Después de las suspensiones por la situación meteorológica del fin de semana, regresa desde el jueves y hasta el sábado Giselle, clásico de clásicos, una de las obras más emblemáticas del repertorio del Ballet Nacional de Cuba.
La sala Avellaneda del Teatro Nacional acogerá una función extra el viernes, a las 5:00 p.m., antes de la que está programada para las 8:30 p.m.
Los debuts del primer bailarín Yankiel Vázquez y del bailarín principal Anyelo Montero en el rol de Albrecht se suman al de Chavela Riera el pasado viernes. Esos estrenos son uno de los atractivos de la temporada.
Giselle es una de las grandes realizaciones de la creación de Alicia Alonso. Es una joya del estilo romántico.
Esa es una de las características esenciales de su versión coreográfica: Alicia siempre supo que el ballet no puede ser asumido como un arte de museo: debe renovarse, marchar con los tiempos. Ella «actualizó» el ballet, introdujo cambios puntuales que acercaron al espectador más contemporáneo, renovó ciertas rutinas técnicas… pero respetó el espíritu.
Dramatúrgicamente su Giselle es una obra maestra: no hay cabos sueltos, se respetan los móviles y reacciones lógicas de todos los personajes, la narración es diáfana pero no simplista. De hecho, existen caracterizaciones profundas del devenir de cada rol, que pueden servir de guía para cualquier montaje.
No en vano muchas grandes compañías (incluida el célebre Ballet de la Ópera de París, la cuna de esa pieza esencial) acogieron en algún momento la versión de Alicia, que es la que sigue bailando el Ballet
Nacional de Cuba.
Es la que se bailará este fin de semana en la sala Avellaneda del Teatro Nacional, bajo la dirección de Viengsay Valdés. Las funciones recuerdan el aniversario 175 del estreno de esta obra en Cuba.