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Luego de una pausa de tres años debido a la pandemia de la Covid-19, se efectuó en Brasilia, entre el 29 de junio y el 2 de julio, el XXVI Encuentro del Foro de Sao Paulo (FSP).
Los participantes festejaron el aniversario 33 de la creación de este espacio de concertación de las fuerzas de izquierda del continente y la feliz coincidencia de hacerlo en Brasil, junto a uno de sus fundadores, Lula da Silva, hoy timonel del gigante suramericano.
Nos acusan de ser comunistas, como si eso nos ofendiera, dijo Lula en la apertura del Foro. Nos ofenderíamos si nos llamaran nazis, neofascistas, terroristas, pero nunca socialista o comunista. Eso no ofende, por el contrario, nos enorgullece, y sabemos que muchas veces merecemos que nos llamen así, sostuvo ante los cientos de delegados e invitados.
Desde la convocatoria reconocieron que el evento estaría centrado en “la necesidad de construir la integración de nuestros países, proteger nuestra naturaleza, pueblos y soberanía además de luchar contra los efectos del neoliberalismo en nuestra región.
El lema del evento —Integración regional para avanzar en la soberanía latinoamericana y caribeñas— condujo varios de los espacios previstos para las jornadas, entre ellos los encuentros de mujeres y de jóvenes; el III Diálogo entre el FSP y las redes y plataformas de lucha del movimiento social y popular latinoamericano y caribeño; así como la Reunión de Escuelas y Fundaciones.
En el contexto del XXVI Encuentro tuvieron lugar los seminarios Redes sociales y Comunicación, así como Visiones compartidas. Este último estuvo dedicado a las crisis climática y migratoria. Sesionó además el panel FSP y Socialistas Democráticos de América (DSA): Un panorama político estadunidense y las campañas de solidaridad a América Latina y el Caribe en Estados Unidos.
Este espacio abordó la coyuntura política del gigante del norte, el resurgimiento allí de la extrema derecha, las perspectivas electorales para la izquierda socialista estadunidense, la dinámica actual del movimiento sindical en esa nación, y la lucha para acabar con el bloqueo y las sanciones a Cuba y Venezuela, así como con las guerras híbridas lideradas por el gobierno de EE. UU., entre otros asuntos.
El Bicentenario de la Doctrina Monroe tuvo un aparte dentro del FSP y propició las conferencias de Jamil Murad y Elier Ramírez, miembros del capítulo brasileño y cubano, respectivamente, de la Red Internacional de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad.
Mujer cubana y sindicalista
La delegación cubana al XXVI Encuentro estuvo encabezada por Emilio Lozada, jefe de Relaciones Internacionales del Comité Central. Gertrudis Simón Pineda, su homóloga en la CTC, hizo parte de la comitiva e intervino ante el cónclave para hablar en nombre de la sociedad civil cubana, de la central sindical, del Capítulo Cubano de los Movimientos Sociales, y de la Marcha Mundial de Mujeres.
Simón Pineda fue una de las moderadoras del espacio creado para evaluar el mundo desde una perspectiva femenina adonde llegó “con la permanente esperanza en un futuro mejor”. Allí recordó que en Cuba las mujeres ocupan el 55, 7 % de la membresía del Parlamento; que un número considerable encabeza los gobiernos provinciales y municipales; que representan más del 49 % de los empleados del sector estatal y crece su presencia en los nuevos actores económicos.
Luego de la pandemia, muchos de los problemas que existían se han agravado, hay una amenaza de hambruna global y crecen las guerras por el control de importantes recursos naturales, fundamentalmente minerales y fuentes de energía. Los ricos no quieren dejar de serlo, aunque ello signifique más pobreza y la muerte de millones de personas, reflexionó.
La pobreza tiene rostro de mujer, pero es complejo evaluar la verdadera trascendencia de esa frase, sentenció, nos toca contribuir de manera firme y objetiva a salvar el planeta.
Más de tres décadas después del surgimiento del FSP de la mano del Comandante en Jefe Fidel Castro y Lula da Silva, la edición recién clausurada ratificó que la unidad y la integración de las naciones latinoamericanas y caribeñas permanece como única opción emancipadora frente a las ambiciones imperiales.
