Francia escribe nueva página en historia de la lucha de clases

Francia escribe nueva página en historia de la lucha de clases

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La reforma de pensiones contra la cual se pelea en las calles de Francia hoy, es mucho más que alargar la edad de jubilación. Ayer jueves tuvo lugar una multitudinaria huelga general, convocada por las principales organizaciones sindicales del país europeo, a la que se sumaron jóvenes y estudiante.

La CGT es la segunda mayor organización sindical de Francia y sus afiliados se han sumado a las jornadas de huelga general contra la ley de pensiones.
La CGT es la segunda mayor organización sindical de Francia. Sus afiliados se han sumado a las jornadas de huelga general contra la ley de pensiones desarrolladas en todo el país.  Foto: @lacgtcommunique

Una parte de los manifestantes ya no se contentan con la suspensión de la reforma de la ley de pensiones, sino reclama la renuncia del actual mandatario Emmanuel Macron.

Para conocer detalles acerca de estas protestas, Trabajadores entrevistó a Emmanuel Lepine, comprometido con las luchas del movimiento sindical desde hace mas de tres décadas y secretario general, desde el 2017, de la Federación Nacional de Industrias Químicas FNIIC, afiliado a la Confederación General del Trabajo (CGT).

Emmanuel Lepine, secretario general de la Federación Nacional de Industrias Químicas FNIIC-CGT. (Foto: cortesía del entrevistado)
Emmanuel Lepine, secretario general de la Federación Nacional de Industrias Químicas FNIIC-CGT. (Foto: cortesía del entrevistado)

-¿Qué derechos deroga la reforma de pensiones contra la que se ha rebelado el pueblo francés?

«La reforma de las pensiones apunta a varias cosas: primero, retrasar la edad de jubilación a los 64 años en lugar de los 62 para hombres y mujeres. Entonces, esta reforma quiere aumentar el número de años de cotización previa, necesarios para tener una pensión de jubilación a tasa plena.

«A futuro deberías tener 43 años de cotización, lo que significa que si empiezas a trabajar después de los 20 años, para las personas que están estudiando por ejemplo, tu jubilación puede darse a partir de los 64 años, hasta los 67 años.

«Finalmente, la reforma pretende derogar los regímenes especiales de pensiones de los trabajadores del sector de la electricidad y el gas, del transporte, que ahora les permiten jubilarse anticipadamente debido a la dureza de sus puestos de trabajo, una condición que ha existido desde la segunda Guerra Mundial.

«Entonces, esta reforma trae como consecuencia dos aspectos fundamentales, por un lado retrasar la edad de jubilación de los empleados, y, por otro, reducir la pensión en términos monetarios para aquellos que no puedan esperar debido a trabajos difíciles.

«Cabe destacar que el gobierno no pudo demostrar que esta reforma es necesaria, pues el sistema de pensiones francés está en equilibrio, y estará en equilibrio durante un período mínimo de 30 años, según el “Consejo de Orientación para el Retiro”. Este sistema se basa en la técnica de reparto, es decir, son las cotizaciones de los trabajadores activos de hoy las que pagan las pensiones de los jubilados de hoy. No hay capitalización. Es por ello, precisamente, que Macron quiere bajar las pensiones para introducir estructuralmente la capitalización (privatización) de las pensiones en el régimen general».

 

La novena jornada de huelga general en lo que va de año movilizó a más de 800 000 manifestantes, solo en París. (Foto: cortesía del entrevistado)

-¿Qué sectores resultan los más afectados?

-Esta reforma afecta a los 26 millones de empleados en Francia. Si queremos enumerar los sectores más afectados, en primer lugar, la reforma perjudicaría especialmente a las mujeres que a menudo tienen carreras incompletas debido al cuidado de sus hijos y familia por lo tanto son las que reciben pensiones más bajas.

«Además, los sectores profesionales más afectados serían aquellos donde hay trabajos arduos, con exposición a productos peligrosos, dureza física o trabajo nocturno, como los sectores de la salud, el transporte y la industria pesada como la petrolera, la química o la energía.

«Cuando tienes un trabajo duro, no siempre puedes trabajar hasta los 64 años, en particular porque la explotación de los trabajadores en Francia es particularmente fuerte, lo que convierte a Francia en un país donde el trabajo se encuentra entre los más productivos del mundo».

 

-¿Cuándo entraría en vigor la reforma?

-La reforma entraría en vigor a partir de septiembre de este año 2023, por lo que los empleados que tenían previsto jubilarse en los próximos meses se verían obligados a posponer su salida.

 

-¿Por qué Emmanuel Macrón necesita de esta ley, al punto de sacrificar la estabilidad de su gobierno y de un país que desde el 2019 está protestando contra ella? ¿Con qué argumentos la defiende?

-Durante su campaña electoral, Macron presentó esta reforma como la madre de las reformas. Necesita demostrar que la clase propietaria en Francia todavía tiene suficiente poder para imponer una reforma profundamente antagónica al pueblo, lo que permite considerar y luego planificar otras reformas contra el mundo del trabajo. De hecho, esta reforma es buscada por el gran capital y Macron es solo un patrocinador.

«El principal argumento de Macron es decir: «Vivimos más tiempo, así que tenemos que trabajar más tiempo». En primer lugar, en nuestro país donde el monto de las ganancias obtenidas por el monopolio privado de sectores enteros de la economía son gigantescos, surge la pregunta de si es normal, porque vivimos más, gastar esta ganancia en la vida y seguir trabajando para llenar al gran capital. Y entonces, está mal porque hay una diferencia de 10 años de esperanza de vida con buena salud entre un trabajador y un gerente. A los 62 años, la cuarta parte de los empleados más pobres ya están muertos.

«Macron y su gobierno no dudaron en mentir sobre esta reforma. Por ejemplo, primero dijo que la pensión mínima ahora será de 1200 euros, o el 85% del salario mínimo, y que ese mínimo beneficiaria a 2 millones de personas. Pero después de varias semanas de preguntas y debates públicos, el gobierno se vio obligado a reconocer que este mínimo en realidad solo beneficiaría a unos pocos miles de personas».

 

-A pesar del rechazo popular, Macron avanzó con la ley y apeló nuevamente al artículo 49.3 de la Constitución para hacerlo a pesar de la oposición del Parlamento ¿Qué explicación tiene que exista este recurso en el sistema democrático francés?

-Esta es la décima vez que se utiliza el artículo 49-3 de la Constitución francesa desde el inicio del mandato de Macron, es decir, en menos de un año él permite aprobar una ley sin votación en el Parlamento, sin verse bloqueada por debates parlamentarios que se consideran demasiado largos. De hecho, este artículo constitucional es muy controvertido por los parlamentarios y por la población porque es una forma de que el gobierno imponga su voluntad sin debate democrático.

Refinería Fos sur mer, Marsella, Francia, jueves 23 de marzo. (Foto: cortesía del entrevistado)

-¿Quiénes están organizando las protestas? ¿Qué exigen los manifestantes?

-Las manifestaciones están organizadas por todas las organizaciones sindicales francesas, y esto inició desde el 19 de enero. Son a gran escala, incluso en Francia, donde existe una fuerte cultura de manifestaciones de protesta, los manifestantes exigen primero la retirada de la reforma de pensiones. Pero, de manera más general, otros problemas están en la raíz del descontento: bajos salarios frente a la inflación y el aumento de precios, así como la alta tasa de desempleo. También la tasa de pobreza: hay más pobres en Francia que en Cuba.

«Por otro lado, muy a menudo, en muchas empresas y servicios, hay que resaltar que es sólo la CGT la que promueve y organiza las huelgas, los demás sindicatos son ante todo sindicatos de apoyo a las políticas patronales y de gobierno, y no sindicatos de lucha».

 

-¿Qué impacto han tenido en la economía las protestas de las últimas semanas, y especialmente la huelga general del próximo 23 de marzo?

-Las manifestaciones muchas veces  tienen poco impacto en la economía, el poder político está acostumbrado a ellas y  por sí solas no son muy útiles para el movimiento social, excepto para visibilizar la protesta. El punto positivo de los últimos días es la entrada de jóvenes en el movimiento contra las pensiones.

«Es bloqueando permanentemente la economía francesa, pinchando en la billetera del capital como obtendremos la retirada de la reforma. Por eso, varios sectores donde la CGT está bien asentada, han decidido lanzarse al paro de varios sectores, entre ellos el de las energía renovables, las refinerías, el, transporte, los puertos y el  servicio de recolección de basura.

«Siendo Francia un país capitalista, esta forma de acción, al contrario, tiene un impacto muy fuerte en la economía, el Estado toma medidas opresoras para impedir por todos los medios que los trabajadores ejerzan su derecho de huelga: amenazas, represión en los lugares de trabajo donde son piquetes, requisas de personal, lo que equivale a trabajo forzoso, etc.

«En respuesta a esta estrategia, el gobierno de Macron entró en una fase de represión que, a su vez, radicalizó el movimiento de protesta».

 

 -¿Qué sucede con los cientos de detenidos? ¿De qué se les acusa? ¿Participan los sindicatos de su defensa legal?

-Los manifestantes que son detenidos en las manifestaciones, por lo general, son liberados rápidamente y por supuesto, los sindicatos participan en su defensa. Para el gobierno, el objetivo es ante todo generar un clima de miedo en la población para bajar su determinación de lucha.

 

-¿Qué diferencias existen entre las protestas de las últimas semanas y el movimiento de los chalecos amarillos que conmocionó al mundo en el 2018?

-En el 2018 el movimiento de los chalecos amarillos también fue un movimiento proletario. Sus objetivos se centraron en las reivindicaciones económicas y sociales, así como en la defensa de los derechos de los ciudadanos, con una democracia más directa.

«Este movimiento estuvo marcado por manifestaciones y acciones violentas de protesta, así como enfrentamientos con la policía, que comenzamos a ver nuevamente en este período. Pero lo que faltó con los chalecos amarillos, que se manifestaron solo los fines de semana, fue la presencia de la huelga en las empresas, especialmente en los sectores que estructuran la economía. Fue un movimiento desorganizado por naturaleza, los chalecos amarillos rechazaron cualquier forma de organización, lo que al final limitó su fuerza para satisfacer sus demandas».

 

-¿Qué huellas deja en los trabajadores, en los sindicatos y en la sociedad francesa este tipo de movilizaciones? ¿Cuánto cambia a la gente?

-La determinación sigue ahí en la población, entre los trabajadores, porque, lamentablemente, todo por lo que se movilizaron los chalecos amarillos sigue existiendo hoy, y más, ha empeorado, ya sea en la democracia o en el poder de compra.

«La CGT debería haber apoyado mucho más a los chalecos amarillos en 2018, aunque no fue fácil porque no querían ser absorbidos por el movimiento social».

 

 

Las refinerías fueron paralizadas desde días antes. En la imagen, la de Gonfreville, Normandía, en la jornada del jueves 23. (Foto: cortesía del entrevistado)

-¿Cómo evalúa la situación que ha vivido Francia en los últimos años? ¿Por qué tantas protestas e insatisfacción?

-A menudo se nos dice que la tasa de sindicalización en Francia es extremadamente baja en comparación, por ejemplo, con otros países europeos. Y sin embargo, en muy pocos países, un solo sindicato tiene la capacidad de movilizar a millones de trabajadores como lo puede hacer la CGT en Francia.

«Esto se debe al nivel de conciencia política que, a pesar de haber disminuido, sigue siendo importante frente a los principales problemas sociales.

«Francia es un país importante del capitalismo, por su historia y por sus prácticas aún hoy. Es uno de los países donde el capitalismo está más desarrollado, quizás incluso más que en Estados Unidos, que sin embargo es un referente en este ámbito.

«Ante esto, la clase obrera francesa sigue siendo una de las más combativas del mundo. Esto puede deberse a su historia, no olvidemos que la Revolución Francesa es una revolución inacabada, aunque la experiencia de la Comuna de París intentó acabar con ella hace 150 años.

«La historia de la lucha de clases no ha terminado, hoy nosotros actuamos para darle continuidad»

 

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