Poco después de que algunos diputados socialdemócratas de la oposición en el parlamento canadiense, varios sindicatos nacionales y locales, así como los partidarios del izquierdista Quebec Solidaire en la Asamblea Nacional de Quebec tomaron una posición (como informó Trabajadores), otro sindicato canadiense emitió un comunicado.
El 20 de noviembre, el sindicato canadiense de los trabajadores postales (Canadian Union of Postal Workers-CUPW), que representa a 54 mil trabajadores, declaró: “El CUPW condena golpe de estado en Bolivia”.
“El sindicato canadiense de los trabajadores postales (Canadian Union of Postal Workers, CUPW) está consternado al observar que algunos actores internacionales, entre ellos Canadá, el Reino Unido y Estados Unidos, aprueben un golpe de Estado en Bolivia, promulgado por un grupo de militares, policías y políticos de derecha.
Evo Morales, socialista, fue el primer presidente indígena de Bolivia. Sus políticas sociales sacaron a muchas personas de la pobreza, y dejaron un legado de empoderamiento y de mejoras para los indígenas y la clase obrera boliviana. Bajo su administración esa nación sudamericana adoptó una nueva Constitución laica en el 2009.
Las fuerzas de la derecha y los militares se negaron a reconocer la reelección de Morales en octubre del 2019, quien obtuvo una mayoría aplastante en la primera vuelta electoral, y forzaron su dimisión. Desde entonces, Evo Morales ha estado en el exilio, en México.
“Si bien fueron denunciadas ‘irregularidades’ en la elección, no han presentado ninguna evidencia de fraude electoral.”
Después de señalar la naturaleza racista y clasista de la violencia como resultado del golpe, el sindicato expresó su solidaridad con los sindicatos y movimientos sociales bolivianos. Y concluye de esta manera:
“El CUPW considera muy preciado el derecho a la libre determinación de los pueblos y nunca aceptará un golpe antidemocrático y violento en contra de la clara y evidente voluntad democrática del pueblo”.
Mientras en Canadá, la oposición al golpe de Estado está creciendo, ni el Gobierno canadiense ni los medios de comunicación capitalistas, que siempre apoyan la llamada “oposición” (leáse a favor de los Estados Unidos) como en Venezuela, parece que no tienen nada que decir.
Sin embargo, los trabajadores y los pueblos en Canadá están determinados. Ninguna fuerza, en ninguna parte del mundo, puede lograr que el pueblo convierta el movimiento antimperialista en un apéndice de la política exterior del Gobierno de Trudeau para América Latina y el Caribe.
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Acerca del autor
Arnold August, periodista y conferencista canadiense, es el autor de los libros Democracy in Cuba and the 1997–98 Elections (1999), Cuba y sus vecinos: Democracia en movimiento (2014) y Relaciones Cuba-EE.UU: ¿Qué ha cambiado? (2018). Es un colaborador de Trabajadores. Twitter: @Arnold_August FaceBook: Arnold August