Buena parte de las librerías y bibliotecas públicas del país, a excepción de las de las provincias de La Habana y Mantazas, reabrieron sus puertas como parte de las medidas de la primera fase de la recuperación tras el impacto de la Covid-19.
«Algunas bibliotecas abrieron incluso la semana pasada, pero la mayoría lo hicieron este lunes; solo se mantienen cerradas las que tienen problemas de personal o de estructurales que datan de antes de la pandemia» —confirmó Omar Valiño, director de la Biblioteca Nacional José Martí, institución rectora del sistema de esas instituciones en la nación.
Por su parte, Sandra Sarmiento, vicepresidenta del Instituto Cubano del Libro aseguró que la casi totalidad de las librerías, sin contar las de la capital y las de Matanzas, también comenzaron a prestar sus servicios esta semana.
«Para esta primera fase estamos habilitando los puntos de venta, o sea, actividades que no impliquen aglomeración de público en los locales. Teniendo en cuenta el tamaño de cada librería se ha definido la cantidad personas que pueden estar dentro al mismo tiempo», dijo la directiva.
Sarmiento agregó que se evitará también el acceso de personas con síntomas evidentes y que se protegerá a las vendedoras con nasobucos y otros medios.
El sistema institucional de la cultura se suma al proceso de recuperación atendiendo las particularidades de cada territorio y a lo que han dispuesto las autoridades sanitarias y los consejos de defensa provinciales.
Valiño explicó que las bibliotecas siguen estrictos protocolos, elaborados a partir de experiencias internacionales.
«Los usuarios no tendrán acceso directo a los fondos, todos los pedidos deberán ser tramitados por el personal autorizado. Una vez que sean devueltos los materiales, serán sometidos a medidas sanitarias, para evitar que puedan ser vías de infección» —explicó.
Al igual que en las librerías, se definirá la cantidad de personas que pueden permanecer en los locales y se han separado las mesas para garantizar la distancia mínima.
En librerías y bibliotecas se garantizan los servicios esenciales, pero la programación habitual se ha reducido en consonancia con las medidas de aislamiento.
«En el caso de las librerías no habrá tertulias ni presentaciones en estas fases de recuperación; haremos énfasis en la programación en las redes sociales y divulgaremos las novedades mediante los medios de comunicación», dijo Sarmiento.
Valiño aclaró que las pocas actividades con público que se desarrollarán durante esta etapa en las bibliotecas serán por invitación expresa, y con una convocatoria mínima.
Durante el periodo anterior de enfrentamiento a la pandemia se generalizaron algunas iniciativas, que se mantienen en esta primera fase de recuperación.
Es el caso de los servicios a domicilio que ofertan varias librerías en el país. «Creemos que es una excelente idea y apostamos por sumar a más territorios. Todo lo que se haga en estos momentos difíciles para acercar a los lectores al gran patrimonio de la literatura es bienvenido», concluyó Sarmiento.