La Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y sus sindicatos en la provincia santiaguera aportan desde su quehacer a los empeños por disminuir el consumo de energía eléctrica y de portadores energéticos de manera general.
Ante la urgencia de extremar las medidas de ahorro, teniendo en cuenta que el territorio incumplió en los primeros días de septiembre el plan de consumo de electricidad, en todos los centros laborales se da un seguimiento riguroso a asuntos relacionados con el uso de los equipos altos consumidores, propiciando que sea fuera de los horarios picos.
Regulaciones en el encendido de aires acondicionados, el apagado de luces y la desconexión de equipos no tecnológicos entre las once de la mañana y la una de la tarde, así como el máximo aprovechamiento de la luz solar figuran entre las acciones que se concretan en Santiago de Cuba.
Según dijo a Trabajadores Daniel Romero, funcionario de la CTC en la provincia, la organización proletaria se acerca con especial interés a instituciones hospitalarias, policlínicos, fábricas de la industria alimentaria y la Empresa de Telecomunicaciones (Etecsa), entre otras que figuran en la lista de los centros mayores consumidores de energía eléctrica.
“De conjunto con las estructuras sindicales comprobamos si hay sobregiros, y se realiza la autolectura del metrocontador, si el plan de consumo diario es de conocimiento de los trabajadores, y estos dominan y aplican el plan de medidas de ahorro desde cada puesto de labor y si en las asambleas de afiliados se debate un asunto tan importante”.
Como saldo favorable de ese quehacer el directivo destacó las disminuciones de consumo que se han logrado en diferentes entidades, sobresalen entre estas el Laboratorio Farmacéutico Oriente, las panaderías de la provincia, además de las sucursales del Banco de Crédito y Comercio, y del Banco Popular de Ahorro.
Acerca del autor
Periodista cubana. Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesora Auxiliar de la Universidad de Oriente. Guionista de radio y televisión.
Buen empeño el de los trabajadores santiagueros. El país necesita desligarse de los altos consumos de energía eléctrica, en especial en estos tiempos. Los colectivos laborales, como se argumenta en el artículo, deben comprobar si hay sobregiros, y se realiza la autolectura del metrocontador, si el plan de consumo diario es de conocimiento de los trabajadores, y estos dominan y aplican el plan de medidas de ahorro desde cada puesto de labor y si en las asambleas de afiliados se debate un asunto tan importante. Pero no todo debe ser regulaciones (apagado) y desconexiones en horarios pico. Se impone a la vez, que lo consumido esté respaldado por un resultado, sea productivo, de servicios o social, y mucho mejor si se consigue con optimización. Entonces podremos hablar de ahorro. Añadí, en estas páginas, el pasado 17: En mi modesto criterio, la evaluación del consumo energético periódico no se puede quedar en quien cumple o quien no cumple con una cifra asignada. Es real que esta cifra sale de una desagregación de nuestras posibilidades de generación de energía y su sobregiro implicaría un sobreconsumo en la generación, en un gran %, de diésel, que tenemos que importar. Por ello y más en las condiciones actuales, consumir por debajo de esa cifra en cualquier entidad es un imperativo. Pero, esa evaluación debe llegar a que utilidad tiene ese consumo, que nivel de actividad ampara, es justificable o no. Hablemos de desempeño energético, de mejoramiento u optimización de indicadores de consumo. No se puede hablar de ahorro por dejar de consumir, o por consumir por debajo de una cifra y hacerlo de forma ineficiente, a cualquier costo, incluso sin resultados en la dirección deseada. Necesitamos que el consumo no supere la cifra asignada, pero es deseable que este sea eficiente.