Sin el vínculo con la empresa estatal no habríamos sobrevivido”, afirmó categórico el presidente de la cooperativa no agropecuaria (CNA) de Producción y reparación Muebles Güines, de Mayabeque, mientras que para el líder de la pequeña empresa privada habanera Ingenius (mipyme), su par Softel “siempre los ha atendido con toda la seriedad y la profesionalidad que lleva, en una relación sólida que nos beneficia a ambas partes”.
Así reaccionan representantes de dos emprendimientos diferentes del sector no estatal, uno de la industria y el otro de servicios informáticos, en relación con los beneficios que les reporta sus respectivos encadenamientos productivos con sendas empresas socialistas, en una experiencia que ya exhibe valiosos aprendizajes y también algunos obstáculos.
Muebles: una relación cómoda
“Claro que estoy mejor como socia, uno ve la mejoría, el cambio, y mientras más haces, más ganas”, expresó la experimentada tapicera Maritza Sardiñas, quien desde hace alrededor de 30 años trabaja en la hoy CNA de Güines, cuando todavía aquel taller era una dependencia de la Empresa de Muebles Signo, de Batabanó.
La antigua carpintería Venancio Núñez se convirtió así en cooperativa en el 2013, como parte de los experimentos iniciales con esa forma de organización en el país.
“Desde el primer momento hubo un encadenamiento con la entidad a la cual perteneció antes, sobre todo para el suministro de las materias primas y la asignación de pedidos”, aclaró José Antonio Hernández Gasca, presidente de la CNA, quien apuntó que en ocho años ellos le han facturado unos 60 millones de pesos a la ahora unidad empresarial de base (UEB) Muebles Signo.
El hecho de que alrededor del 90 % de las ventas de la fábrica de Güines sea a través de esa UEB de la Industria del Mueble Dujo, argumentó lo beneficioso e imprescindible de tal vínculo para los 33 socios de la CNA, cuyos empleos e ingresos dependen de lo que Hernández Gasca calificó como “una decisión sabia”: la política de producir en Cuba todo el mobiliario que demanda el turismo.
“Nuestra relación con las formas de producción no estatal es anterior a las actuales medidas para fortalecer el sistema empresarial”, aseveró Roselio Rafael Margolles Zamora, director adjunto de la empresa Dujo, al abundar sobre los encadenamientos existentes con trabajadores por cuenta propia, creadores o artesanos, cooperativas y las nacientes mipymes.
El nexo fundamental es la subcontratación de las formas no estatales que producen muebles para contribuir a cumplir los cronogramas de entrega, cuando existen pedidos simultáneos de diversas instalaciones hoteleras que rebasan las capacidades de la planta industrial estatal, de acuerdo también con la especialización y calidad de cada productor privado o cooperativo.
“Esa CNA de Mayabeque, por ejemplo, todos los meses tiene pedidos nuestros. Se lo han ganado y también los necesitamos”, apuntó el directivo de la empresa nacional.
A partir de este año, explicó además el presidente de Muebles Güines, la contratación ya no solo con la UEB Signo, sino con la propia empresa Dujo, les permitiría producir para dependencias de otras provincias, en un encadenamiento más abarcador, donde las formas no estatales se destacan por su mayor flexibilidad y rapidez de respuesta ante encargos más pequeños o específicos.
En la actualidad está en trámite la venta a la CNA de los activos o equipamientos que allí explotan en calidad de arrendamiento —también la empresa los apoya a menudo con útiles y herramientas—, tecnología que los socios sueñan con poder modernizar, desde las nuevas oportunidades que ofrece el sistema bancario para otorgar microcréditos en divisas convertibles.
“Podríamos producir más si hubiera forma de financiar materia prima mediante nuestras ventas en pesos cubanos, porque hay mucha demanda de muebles en la población”, admitió insatisfecho el presidente de la cooperativa, quien valoró la importancia de las producciones secundarias con la recortería, incluidas las modestas soluciones para familias vulnerables, a solicitud del gobierno local.
La Industria del Mueble también establece vínculos con otras formas no estatales para contratar servicios de aseguramiento a la producción, que pueden ir desde la reparación del transporte, hasta el mantenimiento tecnológico de sus máquinas herramientas.
“Tenemos un comité de contratación para velar porque se cumplan los procedimientos adecuados, como las licitaciones, la factibilidad económica, la licitud de los recursos y otros requisitos que podrían parecer formalidades, pero son garantías para el éxito de esas relaciones”, valoró Margolles Zamora.
Exportar y producir para el país
Tal vez pocos sepan o recuerden que la aplicación E-Firma, que ya la Administración Tributaria pone a prueba para facilitar a sus contribuyentes el empleo de la firma digital en los trámites con el fisco, es el resultado del encadenamiento de la hoymipyme Ingenius con la Empresa Productora de Software para la Técnica Electrónica (Softel).
A Bernardo Romero González, líder de la naciente pequeña empresa para la programación de softwares, le entrevistamos en septiembre del 2020, cuando todavía eran solo un grupo de jóvenes ingenieros trabajadores por cuenta propia (TCP) que se acercaron a esa empresa estatal para que les facilitara su gestión exportadora.
“Fuimos de las primeras micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) aprobadas y el tránsito fue rápido y muy efectivo. Ya después inscrita, si apreciamos desconocimiento y demoras de varios proveedores de servicios, como el Banco, la oficina de Estadísticas, Etecsa. Todavía las entidades con las que tienen que interactuar las mipymes no están al ritmo que necesitamos”, precisó.
“Para nosotros no fue un problema que Ingenius pasara de TCP a mipymes. Ya veníamos con una relación de trabajo, y desde el punto de vista de las regulaciones y las prestaciones de servicios que pueden dar ahora, se trata de un vínculo empresa-empresa, lo cual se consolida de una mejor manera”, valoró por su parte Ailenis Macías Hernández, directora de Comercialización de Softel.
Cuatro contratos de exportación de servicio ya consiguieron cerrar Softel e Ingenius con empresas extranjeras, un camino no exento de obstáculos, fundamentalmente en el aprendizaje inicial de la parte contractual. “Pero lo sobrepasamos muy pronto, y a partir de ahí todo ha sido beneficios y facilidades de trabajo”, enfatizó la directiva, al encomiar la evolución favorable de la experiencia, tanto en la comunicación como en la confianza entre las partes.
Luego ambas organizaciones pasaron a colaborar en el desarrollo de soluciones propias de Softel, como es el caso de la APK E-Firma, lo cual incluye su futuro mantenimiento y ampliación en el tiempo, también para otros sistemas operativos y plataformas.
“Hemos confiado en ellos por el trabajo precedente y ha sido una experiencia maravillosa”, evaluó Macías Hernández, quien añadió que Softel tiene el propósito de negociar con otrasmipymes la ampliación de sus servicios a otros territorios donde hoy no pueden llegar, para lo cual ya exploran opciones en Artemisa y Mayabeque.
Romero González está satisfecho con el doble lazo de Ingenius con su representante para las exportaciones y a la vez su cliente en varios proyectos, tanto que prevén explotar más el mercado que ofrecerían otras entidades estatales, para expandirse y ampliarse.
“Nos lo hemos ido ganando, no obstante, hace falta que el sector estatal confíe en la seriedad, profesionalidad y potencial de los privados en los servicios, no solo para ayudar a que se haga un producto, sino también en la otra dirección, que colaboren con nosotros en el desarrollo de softwares, para lo cual necesitamos información, apoyo o tecnología desde la parte estatal. El encadenamiento puede ser en los dos sentidos”, sugirió.