Rodolfo Pérez Hernández no es un taxista cualquiera. Suma 23 años como chofer de autos de alquiler y 15 en el traslado de pacientes que necesitan regularmente el servicio de hemodiálisis, una tarea que, a su decir, hay que hacerla con muy alta dosis de responsabilidad, humanidad, solidaridad, seriedad. “Si alguna de ellas falla podría morir esa persona enferma”, asegura.
Fueron dos las razones para conversar con Rodolfo. En primer lugar para conocer cómo desarrollan su labor en medio de la actual escasez de combustible, y como botón de muestra de los trabajadores del transporte en su día —este miércoles 28—.
Leí algún post en el que se declaraba colapsado el sistema de salud cubano ante tantas carencias. “Mire, nos dijo Rodolfo, efectivamente tenemos el problema del combustible y en el momento más crítico tuve que estar hasta 12 horas en una cola, pero ningún paciente se ha quedado botado.
“Ahora somos trabajadores por cuenta propia y como tenemos los carros arrendados pagamos todo lo que tenga que ver con el vehículo. Contamos con un servicentro asignado donde recibimos 10 litros diarios de combustible, y con la responsabilidad de trasladar cada día a un paciente, y nos alcanza el combustible.
“Claro, a unos un poquito más que a otros, porque todos no recorremos lo mismo, pero nos alcanza. Ah, y cuando terminamos con el enfermo seguimos trabajando como taxistas”, refiere.
“Estos son autos con mucho tiempo de explotación y si se rompe alguno buscamos la forma de resolver, incluso con un compañero de trabajo, pero trasladamos al paciente hasta el hospital y de vuelta a su casa. En ocasiones movemos también al personal médico cuando ante determinada contingencia concluye su labor en horas de la madrugada”, subrayó.
Sin duda prevaleció la voluntad política cubana de mantener el programa de transportación de los pacientes que, afectados en sus funciones renales, necesitan la hemodiálisis.
“Es un servicio que se brinda nacionalmente a más de 3 mil 500 personas y para los que se dedican alrededor de mil 500 taxis”, nos informó Servando Cruz Morales, especialista comercial de la Empresa Taxis Cuba, la entidad encargada de los traslados.
“Es un programa nacional surgido a fines de la década de los años 90 y que funciona en todas las provincias, incluido el municipio especial Isla de la Juventud y los pacientes que viven en el Plan Turquino Manatí. Para el paciente es gratuito, pero lo paga el Ministerio de Salud Pública a Taxis Cuba a través del presupuesto estatal”.
Por su labor, el taxista recibe el 90 % del valor del servicio, cuyo importe depende de las horas de tratamiento del paciente y del kilometraje que recorra el vehículo.
De manera general, en La Habana el chofer lleva un paciente cada día, pero hay territorios con más dificultades con los autos y pudiera ser que allí un taxista traslade a más de un enfermo.
Generalmente son tres sesiones de hemodiálisis semanales a cada paciente, hasta en los momentos actuales y dadas sus particularidades las provincias aplican su sistema organizativo para la transportación, en dependencia del número de centros en el territorio dedicados a esa compleja asistencia.
Agregó el especialista que el combustible de que disponen no satisface lo que demandan los autos de las piqueras de los hospitales, “aunque hemos tratado de garantizar algunos servicios, los más perentorios, por ejemplo, con pacientes oncológicos.
“Se da el caso de pacientes que residen en algún lugar adonde nuestro auto no puede llegar, entonces se coordina con los factores del municipio y se pacta el medio alternativo que lo llevaría al punto en que el taxi lo recogería”, indicó el funcionario de Taxis Cuba.
Epílogo
En su gestión diaria Rodolfo, perteneciente a la Agencia 23 correspondiente al municipio capitalino de Boyeros, no es ajeno a los avatares que las carencias de la economía provocan. “Pero mire usted, he tenido oportunidad de trabajar en otra actividad, llámese taxis para funerarias, hospitales, la educación especial, pero me he quedado con la de hemodiálisis. Será porque es la que requiere un poquito más de todo el personal, sean médicos, enfermeros, y de nosotros los choferes”.