Ni con la entrada de la Covid-19 los colaboradores cubanos de la Misión Cultura en Venezuela abandonaron las comunidades, “cuando fue decretada la cuarentena social y voluntaria nos sumamos al personal de salud y los acompañamos en acciones de pesquisaje casa a casa y de apoyo a la logística”, afirma Orisel Chacón Hernández, su coordinadora nacional.
Comenta que como parte del protocolo de bioseguridad implementado por la Oficina de Atención a las Misiones Sociales de Cuba en Venezuela y la Misión Médica todos recibieron preparación acerca de la enfermedad y cómo protegerse para lidiar y vencer al peligroso patógeno.
Pero la flexibilización de la cuarentena los fines de semana, para niños, adolescentes y adultos mayores, les reabrió las puertas de sus escenarios naturales, “de lunes a viernes seguimos junto a nuestros compatriotas ayudándolos a detectar tempranamente cualquier manifestación de esta enfermedad y, los sábados y domingos volvemos con variadas ofertas culturales”, dice Orisel.
¿Es como un añorado reencuentro?
“Sí, consideramos que este es un momento de reinicio de las actividades de la misión, adecuado a la situación que impone la pandemia frente a la cual se vio tronchado el trabajo que veíamos realizando y responde perfectamente a los objetivos y las proyecciones para este 2020 contenidos en el Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela que este año está cumpliendo su XX aniversario”.
El presidente Nicolás Maduro Moro ha insistido en una flexibilización responsable, ¿cómo responden a ese principio?
“Aunque son actividades con un enfoque recreativo, incluyen mensajes educativos en materia de salud para reforzar las medidas dictadas por las autoridades gubernamentales y sanitarias del país en función de evitar la transmisión de la COVID-19, con énfasis en el distanciamiento social, el empleo del nasobuco, el lavado de las manos…
“De esta manera brindamos opciones a las familias venezolanas muy cerca de casa; sin procurar masividad, ese no es el objetivo, es sencillamente dar en la comunidad una opción de recreación sana, ordenada, como una posibilidad de distraerse después de tantos días de confinamiento y su impacto psicológico en esos segmentos poblacionales.
¿Con qué fuerza técnica cuentan para enfrentar la programación?
“A pesar de la reducción experimentada en la cantidad de colaboradores, en este momento son 35, todos están participando, de una manera u otra, en el proyecto. Muchos de ellos tienen facilidades para el clown y actúan como payasos, magos, en fin explotan la preparación que les da su condición de instructores de teatro con experiencias en la práctica del trabajo comunitario en Cuba y acá, lo que es una fortaleza para acometer esta tarea en las condiciones actuales.
“Nuestros colaboradores se desdoblan y hacen animación, juegos participativos, adaptaciones de cuentos populares, narración oral… y en el año de su centenario hemos utilizado obras del escritor, ensayista, periodista, poeta y humorista venezolano Aquiles Nazoa González, cuyos textos expresan los valores de la cultura popular nacional.
“También enfrentamos la programación desde el asesoramiento en el diseño de este tipo de actividades que permite multiplicarlas en zonas de difícil acceso, urbanismos, cerros, centros de aislamiento y de evacuados…, todo en estrecha articulación con el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, la fundación que nos representa, y los voceros y líderes comunitarios, que son garantes del orden, la disciplina y el cumplimiento de los programas sin descuidar los protocolos de bioseguridad”.
¿Cómo recibe la población estas propuestas?
“La familia se suma y hay una interacción que permite la socialización segura, romper un poco esas distancias que ahora marcan la cotidianidad, pues las áreas se convierten en espacios donde los vecinos vuelven a reencontrarse, a hacer vida de comunidad, con lo cual retoma fuerza el sentido de unión que promovemos mucho conscientes de que juntos todo es posible, juntos estamos enfrentando esta cuarentena y esta flexibilización y juntos venceremos y sobreviviremos.”
Así, la Misión Cultura en Venezuela viaja Corazón Adentro en tiempos de pandemia y deviene aliada imprescindible en el combate contra la enfermedad, el estrés y otros desórdenes psicológicos que genera el confinamiento social.