En noviembre del pasado año la incertidumbre se apoderó de los 82 trabajadores, entre ellos 70 mujeres, del taller de despalillo R-12-G, ubicado en la localidad de La Rana, en el municipio espirituano de Taguasco.
«Este es el mayor centro de trabajo que hay aquí», señala Anairis Plasencia Reyes y agrega: «¿si nos quedábamos sin trabajo, que pasaría?»
El cierto temor de esta despalilladora con 16 años en el taller se basó en que ese mes comenzaron las labores de reparación del local por una brigada de la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco de Sancti Spíritus, cuya conclusión en más o menos tiempo dependía mucho de la disponibilidad de recursos.
Las tareas emprendidas entonces incluyeron, entre otras, el cambio del techo de tejas metálicas de la parte de la edificación en dónde están la cámara de secado y las áreas de fermentación y el empaque de las hojas de tabaco beneficiadas, además del cambio de puertas y ventanas de todo el inmueble.
«La reparación fue en respuesta a un reclamo en asambleas de los trabajadores debido al mal estado en que estaba esa zona del taller «, explica Odalis Martínez Oria, la jefa del colectivo.
Para acelerar el proceso y mantenerlos vinculados, los trabajadores del R-12-G fueron convocados a apoyar a la brigada constructora de la empresa.
«La respuesta fue muy positiva y con trabajo voluntario nos dedicamos a tareas como retirar escombros, limpiar o cargar materiales», afirma Ismaray Francisco Díaz, integrante del ejecutivo de la sección sindical.
«Este es un colectivo muy unido y con sentido de pertenencia, pues este lugar es el que emplea incluso a parejas que son cabezas de familias», subraya Anairis, la experimentada despalilladora.
La labor de la brigada constructora de la empresa y el apoyo decidido de sus trabajadores, el taller de despalillo R-12-G, reinició sus labores el 1 de julio último, como saludo al aniversario 71 de la gesta del Moncada.
Un sitio clave
El despalillo, junto al torcido, es el alma del proceso de un Habano.
Consiste en quitarle la mitad de la vena central a las hojas reservadas para tripa y un cuarto a las destinadas a capote, mientras que a las elegidas para capa se les quita completa, conformando dos bandas.
En el taller de La Rana benefician las hojas para tripa, que es como el corazón del puro, y capote, su envoltura, lo que exige habilidades a las 70 despalilladoras que laboran allí para evitar daños mecánicos que malogren la calidad
«Hay que ser rápida, precisa y cuidadosa a la vez», subraya Anairis.
Las hojas de tabaco que benefician provienen de Taguasco y otros municipios espirituanos, aunque en ocasiones han recibido hojas de las escogidas de Pinar del Río.
Entre Julio y diciembre venideros, en el taller de despalillo de La Rana deberán beneficiar 6 toneladas de hojas para tripa y capote cada mes que se venden a la Empresa Comercializadora de Tabaco en Rama La Vega, la cual a su vez las suministra a las fábricas de puros.
«Diariamente debemos lograr 250 kilogramos pero en realidad se hacen 300», asegura Odalis, la jefa del taller.
Y siempre velando por la calidad en la ejecución de cada etapa del beneficio, desde la recepción de los tercios que sirven de envase, el almacenamiento de las hojas, su humectación, despalillo, fermentación, secado y empaque.
Reparado el taller y tomando en cuenta que varias de las trabajadoras son madres de niños pequeños, en el R-12-G aspiran a abrir próximamente una Casita Infantil para su cuidado, en una edificación cercana, tarea en la que cuentan con el respaldo de la Unidad Empresarial de Base R-12-N Taguasco, de la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco de Sancti Spíritus.
Es merecida por la labor dedicada de las despalilladoras del taller, sitio clave en la producción tabacalera en Taguasco, una de las zonas con larga tradición tabacalera en Cuba.