 horas a la semana, en su mayoría horas extras, y sacrifican gran parte de su tiempo familiar para hacerlo”.

Harold Daggett, presidente de la Asociación Internacional de Estibadores, interviene ante estibadores del puerto de Nueva York y Nueva Jersey en el primer día de huelga (1/10) en 36 instalaciones de las costas este y del Golfo. Foto: Bryan R. Smith/AFP/Getty Images
Harold Daggett, presidente de la Asociación Internacional de Estibadores, interviene ante estibadores del puerto de Nueva York y Nueva Jersey en el primer día de huelga (1/10) en 36 instalaciones de las costas este y del Golfo. Foto: Bryan R. Smith/AFP/Getty Images

 

La tarifa máxima por hora para la mayoría de esos empleados es de 39 dólares, lo que genera un ingreso bruto anual de unos 81 mil dólares como promedio. Pero los que llevan menos de seis años en el trabajo ganan la mitad. “En ciudades como Nueva York, donde la inflación ha provocado un aumento vertiginoso de los alquileres y otros gastos, estos son salarios apenas dignos”, sostuvo el dirigente sindical.

 

¿Amigo de los trabajadores?

El presidente Joe Biden elogió el acuerdo “por actuar de manera patriótica para reabrir nuestros puertos y garantizar la disponibilidad de suministros cruciales para la recuperación y reconstrucción por el paso del huracán Helene”. También comentó que la negociación colectiva es “fundamental para construir una economía más fuerte desde la clase media hacia fuera y de abajo hacia arriba”.

Pero los sindicalistas bien conocen de la amenaza latente que hay detrás de las palabras del “mejor amigo de los trabajadores”: la ley antisindical Taft-Hartley.

La también conocida como Ley de Relaciones Laborales fue aprobada en 1947 para contener el creciente poder de los sindicatos tras la Segunda Guerra Mundial. El polémico código restringió las prácticas sindicales y otorgó mayores poderes a los empleadores y al Gobierno en la regulación del accionar sindical. Permitió levantar las huelgas con el pretexto de que “ponen en peligro la salud y la seguridad nacionales”; así como prohibir los boicots solidarios. Además, exige a los líderes sindicales que firmen declaraciones juradas en las que aseguren que no apoyan a organizaciones comunistas.

Esta ley ha sido empleada en 37 ocasiones, la más reciente en noviembre del 2022, cuando tras una reunión con los principales líderes de ambos partidos del Congreso, Biden anunció la obligación de poner fin a la huelga de los ferroviarios y les impuso un “acuerdo tentativo” que ya había sido rechazado por cuatro de los 12 sindicatos del sector.

El 29 de noviembre del 2022 el presidente de Estados Unidos Joseph Biden se reunió con líderes del Congreso para prohibir la huelga ferroviaria. De izquierda a derecha, Kevin McCarthy, republicano, líder de la facción minoritaria de la Cámara de Representantes de Estados Unidos; Chuck Schumer, demócrata, líder de la facción mayoritaria del Senado de Estados Unidos; Biden, demócrata; Nancy Pelosi, demócrata, líder de la facción mayoritaria de la Cámara de Representantes de Estados Unidos; y Mitch McConnell, republicano, líder de la facción minoritaria del Senado de Estados Unidos. Foto tomada de Panorama-Mundial

Ahora, la Cámara de Comercio de Estados Unidos, periodistas de medios como el Wall Street Journal y algunos senadores republicanos han propuesto que se reutilice el código represor, con el efecto disuasivo que ello implica.

No obstante, bastaron dos días para que se pactara una tregua con ventajas a medias para ambas partes. Quizás la cercanía a las elecciones presidenciales más reñidas de la historia de EE. UU. persuadió a las partes de que no conviene añadir más leña el fuego.

 

Tiempo de luchas sindicales

El artículo Solidaridad con los obreros portuarios en huelga, publicado en el sitio Panorama-Mundial, asegura que “la huelga de los obreros portuarios es parte de una lista creciente de indicios alentadores para la clase trabajadora estadounidense: un repunte en las luchas sindicales que han obtenido algunas victorias importantes tras décadas de reveses y derrotas. Estos incluyen los esfuerzos liderados por trabajadores jóvenes por sindicalizar a empleadores como Amazon y Starbucks, así como la exitosa lucha contractual librada por los Teamsters en UPS en 2023”.

Protesta en Seattle de afiliados del sindicato International Brotherhood of Teamsters, de United Parcel Service (UPS). Foto: Teamsters

El más reciente e importante logro de la clase obrera emergió de la huelga nacional de hace un año del sindicato automotriz United Auto Workers (UAW) contra los tres grandes fabricantes de automóviles. Después de esa victoria, el UAW amplió sus esfuerzos de organización en plantas no sindicalizadas, especialmente en el sur.

En el área de Seattle unos 33 mil miembros del Distrito 751 de la Asociación Internacional de Maquinistas (IAM, por sus siglas en inglés) lanzaron una huelga contra Boeing, el gigante aeroespacial, el 13 de septiembre. Esta huelga, ahora rumbo a su cuarta semana, es otro indicio de que más trabajadores son conscientes de la influencia que tienen y la aquilatan correctamente para revertir algunas de las innumerables concesiones que los empleadores les han impuesto durante el último medio siglo.

Con objetivos similares, otros 5 mil miembros de la IAM se declararon en huelga contra Textron Aviation el 23 de septiembre en Wichita, Kansas. Los obreros que allí fabrican aviones Beechcraft y Cessna exigen mejores salarios y beneficios.

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