En los cerros de Caracas, los valles mirandinos del Tuy; los casi inaccesibles caños en los deltas del inmenso río Orinoco; las comunidades esquivas de la inhóspita selva amazónica; los asentamientos andinos; los pasos fronterizos… Ahí está Fidel con su ejemplo personal y su infinita fe en la victoria.
En los Centros de Diagnóstico Integral; las Salas de Rehabilitación Integral; los consultorios populares…, donde quiera que haga falta una mano solidaria a favor de la salud y la vida de las personas más vulnerables… Ahí está Fidel con sus ideas humanistas señalando el camino.
En el espíritu y la obra de las colmenitas bolivarianas; las canchas deportivas; los campos y los urbanismos que abren espacios al cultivo de productos del agro; en la restauración de servicios eléctricos afectados por el bloqueo imperial y sabotajes; la superación de postgrado y en la alfabetización… Ahí está Fidel con sus aspiraciones de inclusión social.
En el enfrentamiento a la COVID-19 marchan a la vanguardia en zonas rojas; pesquisas casa a casa (más de 103 millones), pruebas rápidas (una cifra superior al millón 568 mil), atención a pacientes enfermos y sospechosos (más 284 mil 233)… Ahí está Fidel liderando al Ejército de Batas Blancas que fundó pensando en los más vulnerables.
En el valor, la decisión y la experiencia de las seis brigadas del Contingente de Médicos Internacionalistas Henry Reeve que ahora mismo están dando batalla en la primera línea de combate contra la pandemia y cuyos integrantes en su mayoría regresaban de Italia, Andorra, México y Emiratos Árabes y dieron el paso al frente y han consultado más de tres mil 147 enfermos, y realizado más de 24 mil 900 procederes de enfermería… Ahí está Fidel.
Ahí está Fidel y estará por siempre, porque la obra de los más de 22 mil cubanos que cumplen misión internacionalista en la Patria de Bolívar en cada jornada levantan las cimientes del mundo mejor posible que soñó el invicto Comandante en Jefe.
Ese apoyo solidario con base en el Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela, rubricado por Fidel y Chávez hace ya 20 años, se levanta como un monumento tangible a la entrañable hermandad de los dos pueblos y honra la memoria de ambos líderes latinoamericanos de reconocida proyección internacional.
En toda esa obra humana de beneficio social inclusivo está la presencia de nuestro invencible Comandante en Jefe, porque es fruto de sus desvelos por la humanidad y sus banderas las sostienen en alto las nuevas generaciones de cubanos, formados bajos los principios solidarios e internacionalistas que les inculcara con su ejemplo personal.