A debate: Un 1 de mucho valor

La decisión de que las empresas, sociedades mercantiles y coo­perativas aporten el 1 % de sus ingresos en virtud de la comer­cialización de bienes o prestación de servicios en concepto de con­tribución al desarrollo local ha sido inteligente, acertada y muy valiosa para los municipios, los que conforman la estructura bá­sica del país.

Como parte de la actualiza­ción del modelo económico cu­bano, la atención al desarrollo territorial y la posibilidad de contar con fuentes de financia­miento para garantizarlo consti­tuyen cuestiones esenciales.

Una investigación realizada por profesores universitarios, reconoce el potencial que desde la perspectiva financiera cons­tituye el pago de la contribución territorial, así como la necesidad de potenciar proyectos que res­pondan a la estrategia de desa­rrollo municipal e incorpore la participación de un mayor nú­mero de actores al proceso que impulse las alianzas entre los di­versos factores.

Reseña que su implementa­ción comenzó inicialmente en 26 municipios, y en el 2016 se extendió a todos los del país, con la prerrogativa de poder utilizarse para inversiones no incluidas en los planes. Eso sig­nifica para los gobiernos a ese nivel concebir el progreso terri­torial como un proceso endóge­no y no como una solución pro­puesta desde “arriba”.

Ese 1 % multiplicado abre la posibilidad de solucionar múl­tiples problemas vinculados di­rectamente con la población y la calidad de vida, muchos de ellos acumulados durante años y que han constituido reclamos perma­nentes.

De hecho, se hace patente en toda la nación el mejoramiento de viales, la restauración y rea­condicionamiento de institucio­nes educacionales, culturales, deportivas, recreativas y de la salud, y unidades de la gastro­nomía y los servicios, entre otras acciones. Notable y muy impor­tante resulta lo que ya se ha po­dido ejecutar gracias a ese aporte del 1 % de las entidades, socie­dades mercantiles y cooperativas en los territorios.

Como se evidencia, la contri­bución territorial permite tam­bién que la estructura munici­pal se convierta en financista de proyectos diversos. Eso sí, se requiere siempre de una actitud responsable por parte de quie­nes deciden y controlan, para no poner en riesgo los proyectos y mantener la objetividad sobre la base de lo más necesario y pro­vechoso.

En la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cu­bano de Desarrollo Socialista; las Bases del Plan Nacional de Desa­rrollo Económico y Social hasta el 2030: Visión de la Nación, Ejes y Sectores Estratégicos, y los Li­neamientos de la Política Eco­nómica y Social del Partido y la Revolución para el período 2016-2021 puede encontrarse la guía para hacer lo más efectiva posi­ble la utilización de esa contri­bución financiera. O sea, existen todas las herramientas teóricas para emplearlas adecuadamen­te y evitar desviaciones, pues los propósitos que la sustentan están muy bien definidos.

La situación económica originada por la pandemia ha afectado a los contribuyentes por la disminución o paraliza­ción de los procesos de produc­ción y de servicios y, obviamen­te, al monto de la contribución financiera para el desarrollo territorial.

Según puede apreciarse, es­tamos en presencia de un 1, en términos de porcentaje, de mu­cho valor para la sociedad y el desarrollo.

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