Menos, pero más modernas

Menos, pero más modernas

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El Instituto Internacional de Esto­colmo para la Investigación de la Paz (Sipri, por sus siglas en inglés), establecido en 1966 y dedicado a es­tudiar conflictos armados, el con­trol de armas y el desarme, afirma que las ojivas nucleares son cada vez menos, pero más modernas.

 

 

Según el anuario de Sipri (Yearbook 2020), a inicios de este año los nueve países dotados de armamen­to nuclear —EE. UU., Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakis­tán, Israel y la República Popular De­mocrática de Corea (RPDC)— poseían un total de 13 mil 400 armas nucleares (465 menos que un año antes), alrede­dor de 3 mil 720 de ellas se encuentran desplegadas en fuerzas operativas y casi mil 800 en alerta permanente.

La disminución que reflejan las estadísticas del 2018 y el 2019 se explican por el desmantelamiento de armas rusas y estadounidenses —donde se contabiliza más del 90 % de todas las del mundo— como par­te de los compromisos contraídos al firmar, en el 2010, el Tratado sobre Medidas para la Ulterior Reducción y Limitación de las Armas Estraté­gicas Ofensivas (Nuevo START).

Pero de mantenerse la proyec­ción actual, EE. UU. y Rusia deja­rán morir ese acuerdo, cuya fecha de expiración está prevista para febrero del 2021. Hubo conversacio­nes para ampliarlo o negociar uno nuevo, pero fue como arar en el mar ante la insistencia yanqui de incluir a China, propuesta que la nación asiática rechaza categóricamente.

“El punto muerto en el que se encuentra el Nuevo START y el fra­caso, en el 2019, del Tratado sobre la Eliminación de Misiles de Cor­to y Medio Alcance (Tratado INF), establecido en 1987 entre la anti­gua Unión Soviética y los EE. UU., apunta a que la era de los acuerdos bilaterales sobre control de armas nucleares entre Rusia y EE. UU. podría estar llegando a su fin”, dijo el experto del Sipri Shannon Kile, director del Programa de Desarme Nuclear, Control de Armas y No-proliferación, y alertó que la pérdi­da de los canales de comunicación de las potencias podría conducir a una otra carrera por la supremacía de las armas nucleares.

Ambos países presumen de pro­gramas amplios y caros para mo­dernizar ojivas nucleares, misiles, sistemas de lanzamiento aéreos y producción de estas armas. Las ver­siones más modernas de sus respec­tivas doctrinas militares atribuyen mayor importancia a las armas nu­cleares, lo cual representa un cambio significativo en el consenso impues­to luego de la II Guerra Mundial, en el que evitar el uso de esa arma ex­trema fue un propósito común.

Mientras esas tensiones crecen, China también moderniza su arse­nal y se dota, por primera vez, de la llamada tríada: misiles terrestres y marítimos, y aeronaves con capaci­dad nuclear. Los tres países compi­ten por el desarrollo de nuevos ar­mamentos, por ejemplo los misiles hipersónicos, que harían ineficien­tes los actuales sistemas de defensa. A diferencia de Washington y Pe­kín, Moscú recortó el año pasado su gasto militar un 3,5 por ciento.

Arabia Saudita, por su parte, se mantuvo como el tercer inversor mundial en defensa; en el 2019 des­tinó 8,8 % de su PIB a tales fines, lo cual explica la gravedad del incre­mento de las tensiones en el Medio Oriente. India y Pakistán también amplían y fortalecen sus fuerzas nu­cleares, mientras que RPDC ha re­suelto protegerse del hostigamiento perpetuo a través del dominio, di­suasorio, de la energía atómica.

En términos generales, el gasto militar mundial creció en el 2019 en un 2,6 % y superó los 1,8 billones de dólares hasta marcar un máxi­mo histórico desde 1988, según da­tos del Sipri que reconoce no incluir Estados con inversiones notables en defensa como RPDC, Siria, Eritrea y los Emiratos Árabes Unidos.

El pasado 6 de agosto recordamos con horror el 75 aniversario del lanza­miento de la primera bomba atómica. Hoy las ruinas de Hiroshima son una atracción turística. La Cúpula de la Bomba Atómica, o Genbaku Domu, integran el Parque Conmemorati­vo de la Paz construido en 1954, muy cerca del punto donde estalló Little Boy. Al parecer, la lección no fue suficiente.

 

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