La Guagua: Después de Laura y Marcos, Nana y Omar

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Según Laura iba abandonando el territorio nacional cubano, empezaba también la Fase de Recuperación para restañar daños que no han sido de gran magnitud como los ocasionados por anteriores meteoros cuyo paso han dejado huellas que todavía no se han podido borrar del todo.

En la calle es común escuchar expresiones de que Marcos se fue enseguida, que Laura pasó a alta velocidad sin intensificarse, y algunos hasta manifiestan agradecimiento hacia un fenómeno sin nombre propio: el anticiclón que presionó a la tormenta tropical más hacia el sur del litoral.

La temporada ciclónica concluye el 30 de noviembre, y hasta ese día pueden venir Nana, Omar, Paulette, Rene, Sally, Teddy, Vicky y Wilfred, por lo cual tanto Laura como Marcos pueden dejar la mejor de las enseñanzas si las sabemos asimilar.

Muchas lecciones han dejado las recientes tormentas que se presentaron por el este y el oeste como una amenaza de cercar la isla caribeña que, afortunadamente, ha salido ilesa de ambos embates naturales.

A bordo de esta Guagua trataremos solo de una de las asignaturas que, por cierto, es como si la lleváramos a examen en cada curso sin que logremos la máxima calificación porque perdemos puntos siempre con la misma pregunta.

No obstante que hoy comentaremos sobre el servicio eléctrico, en otra ocasión se podría discutir sobre la poda de árboles que se debe hacer cuando se siembran (o nacen sin intervención de los humanos) en lugares inadecuados, o se plantan especies conflictivas con el entorno.

 Sin referirnos a La Habana ni a ninguna provincia en particular, lanzamos la siguiente pregunta en las redes sociales:

 ¿Estarían bien puestos los postes eléctricos que cayeron con vientos de tormenta? ¿Y si Laura hubiera sido huracán?

 

Entre las respuestas, están:

 Fernando Echerri Fernándiz dice:

Genial, 5 postes caídos y se formó…

 

Yuleiky Obregón Macías dice:

Creo que los postes están bien puestos, en su mayoría, generalmente se caen, además de las características (altos, delgados), porque otros elementos naturales o no, caen sobre ellos, digamos partes constructivas o árboles.

 

En el ciberespacio también encontramos este comentario digital:

Ynams dice:

¿Y La Habana cuándo se recupera? Llevamos 13 horas después de la salida de Laura sin corriente. La quitaron hace 16 horas antes de que llegaran los vientesitos y aquí estamos sin electricidad. Esperemos que los esfuerzos por la recuperación no se demoren mucho más porque si esto pasa con esta tormenta no quiero ver cómo quedamos con un huracán.

 

Como veremos, además de las molestias los apagones generan una cadena de consecuencias que perjudican la economía, por lo cual bien vale la pena examinar por qué cae un poste y a pocos metros de él se mantienen otros, y los hay que permanecen en pie a pesar de recibir vientos superiores a los derribados.

Sin dudas, influyen la configuración del terreno y los caprichos de las rachas de viento, pero no está de más tener el mayor cuidado de cumplir las normas técnicas cuando se colocan, y sobre todo, si hay que revisarlos periódicamente, no violar ese paso, para darles el mantenimiento necesario.

Y efectivamente, no tienen que caerse todo los postes, con 5 es suficiente, y quizás hasta con menos se interrumpa el servicio a una cantidad de clientes que pudieran ser hasta los de una cabecera municipal…

Bien demostrada está la capacidad de los trabajadores del sector para restablecer la electricidad en un tiempo que nada tiene que ver con el de otras naciones, que permanecen días y semanas oscuros a pesar de no estar bloqueadas como Cuba.

Tampoco se discute que todos los recursos se ponen en función de reactivar la transmisión de la energía, pero tal vez no hubiera que usar un alto volumen de esos medios, si todo se hiciera bien, desde la instalación hasta las revisiones periódicas que pueden hacerse con poco gasto.

 

En resumen: tomemos la lección que dejaron Laura y Marcos, que tal vez sean el mejor aviso para enfrentar a los próximos fenómenos meteorológicos que pudieran ser más intensos.

Ahora mismo, en muchos lugares, si observamos las líneas telefónicas y eléctricas, veremos que hay árboles que les caerán encima si los derriban vientos huracanados.

Aprendamos de estas tormentas tropicales para estar mejor preparados cuando vengan Nana, Oscar y los demás.

 

Si usted no pudo leer Guaguas anteriores, acceda a ellas desde aquí

 

En una reunión con trabajadores de la Cooperativa de Ómnibus Aliados en La Habana, el 30 de marzo de 1959, Fidel dijo:«Ustedes saben que uno de los lugares donde más se discute de política, de revolución, de economía y de todo, es en el ómnibus, ¿no? Es como una plaza pública el ómnibus, es como una mesa redonda; un ómnibus es como una mesa redonda permanente, donde todo el que sube opina. (…) a veces pregunto qué se habla en los ómnibus, para enterarme de cómo andan las cosas.»

Acerca del autor

Licenciado en Periodismo y licenciado en Ciencias Sociales, autor de El Foro en Cubahora, jubilado y reincorporado en la Redacción Digital de Trabajadores, donde escribe las secciones LA GUAGUA y EN 500 CARACTERES, fue corresponsal del periódico Vanguardia en tres de las seis regiones de Las Villas, Jefe de Redacción fundador del periódico Escambray, Corresponsal Jefe de la Agencia de Información Nacional (actual ACN) en Sancti Spiritus, colaborador de Radio Progreso, Prensa Latina y Radio Sancti Spíritus; así como Jefe de Información, Subdirector y Director del periódico Vanguardia, donde administró sus foros de discusión.

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3 comentarios en La Guagua: Después de Laura y Marcos, Nana y Omar

  1. Es indiscutible que el paso de una tormenta tropical o un huracán pueden dejar daños que cuestan recursos y hay que resarcir pero comparto la idea de que muchas veces no se hacen las cosas como son y se violan normas que cuestan recursos, muchas veces se oyue decir que tras la activación de los Consejos de Defensa comienzan las actividades previstas en los planes diseñados; limpieza de alcantarillas y tragantes, que se pasan años y no se hacen, que se dice se hicieron y solo abarcó algunas de ellas, a veces lka que va a salir en el reportaje de la prensa, se acometen podas de árboles que no constituyen ningún peligro, salvo el que dimana de la deforestación que a veces incluye decenas de ellos, y los que constituyen peligro quedan en pie, hemos hablado de las características técnicas de determinadas construcciones para que sean más resistentes a los huracanes y nadie las respeta, ni se exige el respeto, en fin que en nuestra coexistencia con la naturaleza no hemos aprendido, totalmente, a convivir con ella, y ella si no perdona lo que hacemos indebidamente.

  2. La historia se repite, me molesta mucho cada vez que oigo en el NTV de que ya casi con el ciclón tocando tierra cubana se comienzan las podas de los árboles y limpieza de alcantarillas. Me pregunto ¿hay que esperar a la época de ciclones para hacer estos trabajos? Si se hicieran planificadamente cuando llegan estos eventos es más rapida la recuperación y se ahorra trabajo de maratón.

  3. «La Guagua: Después de Laura y Marcos…
    Gracias al Instituto Nacional de Metereologia y al abnegado colectivo que lo compone hemos ido aprendiendo y ganando en información. Año tras año hemos visto pronósticos que ponen a correr a los más preocupados hasta Pinar del Rio cuando el fenómeno natural puede decidirse a cruzar la isla por Batabanó.
    Todo es comprensible y explicables al final cuando hacemos el balance de daños y experiencia, vemos que la naturaleza es irrepetible y hace sus recorridos récord a su capricho. Es el nuevo fenómeno de la naturaleza el que aporta el nuevo elemento para un nuevo modelo de comportamiento de los próximos años y sus pronósticos.

    Los científicos tabulan esos elementos y los convierten en tendencias probables. Los meteréologos son los más arriesgados, son quienes dan el pronóstico de lo que será, sobre la base de su conocimiento y experiencias tabuladas de lo que fué.

    La Defensa Civil tiene en cualquier circunstancia la tarea de proteger al costo que sea necesario. Su area es la de preservar vidas y bienes vitales para el país.

    Si cada año, además de restaurar daños haciendolo mejor como insiste nuestro presidente, incluso en tiempos de normalidad como sucede cada vez que rompemos un pedazo de vía, si pudiésemos (solo un ejemplo) coordinar los esfuerzos para soterrar conductores eléctricos del tramo ya cavado llegaría el momento de estar protegidos en ese sector de daños de la naturaleza a una sorprendente cantidad de tramos de la ciudad.

    También la repetición de afectaciones nos obliga, sin pensar en sobrecargas económicas adicionales a nuestro pujante desarrollo local y sus fuerzas productivas, cuando estas estén en capacidad de destinar fondos para proteger ese territorio de los diferentes tipos de daños naturales cada año, el alivio nacional sería sensible. La creación del Fondo de reserva territorial, inamobible, sólo modificable cada año para restaurar daños naturales y de no haberlos para crecer este fondo más allá de la reserva estipulada, sería motivo de más seguridad y sosiego territorial y nacional.

    Aprovechar la propia experiencia de la naturaleza para llegar a ser nosotros más impredecibles en nuestra respuesta reparadora y enriquecimiento de reservas que ella misma con sus daños.
    Sabemos que por ahora sueños, sueños son.

    Gracias,

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