La Cumbre por la paz en Suiza, los días 15 y 16 de junio, convocada por Ucrania y subvencionada por quienes solo desean que la guerra continúe “hasta el último ucraniano” aprobó una declaración final con más de lo mismo, aunque sí hubo detalles que permiten calificarla como un fracaso.
Horas después de concluido el cónclave, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, declaró la posibilidad de poner en alerta las ojivas nucleares de la Alianza en estado de preparación para el combate, lo que demuestra las verdaderas intenciones de la OTAN y la Union Europea (UE).
A mediados de junio se llevaron a cabo tres eventos en Europa y a favor de la guerra en Ucrania. El primero, las elecciones para el Parlamento Europeo, el mismo que desde el inicio de la guerra en Ucrania ha destinado casi todos sus fondos comunitarios para intentar destruir, o por lo menos hacer el mayor daño a la Federación Rusa.
El segundo, la ya anacrónica Cumbre del G7, preocupados porque ven como su mundo y sus reglas son cuestionadas por una cada vez más grande mayoría de países.
Y finalmente la llamada Cumbre por la paz, organizada en Suiza, con la no invitación a Rusia y que, al seguir apoyando militarmente a Ucrania, tal parece que la paz a la que aspiran es la de los sepulcros.
Tres eventos a favor de Ucrania, y el apoyo a una persona que legalmente ya no es el Presidente de esa nación, pero eso es solo un detalle, y si no contamos a los partidarios de la guerra, puede asegurarse que los presentes constituyen una mínima parte del planeta.
Hace un tiempo, la esperanza primero fue la famosa contraofensiva ucraniana, aunque ahora prevaleció la decepción de quien pensó que realmente era aclamado, ovacionado e invitado de honor de los que organizaron la guerra que pone en peligro a su país.
Las campanas no tocaron a rebato, los discursos fueron moderados, faltó el consenso para suscribir el documento final, 12 países no lo firmaron y, en fin, el señor Zelenski fue complacido con una cumbre más, pero insatisfecho con los resultados.
El evento fue convocado como una cumbre por la paz, pero no se invitó a una de las partes de un conflicto que ocupa y preocupa, sobre todo a sus creadores, la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea (UE).
El politólogo ruso Georgui Bolvt escribió un artículo donde precisa que «si la conferencia suiza, como dijeron muchos representantes occidentales, pretendía ejercer presión informativa y psicológica sobre Moscú, este objetivo apenas se consiguió», destacó.
Según Bovt, «como se desprende de los discursos no solo de los representantes del Sur Global, sino también de varios países occidentales, una conferencia de este tipo no tiene sentido» sin la participación rusa. Y ahora muchos de los socios de Moscú empezarán a persuadirla para que participe en dicha conferencia», subrayó.
Por otra parte, el canciller de Alemania, Olaf Scholz, pidió entablar un diálogo con Moscú, reconociendo que «la verdadera paz en Ucrania no puede lograrse sin Rusia», mientras que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, se expresó de forma más tajante y reclamó «un abanico más amplio de países implicados en el proceso de paz».
A su vez, el ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Hakan Fidan, declaró que las propuestas de paz del presidente ruso, Vladímir Putin, sobre Ucrania son «un rayo de esperanza».
Aunque la cumbre fue preparada por Kiev y sus aliados durante un largo periodo de tiempo, el resultado no fue más que un montón de «discursos llenos de patetismo», dijo Fiódor Lukiánov, editor jefe de la revista Russia in Global Affairs y presidente del Consejo ruso para la Política Exterior y de Defensa.