Afuera hay una pandemia que asecha. Adentro el sol se cuela fuerte. Pero hay una pareja feliz en medio de la amenaza de la Covid-19 y el sopor de la tarde. Están sentados como par de adolescentes, un poco aislados de los demás y ajenos a los juegos de dominó que se libran en medio del patio. Dionisio permanece al tanto de la pequeña radio que sostiene en la mano, mientras a su lado, Josefa parece entretenida.
Hace cerca de 11 años, Pipo y Mima, como se les conoce mejor a ambos, son un símbolo de amor en el Hogar de Ancianos Pedro Vázquez, de Holguín. Entre los pulcros pasillos de esa institución, donde permanecen a tiempo completo 112 ancianos, la pareja ha alimentado su complicidad y entendimiento, que ahora se hace más fuerte en tiempos de coronavirus.
Él tiene 81 años y ella 70. Hace apenas unos días llegaron a esas edades. Mima cumplió el 23 de marzo y Pipo el 24. Aún en estado de reposo y serenidad, sus temperamentos revelan la voluntad y energía de los Aries. “Vemos el noticiero todos los días para estar orientados”, puntualiza Mima, mientras Pipo asegura que “si nosotros ganamos la guerra en el 59, tenemos que ganarle a este virus también”.
Por las charlas médicas sobre la pandemia y la bendita manía de escuchar la radio, ambos saben que, junto a sus compañeros, pertenecen a un grupo de riesgo. Sin embargo, sus rostros reflejan confianza. Se saben salvaguardados por los médicos, enfermeras y asistentes. “Aquí nos dan de todo, nos cuidan. Él se siente bien y yo me siento bien”, afirma la dama.
Mima prefiere hablar de su día a día y de las medidas que toma para evitar el nuevo coronavirus. “Yo me levanto temprano, busco mi agüita caliente, me baño, lavo mi ropita y todo lo tengo en orden. De ahí voy a ayudarlo a él”.
La conversación de Pipo gira más en torno al amor. Dice que él estaba en el Hogar desde mucho antes de que Mima llegara, pero cuando ella entró, así flaquita y todo como estaba, él se enamoró y comenzó a conquistarla, a decirle cosas, aunque ella no las recuerde bien ahora, culpando pícaramente a los estragos del tiempo en la memoria.
Para que ese amor transcurra hermoso y despreocupado, todo un colectivo se desvive por mantener la higiene del Hogar, velar porque las visitas sean cortas y que quienes vengan a ver a sus ancianos se laven las manos con jabón e hipoclorito. También la vigilancia se eleva para detectar a tiempo si alguien tiene algún síntoma respiratorio y aislarlo.
Por eso, no solo Pipo y Mima saborean su tranquilidad. Cuando el día ha consumido más de la mitad de sus horas, el resto de los ancianos se reúnen, conversan, colocan las fichas de dominó con picardía, quizás porfían o se repiten historias de hace décadas.
Puede que en medio de su serenidad, no sepan que forman parte del 20,2 % de la población holguinera que pertenece a la tercera edad. Es posible que tampoco conozcan que el 5 % de esos adultos mayores viven solos en esta provincia. Pero de lo que sí están seguros es que todos, sin excepción, ocupan un lugar importante en la agenda gubernamental y serán protegidos contra viento y marea.
Afuera hay una pandemia que asecha, pero aquí, en el Pedro Vázquez, en medio de tantos años acumulados, de tantas canas y achaques, hay un sol fuerte que no quiere cederle su espacio al crepúsculo. Y en medio de ese atardecer, con ínfulas de aurora, el amor, como el remedio más antiguo para todos los males, recorre los pasillos hasta acurrucarse entre Pipo y Mima.
¡! GRACIAS,….POR TU MENSAJE ¡!
-1-
Sotomayor,…con su sencillez
al saludar a los matanceros
muestra al hombre sincero
que no piensa en el revés
al expresar la esbeltez
de su pueblo soberano
cuyos médicos cubanos
con espíritu altruista
luchan muy optimistas
contra el Covid tan malsano.
-2-
El Príncipe de las Alturas
oriundo de Limonar
desde su propio hogar
nos da aliento y compostura
andar con mucha cordura
tranquilos y no hacer viajes
cerrado también el garaje
disfrutando de la televisión
Soto,…es la mejor opción
¡! Gracias doy,…. por tu mensaje ¡!
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EL POETA YUMURINO
31 de Marzo de 2020