La revista Orígenes, ese mítico espacio de confluencia de grandes firmas de la cultura cubana, cumple este año ocho decenios de su primera aparición. Fue un hito en la historia de la nación, uno de los proyectos intelectuales más influyentes del siglo XX en el país. Bajo la dirección del poeta José Lezama Lima y el editor José Rodríguez Feo, Orígenes se consolidó como una referencia ineludible de su época, asumiendo una vocación integradora que veía la cultura como patrimonio esencial de un pueblo.
El proyecto no se limitó a un simple ejercicio de publicación; fue una apuesta por un pensamiento profundo y global que buscaba redefinir muchos de los valores culturales. En sus páginas se desplegó un discurso que iba más allá de las tendencias del momento, impulsando un diálogo entre la tradición y la modernidad. La revista asumía la misión de resguardar la cultura como un baluarte de la identidad nacional, abriendo un espacio de intercambio que incluía a poetas, ensayistas, artistas visuales y músicos. Se configuró un mapa de la cultura cubana y su proyección hacia lo universal.
Orígenes reunió a un grupo excepcional de intelectuales, entre los que se destacaron, además de Lezama Lima, figuras como Cintio Vitier, Fina García Marruz, Eliseo Diego, Gastón Baquero, Ángel Gaztelu, Octavio Smith y Virgilio Piñera. Más allá de puntuales debates, todos compartieron una visión común: romper con la fragmentación, apostar por la interconexión de ideas y estilos.
La revista se convirtió en un espacio en el que el pensamiento filosófico, la creación literaria y el análisis crítico confluían en un solo cuerpo, asumiéndolo como un tejido complejo y diverso. Este enfoque se reflejó también en su cuidado diseño gráfico, que incluía obras de relevantes artistas de la época, como René Portocarrero y Mariano Rodríguez.
La publicación abordó temas esenciales para la vida social y cultural, por ejemplo, la historia, la filosofía y la religión. En ese sentido, asumió una postura de responsabilidad intelectual que buscaba reflexionar sobre los problemas del país, desde una perspectiva amplia y profunda. Esa pluralidad le permitió erigirse como un referente no solo literario, sino también como un vehículo para el pensamiento crítico y la consolidación de una conciencia nacional.
El legado de Orígenes continúa siendo un símbolo de la capacidad de la cultura cubana para dialogar consigo misma y con el mundo.