Cargando...El fulminante despido o renuncia del controvertido John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, y su sustitución por Charles Kupperman, no vaticina próximos cambios fundamentales en la agresiva política exterior estadounidense. Más bien lo que se ha producido, por lo que se deduce, es tan solo un cambio de posta o un relevo de halcones.
Las contradictorias declaraciones del presidente Donald Trump, como las del belicoso Bolton, acerca de las causas del despido-renuncia, no son del todo convincentes por la identidad de pensamiento y acción existente entre ambos para lograr mediante una política de fuerza, sanciones, intimidación y amenazas, los hegemónicos intereses del imperio en el escenario internacional.
Aunque el actual ocupante de la Casa Blanca ahora se empeñe en señalar que su antes tan “querido asesor de Seguridad Nacional” actuó en varios conflictos de manera personal e inconsulta, o a sus espaldas, el camino que recorrieron juntos en la aplicación de la política exterior de la nación no confirma totalmente sus alegaciones, porque Bolton fue uno de los más favoritos y furibundos halcones que lo han acompañado en su Administración.
Con la anuencia de Trump el cesado ultraconservador funcionario, con un nefasto expediente en la guerra de agresión contra Iraq, se involucró de manera directa y creó muy graves tensiones en las relaciones de Washington con la República Popular Democrática de Corea, estimuló con toda su furia la agresión militar directa a Venezuela y a la República Islámica de Irán, las inhumanas sanciones económicas a Cuba y a Nicaragua, aprobó la presencia de tropas en el territorio de la República Árabe de Siria y acogió con gran entusiasmo los intentos israelíes de anexarse las Alturas del Golán.
Fue de los primeros en coligarse con Trump en el rompimiento del Tratado Nuclear con Irán y del Tratado de Misiles de Alcance Medio firmado con Rusia, que ha impulsado una nueva carrera armamentista con consiguientes peligros para la paz y seguridad mundial, y estuvo siempre en la primera línea de las provocaciones y las ilegales sanciones estadounidenses a Rusia y China, sobre las cuales mostró públicamente su belicista animosidad.
No es posible dejar de tener en cuenta que su expediente acumula el irrestricto apoyo también a George W. Bush en la invasión a Afganistán, y a todo lo largo de la campaña antiterrorista internacional lanzada por ese Gobierno tras los atentados del 11 de septiembre del 2001.
Ahora este furibundo halcón se marcha de la Casa Blanca con la frustración de no haber podido cumplir su anhelo de encabezar a los vetustos remanentes de la Brigada Mercenaria 2506 para “liberar a Cuba”, como infructuosamente lo pretendieron todos sus antecesores en el cargo.
No obstante, permanecen en el Pentágono otro poderoso grupo de agresivos halcones comandados por Trump.
Cambios, ninguno, son lobos de la misma camada. ¿y quién despide a Trump?.
Ninguna agresión contra otras naciones ni ningún reemplazo de bufones y payasos en la corte del Führer yanqui aliviará ni curará la condición impotente y condición de eunucos que padecen todos sus miembros comenzando por el jefe.