Cuando aquel día se dispuso a comenzar la jornada, la doctora Daylis Ramos Reymont estaba lejos de imaginar el inesperado giro en sus planes para viajar al extranjero a cumplir su segunda misión internacionalista.
La joven facultativa del yumurino Hospital Pediátrico Docente Eliseo Noel Caamaño cursaba un entrenamiento en La Habana al momento de la propuesta de aplazar su preparación, su viaje, para ayudar la lucha contra la pandemia en la provincia de Matanzas.
“No lo pensé dos veces y sin que me quedara nada por dentro, me dije: lo mío primero. Hemos apoyado al mundo, ahora toca a la Patria”, confiesa. “Soy matancera de pura sangre, por eso estaré aquí, ayudando, hasta que se me necesite. La misión que espere”.
Mientras aguarda para comenzar la jornada laboral, Daylis razona sobre la circulación en Matanzas de los cinco cero tipos de la cepa Delta, entre 30 y 60 veces más peligrosa que sus antecesoras, por su alto poder de contagio.
Sin embargo, especifica, un peso importante en la elevada transmisión se relaciona con la indisciplina en general, tanto social como en los centros laborales. “Se continúan irrespetando los protocolos en no pocas entidades y, a pesar de nuevas decisiones para evitarlo, siguen las aglomeraciones en los bancos, las farmacias, por citar algunos lugares”, advierte.
Graduada en el año 2011, la especialista en Radiología considera que Cuba está manejando la COVID-19 en el peor escenario posible y “eso es por culpa del bloqueo, que en este año y medio ha exacerbado su esencia criminal. Es mucha la carencia de insumos, medicamentos, material gastable como batas, mascarillas, guantes, gorros, son una cruel realidad”, lamenta.
Así y todo, pondera orgullosa, el país busca alternativas en esa apuesta por la vida, definitoria de su esencia humanista. “Solo un gobierno interesado en salvar al pueblo estimula la creación de vacunas para contener el contagio y proteger a su gente. Esa es la prueba más irrefutable”.
Cada cifra de niño contagiado con la COVID-19 le oprime el alma a la radióloga. Ella misma es madre de uno de cuatro años. “Todo cuidado es poco, a la hora de preservar a los infantes. Sobre su vigilancia, el modo de evitarle la enfermedad, mucho se informa por los medios de prensa, pero aún no se percibe en la población plena conciencia del esmero para preservar del coronavirus a los que tienen edad pediátrica (de 0 a 18 años)”, reflexiona.
“Lo que más me preocupa es la desprotección a de los lactantes. Hay pequeñines de 2 meses con 15 o 16 contactos. ¡Lo nunca visto!”, exclama.
Por eso, expresa, en tan difícil contexto lo mejor es que cada cual haga lo suyo para contener el coronavirus. “No se puede bajar la guardia. Solo así se evita el contagio. Cuando eso sucede, el virus encuentra una puerta de entrada”, dice y la voz se le quiebra.
“Todo el mundo debe ayudar. No puede ser solo una tarea del sistema de Salud o del Estado. Ya hay más de 330 fallecidos en la provincia. Esto no es juego, ni fake news, es una dura realidad”, se duele.
Daylis ya cumplió misión internacionalista en Venezuela y cuando las condiciones lo permitan, volverá a llevar la solidaridad cubana a otras tierras de mundo. “Ahora es el turno de mi patria”, asegura. Estoy dispuesta a dar hasta mi último esfuerzo Matanzas”, afirma orgullosa.