Cargando...A finales de mayo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo en un discurso ante las tumbas de soldados estadounidense muertos durante la Segunda Guerra Mundial, que gracias a su país “se pudo derrotar a Hitler y salvar a la humanidad del fascismo”.
En esos días el ex presidente estadounidense y aspirante a serlo nuevamente, Donald Trump, afirmó que si “Rusia invadía a Ucrania y China a Taiwán” siendo presidente, habría dado la orden de bombardear Moscú y Beijing.
Una y otra mentira fueron titulares de la gran prensa, la de los países miembros de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea (UE), pero sin denunciar la irresponsabilidad de ambos políticos y la intención de ignorar la historia.
Al otro lado del Atlántico y en algunos de los países que fueron parte de la comunidad socialista, se compite también para ver quién es más irresponsable en sus declaraciones provocadoras y belicistas.
El “estribillo” europeo es la legitimidad de Ucrania de hacer uso de las armas que le envía la OTAN para atacar objetivos al interior de la Federación Rusa y que alientan al régimen de Kiev, con un presidente que legalmente ya no lo es, a cometer la locura de iniciar ese ataque sin considerar las consecuencias que pueden traer, tanto para esos países, como para el mundo.
Obsesión anti-rusa a pesar de las consecuencias
En este escenario pre-bélico algunos actores pretenden ser protagónicos. El Presidente galo, Emmanuel Macron, repitió más de una vez lo que ahora dicen otros líderes europeos sobre la necesaria presencia de sus soldados en Ucrania para enfrentar a Rusia.
Cierto que el pasado colonial de su país atormenta a los políticos franceses en general, pero más a su Presidente, quien trata de apagar las muestras de rebeldía y exigencia de soberanía de sus antiguas colonias en África.
Otros políticos ponen en peligro la seguridad nacional de su país sumándose al coro que acepta el uso de las armas suministradas a Ucrania para realizar ataques en territorio ruso, como afirmara el viceministro polaco de Defensa, Cewzary Tmczyk,
Todas estas declaraciones en momentos en que la OTAN, muy cerca de las fronteras con Rusia, realiza prácticas de “ataques nucleares sobre nuestro territorio”, según declaró el jefe del Servicio Fronterizo del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB), Vladimir Kulishov en reciente entrevista.
Durante la última reunión de la Unión Europa, Josep Borrell, alto representante de Asuntos Exterior y Política de Seguridad, con la presencia de Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, puso a discusión si permitían o no que nuestras armas se utilicen, además, en territorio ruso.
Para Borrell y “según el derecho de la guerra, es perfectamente posible”, adelantándose a que algunos de los presentes pusieran sobre la mesa el riesgo de una escalada, precisó. “pero hay que equilibrar el riesgo de una escalada y la necesidad de los ucranianos de defenderse”.
No todos están cegados por el odio
No es secreto que las Fuerzas Armadas de Ucrania usaron, al menos una vez, el sistema de misiles tierra-aire Patriot de Alemania, contrariamente a los acuerdos con Occidente, reportó a fines de mayo el diario germano Bild.
Por suerte, quienes juegan con fuego sin tener en cuenta las consecuencias forman una mínima parte de la humanidad, cierto que con poder económico y militar, pero están en el laberinto donde los ha llevado Estados Unidos.
Otras voces llaman a la cordura, sobre temas que ponen en peligro la paz en otras partes. El Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan fue preciso cuando afirmó que “el mundo está viendo la barbarie del vampiro, maniaco y psicópata llamado Netanyahu”.
En nuestra región crecen las preocupaciones con presidentes como los de Argentina y Ecuador, que han extendido alfombra roja a los militares estadounidenses y en el poco tiempo que llevan en el poder han demostrado cuales son las cuestiones que le ocupan y le preocupan.
Bien lo saben miles de argentinos que recibían alimentos en comedores populares creados por anteriores gobiernos y ahora estos establecimientos no tienen recursos para brindarles, a pesar de la existencia de 5 mil toneladas de alimentos que corren el riesgo de echarse a perder por la desidia de sus gobernantes.
¿Hasta dónde llegará la locura, solo hasta las elecciones en Estados Unidos, o seguirá hasta lograr el desastre?
