El Flora azotó la parte oriental de Cuba en octubre de 1963. Dejó más de mil 500 víctimas. El Comandante en Jefe, guiado por su humanismo y valor personal, se trasladó hacia la zona en medio de los peligros del viento y las inundaciones. En dos ocasiones los vehículos anfibios donde viajaban se hundieron, pero esto no evitó que siguiera en las operaciones de rescate de las personas aisladas en los techos de los bohíos y los árboles, llevarles alimentos y agua potable.
Arriesgaba su vida para salvar la de otras personas atrapadas en los lugares donde pudieron refugiarse. Cuando algunos compañeros no querían que no fuera en los anfibios, Fidel dijo: “Les agradezco a los compañeros que se preocupen por cuidarme. ¿Tú no crees —le preguntó al comandante William Gálvez— que si nosotros no somos capaces de sacrificarnos por este pueblo en los momentos difíciles, qué sacrificio podemos pedirle después al pueblo?”. Fidel se convirtió en una especie de dios terrenal de las aguas, aparecía en los lugares más apartados a salvar vidas y llevar alimentos.
Entre las tantas anécdotas en esos días se recuerda cuando se quitó sus botas para dárselas a un campesino que había perdido a su familia y sus propiedades. También ordenó a dos de sus escoltas que entregaran sus botas a los campesinos.
Anécdotas sobre el Comandante en Jefe del teniente coronel Elvin Fontaine Ortiz. Tomadas del sitio Fidel Soldado de las Ideas
Descargue en versión PDF: Separata Fidel junto al pueblo frente a los huracanes, Lunes 20 de noviembre de 2023 Diseño: Daniela Acosta