La recuperación de más de la mitad de los espirituanos contagiados durante el actual rebrote de la pandemia en la central provincia (256 personas hasta este lunes), constata el empeño y la entrega de los profesionales de la salud y del personal de apoyo que labora en los 37 centros de aislamiento y los tres hospitales habilitados en Sancti Spíritus para prestar atención médica a los casos positivos o sospechosos de padecer la COVID-19.
Ámbar Brito Cabrera secretaria del Sindicato de Trabajadores de la Salud en el territorio, reconoce que en ese resultado también consta el esfuerzo del personal asistencial del Hospital Militar Manuel Fajardo de Villa Clara. En esa institución son atendidos pacientes positivos al SARS CoV-2 residentes en cualquier punto de la geografía espirituana, principalmente aquellos que presentan mayores complicaciones durante la evolución de la enfermedad.
La enfermera Lídice Pérez Bernal corrobora la intensidad con la que se trabaja para sanar a los pacientes. Lo refrenda su recorrido laboral por cinco de las instituciones acreditadas para el enfrentamiento al nuevo coronavirus en predios espirituanos.
“He trabajado en lugares que no son propiamente hospitales, pero con las condiciones indispensables para una correcta prestación sanitaria”, expresa con satisfacción la enfermera, quien basada en su amplia experiencia de convivencia con el virus sin infectarse, valida la efectividad de las medidas de higiene y aislamiento para evitar el contagio.
Una atención integral equivale en La Cabaña
Lídice ahora asiste en el hospital emergente para enfermos sintomáticos, radicado en el motel La Cabaña de la urbe yayabera, donde profesionales de la salud, estudiantes de Medicina y los trabajadores de la entidad, escriben historias de consagración similares a las de otros cientos de cubanos enfrascados en contener la epidemia.
“Nos desvela la recuperación integral del paciente. Mi profesión propicia un contacto directo con el enfermo y además de ponerles las inyecciones, alcanzarles las pastillas o tomarles la temperatura, intento convencerlos de que el virus llega y se va, que cuando se recuperen tienen que seguir su vida normal y protegerse más que antes”, narra la experimentada enfermera.
De la importancia de esos mensajes de aliento para responder mejor a los tratamientos y lograr una recuperación efectiva de los enfermos, da crédito el Licenciado en Psicología Daumé Valle Pina, atento a la estabilidad emocional de los ingresados en La Cabaña, durante estos días de octubre.
“La intención es generar alternativas que brinden esperanza y garantizar la estabilidad emocional de los infectados. Muchas veces necesitan apoyo psicológico para enfrentar problemáticas asociadas a situaciones familiares, como puede ser el traslado de un familiar a una Unidad de Cuidados Intensivos o la confirmación del diagnóstico de algún ser querido.
“Ayudar a los seres humanos que pasan por momentos difíciles es mi razón de ser, más cuando las personas que te acompañan en ese empeño se imponen al cansancio, al estrés de enfrentar una enfermedad compleja y trabajan con amor. Así es este equipo”, asegura Daumé.
En tiempos difíciles la juventud se impone
De esa consagración ha bebido el joven estudiante de primer año de Medicina, César Alejando Mursulí Abreu, que junto a otros tres compañeros de carrera y dos trabajadores de La Cabaña realizan quehaceres imprescindibles para el funcionamiento óptimo del hospital.
“Como auxiliares asumimos todas las tareas de limpieza y desinfección, el lavado de la ropa y entregamos los alimentos a los enfermos. Al interactuar con los pacientes tratamos de hablarle de otros temas y propiciar instantes que los distancien del padecimiento. Nuestra intención es que se sientan atendidos. Existe un respeto mutuo que retribuye nuestro esfuerzo,” lo que gratifica sobremanera al futuro galeno.
“Me encontraba haciendo pesquisa y por las redes sociales conocí de una convocatoria que se realizó desde la organizaciones estudiantiles de la Universidad para trabajar de manera voluntariamente en la zona roja. Consulté con mis padres mi interés por colaborar y me apoyaron. Los primeros días fueron tensos, luego se convirtieron en otra escuela. Estamos rodeados de personas positivas al SARS CoV- 2 y el peligro está circulando, pero son seres humanos que no eligieron enfermarse y necesitan ayuda”, sentenció César Alejando.