Consolidar una mejor atención educativa a la Primera Infancia y apoyar el servicio de cuidado a los hijos de madres y padres trabajadores en las entidades, donde muchas han sido creadas, son los objetivos principales de las Casitas Infantiles, iniciativa que tuvo su primera instalación hace pocos días en el municipio de Caimanera, en la provincia de Guantánamo.
Bárbara Fernández Rodríguez, directora de la Escuela Especial Julio Antonio Mella explicó a Trabajadores que la nueva institución llamada El Caimancito está adscrita al programa educativo del centro y surgió como una necesidad para sus trabajadores:
“Había cinco madres de niños pequeños, quienes presentaban problemas de ausencia laboral y con el programa metodológico por no tener quién cuidara de sus hijos; planteamos a la Dirección Municipal de Educación nuestro propósito de crear una Casita Infantil dentro de la escuela. Debíamos tener disponible un local y condiciones materiales, de higiene y ventilación adecuadas, además de asegurar mantenimiento y sostenibilidad económica. Cuando tuvimos garantizado todo lo indispensable nos la aprobaron y aquí está”.
Para una matrícula de ocho niños y niñas (de 12 a 24 meses, correspondientes al Segundo Año), hijos de educadoras del propio colectivo y otras madres necesitadas del servicio, y vecinas de la escuela, la Casita Infantil cuenta con dos educadoras que desarrollan el rol formativo a los niños, su aseo y alimentación ofrecida por el centro dentro de igual horario laboral que sus progenitores.
Al decir de Yanelis, una de las beneficiadas: “Se trata de una oportunidad cuando no todas las madres del municipio pueden optar por capacidades en los dos círculos que hasta hoy posee el territorio, además de la confianza que representa tener a tu hijo cerca de ti —en mi caso porque trabajo aquí mismo— y son tus propios compañeros quienes se encargan de protegerlo y enseñarlo”.
Entre las condiciones creadas con la colaboración del propio colectivo de la escuela están los catres para el tiempo de sueño de cada uno de los pequeños, y de utensilios para la merienda y el almuerzo, así como juguetes con destino a una mejor realización de sus actividades curriculares.
Con servicios para la madre o padre que trabaja, incluso durante el período estival, y desde su propio centro laboral, las Casitas Infantiles son iniciativas que crecen con satisfacción y beneficio a las familias, de ahí su extraordinario aporte social.
Hasta el momento funcionan en Guantánamo unas 20, de ellas en los sectores de Educación, Cultura y las Fuerzas Armadas Revolucionarias, cuyas particulares condiciones se ocupan de satisfacer esta útil prestación a sus propios trabajadores en una región donde se promueve aumentar la presencia de tales iniciativas en asentamientos alejados de las ciudades capitales y en aras de disminuir el índice de niños de padres trabajadores ya sea estatales o privados, que no están matriculados en círculos infantiles.