Entre los regalos que el público asistente a las actividades de la 29 edición de la Feria del Libro en Camagüey puede recibir, se encuentra la oportunidad de dialogar con periodistas locales gracias a la realización, además, del Festival de la Prensa.
Por estos días, y como parte del evento teórico de la Feria, se desarrollaron paneles sobre los enfoques literarios a la hora de hablar de género desde la prensa y otras actividades creativas; sobre el periodismo de la Revolución y el cultural, así como la creación audiovisual que toma como fuente a la literatura.
Pero entre ellos, un momento que destacó fue el conversatorio, en la sede la Upec, con Adys Cupull y Froilán González junto a la presentación de su texto El asesinato del Che en Bolivia. Revelaciones. Allí se gestó una suerte de abrazo entre sus experiencias investigativas y las de periodistas camagüeyanos que pudieron ver y hablar con el Che.
Uno de esos suertudos fue Eduardo Labrada, periodista del semanario Adelante. Según contó, el Che visitó mucho al Camagüey anterior a 1976; en esos lares se adelantó a su tiempo y alertó sobre la unidad y la necesidad de la industrialización en la zafra azucarera.
Luego, Cupull y González, también doctores de la cátedra de Ética en la Universidad de Ciencias Pedagógicas de La Habana Enrique José Varona, e investigadores del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, agradecieron esa mirada al hombre que nunca conocieron en vida, pero que develaron a través de sus investigaciones.
“Siempre tuvimos un interés lógico por las grandes figuras de la historia cubana, comenta Froilán, pero llegar a Bolivia instaba por sí solo a investigar sobre la guerrilla del Che, una misión no pública que acometeríamos por la preocupación permanente de Fidel de nunca abandonar a sus hermanos”.
Comentaron sobre la posibilidad que tuvieron de recorrer cada rincón boliviano donde estuvo la guerrilla, contaron sobre las fuentes, a veces impensadas, que otorgaron datos necesarios. “Nuestra investigación nos llevó a preguntar de todo, sobre cada palabra que venía en el Diario del Che. Pero gracias a eso pudimos concretar la nueva edición del Diario del Che en Bolivia con aclaraciones de hasta los nombres típicos de la comida.
“Durante todos esos años de indagación, descubrimos a un pueblo boliviano solidario que preservó los lugares, los objetos personales que luego pudimos traer a Cuba, no solo del Che sino de sus compañeros también. Un pueblo que estuvo esperando para contar la verdadera historia, para decir de ese vínculo con Cuba que fue muy grande”, señaló Froilán.
Para Adys, fue “la oportunidad perfecta de conocer a ese pueblo, de quererlos más porque gracias a ellos, a los campesinos… a todos, pudimos descubrir la verdad; vimos al Che en Bolivia haciendo Revolución, a través de esas miradas, de cada anécdota. Y luego pudimos devolvérselos a través de las letras y el documental».