Del amor de Fidel por la ciencia nació el 8 de marzo de 1962 la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey (EEPFIH). En los primeros años, 11 veces fue a su encuentro.
Quiso al centro desde que lo concibió. Lo quiso hasta su último aliento.
El emporio científico en el municipio matancero de Perico fue un hijo deseado. En recompensa, Indio Hatuey hizo feliz a su padre. Lo honró en vida y aún lo hace. El Premio Nacional a la Innovación Tecnológica 2021 también le pertenece a Fidel.
Con esa dicha están cumpliendo años. Ya son 60, seis décadas entre la academia y el surco, entre el laboratorio y las fincas productivas. Así, fue haciéndose grande. Por un constante ejercicio de ciencia aplicada, Indio Hatuey alcanzó notoriedad, respeto y lauros.
El bioproducto IHPLUS BF, uno de los 15 resultados relevantes en el del año en Cuba, ganó la corona otorgada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. La emoción habita aún en los ojos de uno de sus autores. Yuvan Contino Esquijerosa se niega a dejar partir su alegría. Abrazado a ella, mira fijo y confiesa: «Escuchando la discusión de tesis doctoral de una investigadora de aquí, supe que yo quería trabajar en EEPPIH». Han pasado 17 años.
La intuición no falló, y la creencia tampoco.
Por la prédica de crear y dejar hacer, es fácil enamorarse de la Estación Experimenta, comentan. Eso explica la presencia de una numerosa fuerza joven, motivada y comprometida, señala Jorge Reino, secretario general del buró sindical. La buena química intergeneracional ayuda mucho, «Somos Vanguardia Nacional y esperamos repetir», dice Reino.
Cerca de él, Aramís Soto disfruta la victoria del IHPLUS BF como si fuera obra suya, ciertamente es un logro del colectivo, de los productores con sus fincas y de los otros participantes en el tiempo de duración del proyecto y las investigaciones. Él apenas lleva 18 meses allí, pero no lo tiene fácil. Es jefe de la planta donde este novedoso biofertilizante cobra vida.
La pequeña fábrica aún no estaba lista cuando la visitó el presidente Miguel Díaz-Canel. El millón de litros anual ya es posible, una cifra que de venderse toda, daría para unas 500 mil hectáreas, estima el Doctor en Ciencias Luis Alberto Hernández Olivera, director general de la EEPFIH.
La presencia del bioproducto en 15 provincias, la Isla de la Juventud, en más de 350 fincas, y empresas de la Agricultura, y de otros dos organismos son buenas señales. Por vocación agroecológica de unos o necesidad de otros (falta de fertilizantes químicos), en tanques de 20 litros el IHPLUS BF coge carretera.
A pesar de su generalización, “necesitamos fomentar una mayor cultura de su uso, porque sus ganancias económicas y saludables lo recomiendan”, observa Contino, doctor en Medicina Veterinaria y Zootecnia, una percepción unánime en el centro. “Hoy el IHPLUS PF está en vías de estudios para su certificación como uso probiótico, y también en el tratamiento de aguas residuales”.
Hay fe en el éxito de la creciente demanda del biofertilizante, igual que la suscitada por su hermano mayor, los servicios de césped, que dan respuesta, por ejemplo a campos de recreo, de deportes, jardines, sobre todo en un sector importante como el turismo.
En una finca de producción de 50 hectáreas, la única existente en el país, obtienen más de ocho variedades. El año pasado, por ejemplo, vendieron 325 mil metros de césped instalaciones de Varadero y La Habana.
De hecho, los servicios de encespedo se agenciaron un premio igual que el merecido por el IHPLUS BF, en el año 2009. Ellos dos son los productos estrellas de Indio Hatuey, pero no los únicos. A sus seis décadas llegará mañana con una amplia cartera de investigaciones y resultados. Lástima que el sector empresarial no se aproveche más de esta meca de la ciencia en Matanzas, dice el Doctor en Ciencias Hernández Olivera.
A su juicio, el sector empresarial necesita hacerle más demanda a los centros de investigación, a las universidades. Las empresas estatales deben aumentar su capacidad absortiva de las tecnologías. Esa carencia limita la innovación”, sostiene.
Pero hoy no es día de reclamos. Indio Hatuey está de fiesta. Nada podrá disminuir su alegría. Nada, ni siquiera algunas trabas, o el propio bloqueo, que también lo entorpece.
Un hijo de Fidel cumple 60 años. Su padre estaría feliz.