La tensión existente entre Turquía y Estados Unidos no es nueva, pero la agresividad de Washington en la actualidad, la convierte en tema noticioso, ya que los turcos no aceptan amenazas.
Turquía, que lamentablemente atraviesa por un mal momento, dada la catástrofe nacional provocada por recientes terremotos, mantuvo y mantiene una posición soberana y no se pliega a los dictados de Washington, tal como sucede con países de Europa occidental.
El 3 de febrero pasado el ministro del Interior turco Suleiman Soylu acusó a EE. UU. de dirigir a Europa e instó a no agitar su nación, según un despacho de la agencia Prensa Latina.
Por su parte el ministro del exterior de Turquía, Mevlut Cavusoglu, cuestionó a varios países occidentales por cerrar consulados en su país debido a supuestas amenazas de seguridad.
El asunto planteado por las autoridades turcas fue llamar la atención de los embajadores sobre la necesidad de cooperación en la lucha contra el terrorismo, dado que el enfoque adoptado por los países convocados sirve a intereses terroristas, dicen.
Soylu fue preciso, al afirmar que varios Estados occidentales iniciaron una guerra psicológica contra su país, bajo el pretexto de una amenaza terrorista, pero sin aportar ninguna prueba.
Aliados y socios en desacuerdo
Son varias las contradicciones del país con la política de Estados Unidos. Ejemplo de ello, por solo citar uno, fue la declaración del presidente Recep Tayyip Erdogan, el 17 de junio de 2021, donde reafirmó tales diferencias con Washington sobre asuntos como la compra de complejos rusos de misiles S-400 y la adquisición de cazas estadounidenses F-35 de quinta generación.
Dos años después Washington y Ankara no logran conciliar sus posiciones sobre la guerra en Ucrania y la ampliación de la Otan, con el ingreso de Suecia y Finlandia a la organización bélica.
La posición turca toma en cuenta la presencia en ambas naciones de grupos de refugiados kurdos que constituyen una amenaza para su seguridad nacional.
Blinken, caracterizado por no ser muy diplomático, tuvo que reconocer ante la prensa, recientemente, que “somos aliados y socios cercanos, pero eso no significa que no tengamos desacuerdos”.
Si Estados Unidos no es más agresivo, se debe a que no resulta fácil para Washington imponerse dada la importancia de Turquía y su estratégica posición entre Oriente y Occidente, así como el papel clave desempeñado por los turcos en el acuerdo sobre cereales entre Ucrania y Rusia, entre otras razones.
La casualidad no existe en política
La casualidad no existe en política y mucho menos cuando el asunto es internacional, decía un colega ya desaparecido.
La principal queja de los estadounidenses es que los turcos mantienen relaciones, demasiado estrechas con Rusia, dicen.
Después del 24 de febrero del pasado año, inicio de la operación militar especial rusa para desnazificar y desmilitarizar a Ucrania, tal situación se agravó.
El imperio, cada vez más agresivo, no acepta posiciones soberanas de los países, incluidos los aliados y le molesta cualquier posición que no vaya acorde a su política exterior y le disgusta enormemente el comercio entre Rusia y Turquía, que aumentó el pasado año.
“Vivimos en un mundo caracterizado por las crisis y las guerras. […] Si no hubiera sido por nuestros esfuerzos en los dos últimos años, el club occidental hubiera arrastrado a Turquía a una guerra contra Rusia. No lo permitiremos mientras estemos aquí», aseveró el mandatario turco, según la Oficina de Prensa presidencial.
Turquía aprobó celebrar el 14 de mayo elecciones presidenciales y Stern, una conocida revista alemana, acusó a Erdogan como pirómano, al asegurar, “Habrá un incendio en Turquía y será el presidente turco quien le prenda fuego”.
En fin, habrá que esperar el resultado de las elecciones en esa nación, recordándole a los alarmistas que Ankara no es Roma y mucho menos Erdogan es César.
El IMPERIO no respeta a ningún país en el mundo 🌎, por eso es la guerra entre Rusia y Ucrania.
Esta guerra no lleva buen camino, cualquier cosa puede pasar.