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Para Roberto de Jesús Abello Mendoza la decisión tomada en su adolescencia le permitió vivir una experiencia única, que lo convirtió en un profesional, con madurez y experiencia.
“Me preparaba para iniciar los estudios de doce grados, en el Preuniversitario de Guanabacoa y llené una planilla para decidir la carrera de nivel superior deseada.
“Pensando incluso que no me la darían. Era planificación de la economía nacional, una carrera del área económica. Siempre me gustó la economía y por eso la pedí.
“Cuando se hace la selección había plazas para Checoslovaquia, la RDA y la URSS.
¿Cuántos años tenías?
“Quince, entraba en doce grados y después a estudiar un año más en Cuba. O sea que me fui con 17 años.
Tenías novia y la perdiste,
.“Eso sucedió estando allá, y era muy común, en la mayoría de los casos. “Todo fue muy bien, sobre todo el viaje, que fue en avión”
¿Cuándo conociste dónde ibas a estudiar?
“Yo me entero cuando estoy en Moscú. Allí nos informaron que la especialidad se estudiaba en Azerbaiyán. Dos días después fuimos en tren hasta Bakú, la capital. Fue en 1982.
“Conocí el respeto y la admiración del pueblo azerí por su presidente, Heydar Alirza oglu Aliyev, líder nacional del pueblo azerbaiyano. Se hablaba mucho de su obra a favor del desarrollo y tenía afinidad con Cuba. Mostraban mucho respeto y admiración por lo que había hecho por la nación.
Una nueva familia conformada por cubanos
“Ese grupo lo integramos cinco cubanos. En mi especialidad un total de seis. Había muchos más, incluso de años anteriores.
“Bakú no es de las zonas más frías del país. Lo que si había era mucho aire. Nevó dos o tres veces en el tiempo que estuve. Una temperatura buena. Nunca hubo menos 10 grados. Ver la nieve fue algo espectacular. En otras ciudades sí conocimos el frio ruso.
“La nueva vida fue confortable, teníamos todas las condiciones creadas. Vivíamos en un edificio y el Instituto radicaba en una zona céntrica de la ciudad, con buenísimas condiciones.
“Formamos una familia, los recién llegados y los cubanos que estaban por graduarse. Aprendimos a cocinar, a convivir, en sentido general fue una buena experiencia.
“En esa etapa no tenía un proyecto de vida definido. Cuando seleccioné la carrera lo hice para ver qué pasaba, pero no como algo definido
Llegada del “nuevo” Roberto de Jesús
“En esos cuatro años adquirí mucha responsabilidad, madurez, seriedad, en sentido general.
¿Dificultades con el idioma?
“Cuando comenzó la preparatoria tuve mis tropiezos, pensé incluso dejarlo, no me adaptaba, pero la familia me ayudó mucho, hasta el punto de asegurarme que sí podía y lo superé.
“Al llegar a Moscú, no sabíamos hablar ruso como creíamos. La vida cotidiana, el salir, ir al cine, la ayuda de los compañeros rusos y, finalmente, logré comunicarme.
¿En Azerbaiyán, se habla ruso o azerbaiyano”
“Se hablan los dos idiomas, pero nuestras clases eran en ruso. Los profesores lo hablaban muy bien y eso ayudó mucho.
¿Cómo fue el regreso?
“Encontrarnos con la familia finalmente fue algo maravilloso, fue en agosto de1986. La extrañaba mucho. Regresamos en barco, la travesía duro unos 18 días y al llegar comenzó mi vida profesional. Soy especialista en actividades económicas y trabajo en Acorec S.A.-Oficina de Representación Julsa Industrial, S.A.
“Tengo una hija de 26 años, es músico, Jessica, y mi esposa, Nuria, que también trabaja el área económica. Mi hija está graduada en la especialidad de trompeta, toca piano y canta.
“Los que estudiamos juntos nos mantenemos en comunicación y los seis más cercanos cada vez que podemos nos reunimos.
“¿Resumir mi vida esos cuatro años? Una experiencia única”
