Los puntos de desinfección en las entradas de la finca, del taller y del área industrial, le prohibieron al nuevo coronavirus el acceso a la minindustria Ceballos Uno, vinculada a la Unidad Básica de Producción Cooperativa Wilber Segura, en la provincia de Ciego de Ávila.
Uno de los líderes en el combate contra la enfermedad, considera que la disciplina ha sido un bastión para mantener saludables a los trabajadores.
«Cerramos filas en el cumplimento de las medidas sanitarias con el Sindicato, el Partido y la administración al frente», afirmó José Antonio Hernández Pardal, mecánico principal en la fábrica.
En contraste, tan impecable higiene y vigilancia no pudo impedir el asedio de otra enemiga, pero esta sí fue devastadora. El lunes último se infiltró en sus predios una tormenta local severa.
«Nos tumbó los mangos aún por madurar; los plátanos los vendimos a Acopio; las guayabas y las fruta bombas las procesaremos aquí cuando tengamos electricidad, pues el viento y la lluvia derribaron el poste con los transformadores», informaba Antonio Veliz Piloto, administrador del centro.
Mientras observaba a los linieros eléctricos en las acciones de recuperación, comentaba el dirigente: «instalaciones, equipos y recursos humanos están listos para reanudar las faenas, no hay tiempo que perder porque aquí un día representa más de 70 mil pesos en el volumen de producción para la venta…».
En realidad, el impacto del fenómeno fue más fuerte en lugares cercanos como las comunidades El Purial y La Carolina. Recibieron afectaciones unas 26 viviendas, de ellas dos derrumbadas; dos edificios con roturas en el impermeabilizante de los techos; y daños en varias hectáreas de mango y fruta bomba, así como también en cubiertas y estructuras de 53 casas de cultivos de vegetales, de la Empresa Agroindustrial Ceballos, entre otros estragos.
Sin perder un día
Apenas cesaron las lluvias, los relámpagos, la granizada y los fuertes vientos, en la Ceballos Uno iniciaron la labores de recuperación, las cuales concluyeron en tiempo récord de 48 horas, gracias a la consagración de fuerzas de la empresa eléctrica avileña.
Luego el colectivo de la «mini» comercializó lo que no pudo llevarse la tormenta: El lote de cubetas plásticas envasadas con trozos de fruta bomba en almíbar para el consumo de la población, en respuesta al incremento de la producción de alimentos que necesita el país para enfrentar la Covid-19.
Otra contribución, que no vino con la ventisca, pero sí salió de allí recientemente hacia los mercados y puntos de venta de varias provincias, fue el puré de tomate y el jugo de guayaba en botellas de cristal.
El ingeniero termoenergético Pedro Durán Rodríguez, junto a obreros y técnicos del centro, construyeron la nueva línea de producción. La alternativa es una invención capaz de lograr un proceso productivo contínuo y así evitar interrupciones operativas, en momentos de déficit de latas de varios tamaños para los productos en conserva.
«En dos turnos de trabajo llenamos 14 mil botellas diarias, en una jornada con puré, lavamos los equipos, y al siguiente día con jugos. La labor de fregado de las botellas es más engorroso porque se realiza de forma manual, pero le ha facilitado empleo a varias mujeres», opinó el obrero Yuniel Gamboa Acosta.
Mientras que el sindicalista Daniel Pavón Santana destacaba el ahorro de petróleo que representa el traslado hacia el procesamiento industrial de las frutas y los vegetales en equipos de tracción animal.
¿Minindustria?
Han crecido sus producciones que el diminuto calificativo le va quedando chiquito a esta base productiva no estatal, liderada en calidad de usufructuario por Reinaldo Cobo Hernández.
Más de 20 surtidos, tales como barras, cascos y mermelada de guayaba, y todos los productos derivados del tomate, distinguen a Ceballos Uno entre las cinco de avanzada en una veintena de minindustrias, en Ciego de Ávila.
Uno de los retos de ese grupo consiste en tributar parte de sus productos al pionero, de los cuatro polos agrícolas exportadores de Cuba. Liderado el primero de esos enclaves por la Empresa Agroindustrial Ceballos, ha logrado en el presente año el envío hacia el mercado europeo de aji picante, carbon vegetal, piñas y mangos frescos.
Y pese a la reciente tormenta local severa, que sacudió varias hectáreas de fruta bomba y mango, los compromisos exportables están en pie, por el potencial frutícola en el Sur de la geografía avileña, no afectado por el evento meteorológico.
Acerca del autor
Licenciado en Comunicación Social. Economista y periodista. Escribe sobre asuntos económicos, agropecuarios, de la construcción y la cultura. Multipremiado en concursos de periodismo, festivales de la radio y otros eventos. Atesora las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gomez García, los sellos Laureado y 50 aniversario del periódico Trabajadores, y la Moneda Conmemorativa 60 aniversario de la UPEC.