A escasos metros de la meta suelen suceder cosas inimaginables. Y otra vez en Budapest la protagonista eres tú, Femke Bol. Y tienes que serlo, porque nadie más que tú sabe lo que es caer a punto de cruzar, porque te convertiste en la figura que todos queremos ver en lo más alto.
Te vuelve a tocar cerrar un relevo, esta vez con dos rivales por delante. Tomas el batón y te desprendes, aprietas los dientes. Vas fuerte, pero ellas parecen tan sólidas como tú.
Sales de la última curva por detrás. El sudor se funde con el viento y en tus oídos retumban el aire y las pisadas. Se acaban los metros, sigues tercera y pensamos que no lo vas a lograr… Pero no sientes lo mismo, tú confías.
Aceleras, respiras en la nuca de Nicole Yeargin y el segundo lugar parece posible, porque ella cede. Jamaica, sin embargo, luce inalcanzable.
A solo unos diez metros tu esperanza logra devorarse a Yeargin… Tus zancadas se ven aún más poderosas, como si desprendieras nitro, como si todo enlenteciera menos un destello naranja que cinco pasos antes de la meta destruye la moral de Stacy Ann Williams, presa de la pesadez de sus piernas.
A escasos metros de la meta pasan cosas maravillosas y hoy fuimos todos testigos del hermoso arte de Bol (ar).