Cargando...Por: Yosvanis Fornaris, Director del Museo de Artes Decorativas
Llegó el 18 de mayo y, como cada año, el Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD) saludó, en esta fecha, el Día internacional de los museos. El salón comedor de la institución, como tradicionalmente ha sido, fue el espacio seleccionado —luego de su remontaje— para celebrar esta efemérides. Se trata de una sala de exposiciones transitorias, pero sui géneris, ya que cada exposición dura todo un año y en esta ocasión se instaló allí una muestra transitoria en la cual se exhibe la vajilla El Negrillón la cual no se mostraba al público desde 2011.
La exhibición consiste en una de las tantas vajillas adquirida por María Luisa Gómez Mena, Condesa viuda de Revilla de Camargo y una de las más significativas coleccionistas de artes en la primera mitad del siglo XX en Cuba. En sus incontables periplos por Europa adquirió importantísimas obras de arte que conforman la colección del MNDA y son, sin lugar a dudas, parte indispensable y excepcional del patrimonio cultural de la nación.
El conjunto forma parte de lo que se conoce como la porcelana de la Compañía de las Indias Orientales e, incluso, dentro de esta categoría podríamos ubicarla en una segunda que sería “la porcelana heráldica”, producida en China y Japón para Europa. Como bien lo indica su nombre, la vajilla se caracteriza por presentar en su decoración central la figura de un personaje africano el cual sostiene un escudo con heráldica singular. Se trata del blasón de la familia Paravicini di Capelli, destacado núcleo que, aunque de raíces italianas, se asentaron desde muy temprano (s.XVII) en Los Países Bajos. Según datos online, los Paravicini di Capelli fueron destacadas figuras de la vida política y militar sobre todo durante el siglo XVIII. Esta familia es referenciada en El Patriciaat de los Países Bajos, el Libro Azul de la sociedad neerlandesa que contiene la genealogía de aquellas familias que desempeñaron un papel destacado en esa nación en los últimos dos siglos.
Las piezas tienen como elemento curioso que, si bien se trata de un diseño absolutamente europeo, fueron producidas en su gran mayoría en China y algunas otras en Japón. Debido a que al menos las procedentes de China datan de la segunda mitad del siglo XVIII, la vajilla por sus elementos decorativos, así como por la sinuosidad de sus formas, es un ejemplo inequívoco de la influencia mutua que se ejerció entre Europa y Asia. Al viejo continente por aquellos tiempos le costaba re descubrir por propios esfuerzos la fórmula de la porcelana ya que los chinos nunca se las revelaron. Además, la pasión que había en el continente por la porcelana oriental, el nivel más alto alcanzado por la cerámica en aquella época, provocó una verdadera pasión por las altas clases en una desesperada búsqueda por adquirir dichas piezas.
Por otro lado, en algunos países europeos, como España, se da el fenómeno de la nobleza de concesión, o sea, aquellas personas que habiéndole prestado un servicio a la corona son galardonados con títulos nobiliarios. Paralelo a ello, en otros países no se limitaba el uso del escudo o blasón familiar solamente a los miembros de la nobleza. Algunas familias exhibían sus escudos de armas los cuales le identificaban y además los empleaban en la decoración de sus pertenencias, tal y como es el caso de las vajillas.
Si bien no podemos aseverar con precisión a cuál de los miembros de esta numerosa y encumbrada familia perteneció la vajilla, si podemos asumir que, debido a que la vajilla está datada de la segunda mitad del siglo XVIII, pudo estar vinculada a la figura de Johannes Andreas Paravicini (1710-1771), quien fuera uno de los enviados de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales en la isla de Timor en el sudeste asiático. Otra destacada figura de esta familia fue Williem Bartholomé Eduard Paravicini di Capelli (1778-1848)
Se trata pues, de una de las colecciones más importantes de nuestro país, por su historia y por la integridad de la totalidad de su conjunto. Con esta colección hemos querido estar a la altura del agasajo que a lo largo de varias décadas el Museo Nacional de Artes Decorativas realiza en ocasión del Día internacional de los museos.
La fecha, la cual se celebra desde hace más de cuarenta años por más de un centenar de países, busca, tal y como lo dice en su sitio web (http://icom.museum/en/ ): “…concientizar sobre el hecho de que los museos son un importante medio para el intercambio cultural, el enriquecimiento de las culturas, así como para el desarrollo de la comprensión mutua, de la colaboración y de la paz entre los pueblos.”
