Montecristi, República Dominicana. En la Casa Máximo Gómez, donde los patriotas José Martí y el Generalísimo suscribieron el Manifiesto de Montecristi un día como hoy hace 129 años, confluyeron cubanos y dominicanos para acuñar las relaciones históricas entre los dos pueblos.
Miembros de la Campaña Dominicana de Solidaridad con Cuba, diplomáticos de esa nación caribeña y sus familiares, y una representación de la Asociación de Cubanos Residentes Máximo Gómez, entre otros invitados, asistieron a este encuentro con la historia, encabezado por el embajador de Cuba en este país, Ángel Arzuaga.
Entre música, poesía, anécdotas y reflexiones, varios oradores destacaron la significación histórica de la firma del Manifiesto de Montecristi en la modesta residencia del dominicano-cubano, en un puro gesto de amor y con las ansias de independencia de dos grandes de América, como señaló el historiador Luis de León.
En la ocasión, los presentes colocaron una ofrenda floral junto a los bustos de Máximo Gómez (1836-1905) y José Martí (1853-1895) y las banderas de las dos naciones, en el patio exterior de la hoy Casa-Museo, en la costa norte dominicana, frente a las aguas del Atlántico.
Para los cubanos y dominicanos es inolvidable la visita a la Casa de Montecristi, reconstruida bajo el gobierno del presidente Leonel Fernández, donde impresiona pensar en el instante en que en una de sus salas dos grandes hombres unidos en sentimiento y responsabilidades firmaron el documento que constituía el programa de la Revolución.
En sus “Páginas dominicanas sobre la vida de José Martí” su amigo Federico Henríquez y Carvajal escribió: “Montecristi estaba predestinado a un papel histórico en la vida y la obra revolucionaria asumida por el Apóstol de la causa cubana…».
Y es que en tres ocasiones entre 1891 y 1895, el héroe de la independencia de Cuba visitó, en circunstancias peligrosas y difíciles, la ciudad dominicana para las reuniones preparatorias de la nueva guerra independentista.
El Manifiesto fue una respuesta de los independentistas cubanos al colonialismo español, a solo un mes del inicio de la tercera y última guerra por la soberanía de Cuba.
El histórico documento deja ver las razones por las cuales el pueblo se lanzó a la lucha y precisa que la guerra no se libra contra los españoles, sino contra el yugo colonial imperante en la isla desde los tiempos de la conquista.