Este hombre de los trenes pasó su servicio militar en la estación de ferrocarril de Santa Clara, allá por el año 79. Luego trabajó en educación, pero regresó al ferrocarril, donde ha ido ascendiendo, comenta:
He pasado por varios puestos. Hace ocho años me encuentro como jefe del Departamento de Control de Vagones de la Empresa de Ferrocarriles del Centro, el departamento que se encarga de controlar la ubicación exacta de todos los vagones, principalmente los de carga, de dónde vienen y hacia dónde van.
Orlando conoce los detalles de la historia de la Estación, que el próximo año conmemorará un siglo de su reconstrucción:
Mucha gente cree que son cien años del ferrocarril de Santa Clara, pero no es así, la realidad es que llegó en 1860. También, se piensa que Marta Abreu, la benefactora de la ciudad, construyó la Estación; sin embargo su labor fue la de donar una parte importante de la suma para reconstruirla en 1895. Por eso, en 2025 vamos a cumplir cien años del formato actual que tiene la Estación.
Además, recuerda que el sector ferroviario está muy ligado a la historia de Santa Clara y de toda Cuba: “el descarrilamiento del tren blindado marcó un hito en la historia de esta ciudad, es decir, siempre que se hable de historia hay que acudir al ferrocarril, tenemos mártires en este sector… Entonces, siempre va a estar vinculada la historia de Cuba al ferrocarril”.
Quizás por eso es que, para Orlando ser ferroviario no es una condición, sino un honor. “El ferrocarril es un sistema de trabajo que implica muchas operaciones, empresas y departamentos que han de tributar al tren. La finalidad del ferrocarril es mover cargas y pasajeros de origen a destino de una forma segura y rápida, en función de eso tienen que estar todos los departamentos”.
Esta labor no es nada sencilla, explica Orlando. Por eso le enorgullecen los trabajadores del sector, por el nivel de sacrificio y entrega incondicional, y porque, como él dice: “cuando se juntan dos ferroviarios no hay otra conversación que no sea de trenes”.
Durante estos años, Orlando ha tenido la posibilidad de formar a muchos ferroviarios desde el punto de vista técnico y del conocimiento, tanto los que se incorporan al ferrocarril como los egresados de los politécnicos. “En lo que más nos concentramos es en adiestrar a los alumnos que vienen de esos centros de estudios, es decir, somos los encargados de enamorarlos para que una vez que terminen la práctica sigan trabajando con nosotros y engrosen la fila de los ferroviarios”, argumenta.
Aunque para Orlando se acerca la jubilación, este ferroviario no pierde la pasión por su trabajo. Ya quedan pocos meses para su retiro y, la verdad, se le hace bastante difícil, pues asegura que aún no ha llegado su momento de separarse de las vías. “Todavía puedo dar mucho al ferrocarril, sobre todo preparando a las nuevas generaciones de ferroviarios, que mucha falta nos hacen”.
Por eso, Orlando sigue teniendo un proyecto de vida ligado a los rieles, porque “quiero seguir preparando jóvenes, ayudarlos en todo lo que pueda y transmitirles mis conocimientos».