LA GUAGUA: Fotoeducación para fotoprotegernos del cáncer de piel

LA GUAGUA: Fotoeducación para fotoprotegernos del cáncer de piel

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Confiesa el conductor de La Guagua que trae a bordo este tema, que no estaba familiarizado con los términos que dan título a este trayecto, ni tampoco conocía las palabras fotoagravadas, fotoinducidas, fotodaño, fotoprotección ni fotoenvejecimiento.

 

Del asunto conocimos a través de la doctora Olaine R. Gray Lovio, especialista en Dermatología, coordinadora nacional del Grupo especial de trabajo de cáncer de piel y presidenta de la Sociedad Cubana de Dermatología que en Únete a la pesquisa de cáncer de piel explicó:

“El cáncer de piel es el más frecuente de todos los que sufren los seres humanos, se incrementa cada día en el mundo, la región de las Américas y Cuba”.

Específicamente en nuestro caso, dijo:

Desde hace tres décadas viene en aumento en nuestro país alcanzando en 2018 cifras por encima de los 13 000 casos reportados.

Ella explicó:

La radiación ultravioleta forma parte del espectro electromagnético solar y aunque el sol es imprescindible para la vida en nuestro planeta ofreciendo importante beneficios a los seres vivos, cuando se recibe en exceso puede ser perjudicial. Por eso debemos fotoeducar a la población para que recibamos los beneficios del astro rey y al mismo tiempo poder minimizar el daño que causaría exponerse en exceso a estas radiaciones, que también tienen fuentes artificiales.

Estas radiaciones en exceso pueden producir quemaduras solares, fotoenvejecimiento, cáncer de piel y un grupo de otras enfermedades fotoagravadas o fotoinducidas por la radiación ultra­violeta.

Por eso, insistió en evitar la exposición al sol entre las 10:00 am y las 5:00 pm., no confiarse de los días nublados, porque aunque con menor intensidad las radiaciones solares, que son no visibles, también llegan a la Tierra.

Y recomendó:

Manténgase a la sombra la mayor parte del tiempo. Aproveche los árboles, que protegen hasta un 60% de la radiación ultravioleta.

Siempre que se exponga al sol protéjase: use ropas con trama gruesa y manga larga, preferiblemente de colores pasteles u oscuros. Use sombreros o gorras de colores oscuros. Use sombrillas oscuras. Use gafas de sol con filtro solar certificado, siempre que sea posible.

 

Obsérvese que una de las recomendaciones de la experta es:

Use sombrillas oscuras.

 

Antes de llegar a la parada donde abordarán dos comentaristas digitales, veamos algunos datos:

El cáncer de piel es la neoplasia maligna más común a nivel mundial y su incidencia ha aumentado en las últimas décadas. En Estados Unidos se registran anualmente más de dos millones de pacientes con este tipo de cáncer

En Estados Unidos se estiman entre 200 000 y 400 000 casos nuevos cada año; mientras que en Colombia, la incidencia de cáncer de piel aumentó de 23 casos por 100 000 habitantes en 2003 a 41 en 2007; de ellos, 25 % fueron carcinomas escamocelulares.12

En Cuba la incidencia de cáncer de piel en la población masculina mayores de 20 años es de 5 279, para una tasa de 124,3 por 100 000 habitantes; en la población femenina, de 4 482 para una tasa de 104,0 por 100 000 habitantes.13

 

Suben a esta guagua dos comentaristas digitales convocados ante la pregunta:

¿Era para protegerse del sol que las calles coloniales las hicieron estrechas?

 

Víctor Angel Fernández González:

La norma decía más o menos: háganse las calles estrechas en los lugares soleados y amplias en los de más fresco. Lo estoy citando de memoria.

 

José Ángel Aguilera Tamayo:

La estrechez de las calles, entre otras cosas, en nuestro contexto, es una herencia de las ciudades mediterráneas europeas, desarrolladas bajo la influencia de las ciudades islámicas del norte de Africa y otras regiones aledañas.

La ciudad islámica desarrolló la calle estrecha como recurso para evitar el asoleamiento pleno a toda hora, pues la paredes de las casas opuestas se sombreaban mutuamente. Es más, en muchos casos la proximidad permitía tender cuerdas y disponer así de toldos, tapices, varas y hasta enredaderas para sombrear más, sobre todo en las calles comerciales, y en los zocos.

El nombre de esa celebre calle de mi Santiago de Cuba: «Calle de las enramadas”, se debe a esa práctica de control de asoleamiento.

Por otra parte la estrechez de las calles fue un recurso defensivo en el medioevo, y su trazado laberíntico con muchos callejones sin salida habla de la vocación defensiva de aquellas ciudades (ver el callejón de Mangachupa, en Santiago de Cuba, por ejemplo) y de la idea de impedir que las ciudades colindantes con el desierto quedasen, por el viento cruzado, inundadas de arena.

Todas esas ideas permeaban los hábitos constructivos de los alarifes y albañiles que vinieron a estas tierras, muchos de ellos procedentes del Andaluz.

Más tarde con la aparición de automóviles, esta estrechez ha dejado de ser funcional, aunque en nuestras ciudades coloniales prevalezca el encanto de la intimidad de calles estrechas de trazado irregular…

 

En resumen: Aunque las susodichas sombrillas, lo mismo importadas cuando se pueda que fabricadas nacionalmente el día que existan recursos, son protecciones que se pueden sumar a todas las medidas, pues ninguna por sí sola garantiza resguardo total.

Difícil que en la modernidad a alguien se le ocurra incluir las calles estrechas en las regulaciones urbanísticas, pero formulamos ahora otra pregunta para un futuro posible:

Si el gobierno colonial estableció las calles estrechas para dar sombra ¿Por qué hoy no se facilita la compra de sombrillas?

 

Guaguas ya pasadas pueden accederse desde aquí

 

En una reunión con trabajadores de la Cooperativa de Ómnibus Aliados en La Habana, el 30 de marzo de 1959, Fidel dijo: «Ustedes saben que uno de los lugares donde más se discute de política, de revolución, de economía y de todo, es en el ómnibus, ¿no? Es como una plaza pública el ómnibus, es como una mesa redonda; un ómnibus es como una mesa redonda permanente, donde todo el que sube opina. (…) a veces pregunto qué se habla en los ómnibus, para enterarme de cómo andan las cosas.»

Acerca del autor

Licenciado en Periodismo y licenciado en Ciencias Sociales, autor de El Foro en Cubahora, jubilado y reincorporado en la Redacción Digital de Trabajadores, donde escribe las secciones LA GUAGUA y EN 500 CARACTERES, fue corresponsal del periódico Vanguardia en tres de las seis regiones de Las Villas, Jefe de Redacción fundador del periódico Escambray, Corresponsal Jefe de la Agencia de Información Nacional (actual ACN) en Sancti Spiritus, colaborador de Radio Progreso, Prensa Latina y Radio Sancti Spíritus; así como Jefe de Información, Subdirector y Director del periódico Vanguardia, donde administró sus foros de discusión.

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Un comentario en LA GUAGUA: Fotoeducación para fotoprotegernos del cáncer de piel

  1. Estimado Arturo:
    No es un problema la ignorancia sobre este tema, que confiesas haber reducido esa brecha del conocimiento al procesar este artículo, que viene a tono con el programa nacional de pesquisas que está promocionando la presidenta de la Sociedad Cubana de Dermatología y el Grupo especial de trabajo de cáncer de piel. El problema radica en el gran porcentaje de población que la padece, en un grado u otro, que a veces no es consciente de ello, y menos aún se acerca a los especialistas para ser tratado. Se mencionan grupos de riesgo, por alta exposición al sol, como los pescadores, trabajadores de la construcción y otros que por su labor reciben más caricias del astro rey que el resto. Pero la magnitud es mucho mayor. En los últimos tiempos y de manera progresiva se ha incrementado la nocividad de la exposición al sol, hablemos de mayor radiación ultraviolleta, de reducción de la capa de ozono, pero el principàl esclarecimiento es que hoy en día tu piel está exponiendo las consecuencias de haber sido maltradada, digamos fotoagravada o fotoinducida por la radiación solar, tiempoas atrás, pues la piel tiene memoria, y esasa manchas, esos lunares enrojecidos y que a veces sangran de forma intermitente e incontrolada, esasa llagas que no sanan, tienen vinculación con la insolación que recibiste hace veite o treinta años atrás, disfrutando de la playa, con o sin protector o bronceador, a veces casi todo el día.

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