Uno de los retos de la Enseñanza Técnica Profesional (ETP) del Municipio Especial Isla de la Juventud es el incremento de las aulas anexas de técnico medio y de obreros calificados, donde los estudiantes desarrollan sus habilidades.
Están situadas, en su mayoría, en los sectores agropecuarios y de la construcción, en busca de suplir la carencia de la base material de estudio, tanto técnica como bibliográfica, y de profesionales docentes necesarios para garantizar la calidad en la formación.
Así, el taller, la fábrica, la empresa o el negocio particular ya no huelen únicamente a obrero, sino también a educandos, donde máquinas, equipos, instrumentos de trabajo y herramientas devienen los mejores medios de enseñanza para entrenar las manos estudiantiles.
Estos nuevos espacios, convenidos con organismos y empresas del territorio, tienen como protagonistas a experimentados especialistas, quienes, junto al alumnado, implementan las transformaciones que se materializan en la enseñanza Técnico- Profesional, además de garantizar la calidad en la formación de los futuros técnicos medio y obreros calificados que exige el desarrollo económico en Cuba.
Hoy el territorio muestra un mejor panorama en este tema de las aulas anexas, lo cual evidencia la atención que le han prestado los organismos al asunto, máxime si de sus talleres, surcos, fábricas y polígonos, saldrán los obreros calificados y técnicos que revolucionarán el desarrollo pinero, cuya mirada se extiende hasta el 2030 gracias al Programa de Desarrollo Integral instaurado.
Es bueno mencionar que no todas las empresas tienen condiciones para que los alumnos participen en los procesos propios de cada especialidad, lo cual no será impedimento para que se continúe con el objetivo de incrementar las aulas anexas, más si este nivel escolar resulta priorizado en el sistema educativo cubano de estos tiempos, pues ahí se forman hombres que tienen el deber martiano de estar donde se es más útil.
Para un mejor trabajo de las especialidades, la ETP recibió módulos de albañilería, de textiles, maquinado u otros que permitirán formar profesionales competentes que podrán contribuir a impulsar la Estrategia de Desarrollo Territorial.
Esta contempla seis prioridades: producción de alimentos; formación de capacidades; desarrollo de la industria local; identidad y sentido de pertinencia; turismo local y servicios y desarrollo socioculturales, con vistas a alcanzar el autoabastecimiento en productos básicos para la alimentación del pueblo.
En el periodo lectivo esta enseñanza demandará una fuerza mayor, en específico más obreros calificados, los acogidos a la rama agropecuaria aprenderán a realizar canteros rústicos o tecnificados.
También seleccionarán semillas, conocerán cómo determinar los marcos de siembra por cultivos y temporadas, el adecuado empleo de la materia orgánica, acerca de la importancia de emplear la lombricultura, el correcto manejo de los animales y otras temáticas.
Su formación curricular también incluye conocer de cómo la agricultura impulsa la economía de la mayoría de los países en desarrollo.
Cada año se incumplen los planes de producción de carne vacuna y de cerdo, leche, frijoles, maíz, café y cítrico, obligando al país a hacer importaciones no previstas que conllevan erogaciones millonarias de dólares en el mercado internacional donde hoy los precios se triplican.
Se impone entonces seguir abriendo más aulas al futuro para “acercar” a ese hombre del mañana a los retos actuales.