Roja rojita, tal como decía una y otra vez el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Rafael Chávez Frías, ha sido la marea de pueblo que en todos los estados venezolanos participó en las últimas semanas durante los actos masivos de cierre de la campaña electoral, que tendrá un momento cumbre el próximo 21 de noviembre.
Y es que se repiten los intentos de manipulación y sabotaje, las campañas mediáticas malintencionadas, las amenazas y las mentiras, que no han podido detener la marcha de quienes se mantienen defendiendo la verdad, la justicia, la paz, la soberanía nacional, la tranquilidad ciudadana, y confían en la democracia, en el derecho a ejercer su criterio por la vía del voto, que es la forma más efectiva para expresarse y dirimir sus conflictos internos.
Muestra de ello ha sido también el documento calificado de histórico, firmado el pasado 3 de noviembre por el presidente Nicolás Maduro, un Acuerdo de Entendimiento entre la Corte Penal Internacional (CPI) y el Gobierno chavista, luego de reuniones cordiales, transparentes e intensas, con lo cual se inicia una nueva etapa de diálogo, cooperación y apoyo mutuo en la búsqueda de la verdad.
La CPI —al igual que disímiles instancias internacionales— ha sido empleada para tratar de juzgar al Gobierno de la nación suramericana por supuestas violaciones de derechos humanos y muchas otras acusaciones que habitualmente, y como parte de la descarnada guerra sicológica contra Venezuela, se utilizan para justificar sanciones y bloqueos económicos, causar desesperación, promover el odio, enfrentar al pueblo con el Gobierno.
El chavismo, sin embargo, volvió a abrir las puertas con transparencia y demostró disposición ante el fiscal de la CPI, Karim A. A. Khan QC, de avanzar en investigaciones que evidencien de qué lado se halla la razón. “Venezuela garantiza la justicia con instituciones que están dispuestas a mejorar, perfeccionarse y avanzar. Para que haya paz, debe haber justicia”, diría el presidente Maduro luego de la firma del Acuerdo.
“#ChavismoEsJusticiaYPaz somos la mayor garantía de Paz para la Patria, sigue consolidándose la independencia y soberanía de Venezuela, el 21NOV nuestro Pueblo va a seguir labrando su propio destino, en democracia, en socialismo, por el camino de Chávez. Nosotros Venceremos!!”.
Así también lo ratificó el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, quien ha estado compartiendo en sus cuentas oficiales en redes sociales, y en las del propio Partido, imágenes de la alegría en las calles, en comunidades y urbanizaciones, en actos públicos y manifestaciones, en encuentros de los candidatos con el pueblo, muestra de la tranquilidad, el respeto y la confianza en el proceso social que defenderán nuevamente en las urnas, el día 21.
Venezuela tiene con qué, más que el eslogan de la campaña, ha sido la ratificación de que en medio de las dificultades más atroces, de una situación epidemiológica compleja, a la cual se han sumado sanciones internacionales y medidas de bloqueo económico recrudecidas como nunca antes, la Revolución chavista se ha crecido y sus mejores hijos e hijas han seguido adelante, unidos, pensando y construyendo para todos y todas.
No se trata de simples palabras, la derecha entreguista, la proimperialista interna y la de la región, los lacayos de turno que siempre asoman sus rostros y se sirven de la mentira para opacar o frenar el proceso revolucionario, lo han intentado todo y apostaron además a la etapa de enfrentamiento a la pandemia para ahogar económicamente a Venezuela, pero tampoco lo lograron y la nación suramericana es hoy uno de los países que con mayor éxito enfrenta la COVID-19.
Venezuela tiene y seguirá teniendo con qué, porque enaltece las banderas de la dignidad, sigue creyendo y defendiendo la paz, da voz a los hijos que quieran aportar a la nación estén donde estén, siempre que la defiendan, no la mancillen ni la dejen pisotear. Por eso la jornada del 21 de noviembre próximo volverá a demostrar el temple de ese pueblo, de estirpe batalladora y alegre, su derecho a continuar labrando su propio camino.