Frente al riguroso tribunal de académicos que evaluaría su tesis de doctorado titulada: “Sistema de Gestión de Gobierno basado en Ciencia e Innovación para el desarrollo sostenible en Cuba”, el Presidente de la República fue un “doctorando” más.
Ajustado a la solemnidad del momento, el presidente, con la modestia y la sencillez de un estudiante, pero con la indiscutible autoridad del ejecutivo que prueba sus verdades en la práctica, empleó 29 de los 30 minutos asignados a su exposición y un tiempo equivalente para responder nueve preguntas de sus oponentes y 14 comentarios que de algún modo interrogaban también. O así pareció entenderlo el doctorando, quien respondió incluso algunas dudas que se podían considerar resueltas en la exposición principal.
Sorprendía, desde la arrancada, el planteo autocrítico del problema científico. La cruda verdad de que la “insuficiente efectividad en las conexiones entre las universidades y las entidades de ciencia, tecnología e innovación (ECTI) con los sectores productivos de bienes y servicios y los territorios, limita el impacto del conocimiento, la ciencia y la innovación en el cumplimiento de los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030 (PNDES 2030) y más allá”.
Así lo había expuesto días antes, en un artículo publicado por la revista Anales de la Academia de Ciencias que fue reproducido por Cubadebate. Pero la evidente insatisfacción del autor con el aprovechamiento de las capacidades tecnológicas y humanas formadas por la Revolución, en lugar de alimentar la queja, le dieron combustible a su infatigable y devota búsqueda de la verdad con el instrumental de la ciencia, lo que se puede verificar en otro fragmento del propio texto:
“El principal estímulo a la búsqueda de un sistema de gestión del Gobierno basado en ciencia e innovación (SGGCI) proviene de la percepción de que el potencial humano y las capacidades científicas y tecnológicas que la Revolución ha creado no han tenido de manera generalizada el impacto práctico deseado en la sociedad y en particular en la economía. Podemos mostrar ejemplos formidables de creación de capacidades de ciencia, tecnología e innovación (CTI) bien articuladas a la sociedad. Una muestra es la industria biotecnológica. Sin embargo, semejantes resultados no se alcanzan eficazmente en todos los sectores”.
No quedó duda por despejar ni pregunta por responder. Auxiliado por esquemas y gráficos diversos y citando autores nacionales y extranjeros con los que se advertía familiarizado, el aspirante a Doctor ganó elogios muy serios de tres oponentes que impresionaron por el rigor de sus comentarios y preguntas, evidentemente destinadas a probar que la jerarquía del expositor no mermaba sino que elevaba las exigencias del tribunal.
“Totalmente espectacular”, comentó satisfecho al final de la defensa, el Doctor José Luis García Cuevas, uno de los tutores de esta investigación que se distingue por haber conectado en tiempo real los diagnósticos del problema con la respuesta científica y práctica, en dos escenarios reales de alta complejidad: el enfrentamiento a la COVID-19 y el Programa de Soberanía Alimentaria. Con mayor impacto en el primero por los indudables avances de la medicina y la biotecnología, que no alcanzan igual desarrollo en el área agrícola.
En nombre de los cuatro tutores, la Dra. Aurora Fernández, asesora del MES, explicaba el arduo trabajo que precedió a la defensa, al decir que el doctorando lo asumió “en medio de numerosas tareas de gran prioridad para el país. El tiempo siempre escaseó y otras urgencias estuvieron inexorablemente presentes. Pero el doctorando nunca cejó en su empeño, siempre reunió el tiempo que no tenía y le sustrajo al descanso las horas que este demandaba. Con dedicación avanzó inexorablemente en su trabajo académico, fundamentando la ciencia e innovación como pilar de la gestión del gobierno.
“Hemos sido testigos de su crecimiento como investigador, aprovechando lo aprendido para perfeccionar la gestión gubernamental sistemáticamente. La sencillez, espíritu autocrítico y respeto a la comunidad científica están presentes en el doctorando”.
Dijo más Aurora y dijeron también los oponentes, preocupados porque esta tesis sea la primera y no la única de este carácter y porque se haga ley el ejercicio de gobierno basado en ciencia e innovación.
Al fin de una jornada emotiva y trascendente por lo que implica para el país y sus salidas al desarrollo, pregunté a los que pude si conocen otro caso de un presidente en activo defendiendo un doctorado que evalúa su propia gestión de gobierno. Dicen que hay otros mandatarios que son doctores en Ciencias, como el presidente de China Xi Jinping.
Pero no consta que hayan desarrollado y obtenido el doctorado en pleno ejercicio de la presidencia.
El Doctorando se despidió de su fuerte tribunal con más de un agradecimiento por los señalamientos y observaciones. Y con una dedicatoria conmovida a la Revolución, a Fidel y Raúl, “cuyos pasos me empeño en seguir”, a su esposa, hijos, padres, familiares, compañeros y amigos, y al futuro de sus tres nietos, que es el futuro del país.
La noticia, sin más cobertura que la de dos periodistas invitadas, voló a las redes en Twitter y Facebook, donde alguien declaró su orgullo por tener un Presidente Doctor en Ciencias.
La Academia, con el rigor que la sostiene, pidió corregir el dato: si bien obtuvo 5 puntos, la máxima calificación en la defensa, hasta que se reúna y dé su veredicto la Comisión de grados científicos, nuestro presidente es un doctorando. Así de riguroso fue el tribunal que lo evaluó. Así es el proceso para alcanzar un doctorado en Cuba. Incluso para el presidente de la República. Que conste.
Tribunal del doctorado
Presidente Dr.C. Armando Cuesta, secretaria Dra.C Dianelys Nogueira, Dr.C. Gilberto Hernández.
Oponentes: Dr.C. Reynaldo Velázquez y Dr. C. Carlos Martínez
Equipo de tutores
Dra.C. Aurora Fernández González
Dra.C. Mercedes Delgado Fernández
Dr.C. José Luis García Cuevas
Dr.C. Jorge Núñez Jover
(Tomado de cubadebate.cu)
Me honra, por varios motivos, que nuestro Presidente, con el que tengo amistad de la época en que eramos cuadros de la UJC, él en Villa Clra y Buró Nacional y yo en Matanzas, haya realizado y defendido su tesis siendo Presidente de un paín bloqueado, agredido, con díficil situación económica y en medio de la Covid -eso es un gran ejemplo-, lo haya defendido en el Tribunal Nacional de Ing. Industrial, del cual soy miembro, que en su tribunal y tutores hayan estado buenos amigos y mi tutor, el Dr.C. Gilberto Hernández, que lo haya hecho en un tema tan necesario para el país y en el cual yo trabajo, la gestión de la ciencia y la innovación. Su tesis agre un camino para que nuestros cuadros se motiven aún más en formarse como doctores, lo cual necesita Cuba
Permítanme violar el procedimiento del otorgamiento de grados científicos, potestad de la Comisión de grados científicos, hasta esta que se reúna y dé su veredicto sobre el estudio, la tesis y su defensa. Nuestro presidente hasta ese momento es un doctorando de derecho, pero para nuestro pueblo, que ha seguido y constatado sus resultados entre tantos otros, en el tema de su tesis de doctorado “Sistema de Gestión de Gobierno basado en Ciencia e Innovación para el desarrollo sostenible en Cuba”, Díaz – Canel, es Doctor en Ciencias. Muchas felicidades Doctor.