Si se analiza que cada año un millón y medio de personas que viven en los países en vías de desarrollo adquieren el virus de la hepatitis A por beber agua contaminada o al consumir alimentos preparados por personas infectadas que no tomaron las medidas higiénicas necesarias, surge una conclusión: Esta enfermedad de transmisión digestiva puede prevenirse con normas de higiene personal y de los alimentos.
La razón es sencilla. El virus de la hepatitis A se elimina en las deposiciones o excretas de las personas portadoras y enfermas, y si estas no se lavan las manos cuidadosamente después de ir al baño, pueden contaminar alimentos u objetos que posteriormente un individuo sano lleve a su boca. Ejemplos, cuando toca alguna fruta o vegetal que se coma crudo (es decir no pase por la cocción), los cubiertos, los juguetes de los niños o cualquier cosa que ellos lleven a sus labios, la transmisión puede producirse.
Los más vulnerables son los niños. Por costumbre, los pequeños suelen “probar” lo que tienen a su alcance y si el adulto que los acompaña es negligente en la limpieza de sus manos y está infectado, el virus se propaga.
Medidas para protegernos
La doctora Ana María Chalgub, especialista de primer grado en Salud Escolar y funcionaria del Centro Nacional de Prevención y Educación para la Salud, nos explica qué hacer para evitar adquirir la enfermedad.
“Cuando estamos en casa debemos hervir el agua que se utiliza para beber; limpiar muy bien con agua de calidad las verduras y frutas que se coman crudas; cocinar muy bien los alimentos; lavarse las manos después de ir al baño, y antes de manipular y consumir los alimentos.
“Es importante no consumir comidas callejeras, es decir si no conocemos su procedencia; exigir cuando las compramos que se cumplan las reglas de higiene, por ejemplo no aceptar que el vendedor las toque con las manos.
“También, hemos de tratar que los niños lleven el agua hervida a la escuela y educarlos en las medidas de higiene referidas”.
Ya en lo relativo a los lugares donde se manipulan alimentos, recomendó Ana María extremar estas medidas —que no difieren de las que deben adoptar en la familia— y otras específicas contempladas en las normativas sanitarias, entre las cuales están el tiempo entre la elaboración y consumo, la conservación, y la transportación e higiene en la venta de los productos.
Conocer sobre la enfermedad
Sabido es que existen diversos tipos de hepatitis (inflamación del hígado), mas la importancia de este que tratamos hoy es la gran cantidad de casos que se producen en el mundo, cuando realmente pueden ser prevenidos.
En Cuba es muy frecuente, y cada cinco años hace brotes cíclicos. En estos momentos nos encontramos durante uno de ellos. Esta enfermedad aprovecha los elementos climatológicos adversos (abundantes lluvias o la sequía) para su propagación y recordemos que nuestro país se ha visto afectado por ellos durante los últimos años. También suelen aparecer brotes de magnitud pequeña en escuelas, familias o comunidades.
Usted puede presumir que ha adquirido la enfermedad cuando presenta pérdida del apetito, decaimiento, orinas oscuras y deposiciones blancas. A veces aparece dolor abdominal fuerte y color amarillo en las mucosas; y en otras ocasiones puede transitar sin señales. Ante cualesquiera de estos síntomas es importante acudir al médico y cumplir estrictamente las medidas y tratamiento indicados.
Generalmente el facultativo indica reposo absoluto por un mes como mínimo y continuar las comidas habituales. Así se previene alguna complicación como la cirrosis hepática, que, aunque infrecuente por esta causa, pudiera presentarse.
Algo que todos deben conocer: una vez que se ha padecido la hepatitis A, produce inmunidad para toda la vida; si en otro momento esa persona presenta nuevamente este trastorno hepático será de otro tipo: B, C, E, etcétera.
(Publicado en la edición impresa de Trabajadores el 11 de diciembre del 2006)
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